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Aldo no puede describir la felicidad que sintió cuando vio a un perro después de no convivir con uno en cinco años. El encuentro con el cachorro fue una de las maneras con las que este joven entró en contacto con la realidad, pues ha estado encerrado por un lustro en el Centro de Internamiento para Adolescentes Quinta del Bosque, en el Estado de México.
“Después de tanto tiempo sin ver a un perro, la verdad me gusta, llego y los apapacho. Es una conexión bonita, a lo mejor no es un ser que pueda decir: ‘Te quiero’, pero con sólo verte y que te lama es suficiente”, dice Aldo, uno de los beneficiarios del programa Dejando Huella, organizado por Reinserta.
Al menos una vez a la semana la organización ingresa al centro cinco perros para que puedan jugar con la población de Quinta del Bosque. El objetivo es que los adolescentes ayuden a educar a los animales para que sean puestos en adopción.
Reunidos en una cancha deportiva del centro de internamiento, alrededor de 25 jóvenes ríen y dan órdenes a los animales. “¡Sentado!”, le dicen a un cachorro al mismo tiempo que hacen un movimiento de mano para reforzar el mensaje.
En aproximadamente una hora y media, los internos enseñan a los cachorros cuándo se pueden levantar, acostarse, quedarse quietos, no jalar la correa, no separarse de su dueño, hacer del baño en un lugar específico y no destruir cosas.
Uno de los objetivos de Dejando Huella, además de enseñar a comunicarse, es que los adolescentes ganen dinero con lo aprendido durante el programa.
Los integrantes de Reinserta explican que estos ejercicios ayudan a los menores de edad en sus prácticas de socialización, con el objetivo de que les sea más fácil entablar relaciones, además de que se busca generar en ellos sentimientos positivos.
De igual forma, el programa Dejando Huella ayuda a los perros, pues se trata de animales que fueron recuperados o que no tienen hogar, por lo que al ser educados se abre la posibilidad de que alguna familia los adopte.
Reinserta busca principalmente que estos cachorros sean acompañantes de niños con autismo, de manera que el programa no sólo impacte en la vida de un recluso, sino en la del animal y en la de una persona con afecciones.
“Me siento muy bien, feliz de estar con los perritos, me late un buen estar con ellos, jugar con ellos.
“Ahora sí que me gusta estar con ellos para acariciarlos, enseñarles cosas nuevas y estar aprendiendo junto con los perros”, señala Fernando, otro joven interno en el centro.
La Quinta del Bosque es un área especializada que atiende a adolescentes de 14 años en adelante que cometieron delitos graves, como homicidio y secuestro.
Procesos que ayudan
Datos del Órgano Administrativo Desconcentrado Prevención y Readaptación Social (OADPRS) indican que hasta octubre del año pasado había mil 966 personas de entre 14 y 17 años recluidas en todo el país.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Fernando, quien lleva un año y medio encerrado, explica que actividades como la realizada por Reinserta sí lo podrían ayudar en su proceso de readaptación y así no reincidir en ningún tipo de crimen.
“La verdad sí creo que esto me puede ayudar, ahora sí que a portarme bien, permanecer con mi familia, ya no portarme mal, estar bien con toda mi familia”, dice.
Aunque antes de ser recluido no tenía mascotas, Fernando comenta que le gustaba cuidar a los perros de sus vecinos y que ahora tiene la oportunidad de revivir esas experiencias.
“Sentí un buen de felicidad cuando vi a un perrito, [alegría] de verlo por fin otra vez. Sí se siente mucha alegría de estar con ellos, me cambia la vida convivir con los animales”, relata.
Con una sonrisa en su rostro, y antes de despedirse, Fernando explica que Ramona y Dante son algunos de los perros con los que se ha encariñado, aunque no es frecuente que los vea porque Reinserta puede ingresar animales diferentes cada semana.
Van por generar empleo
Ricardo Daniel Palazuelos Rodríguez, adiestrador canino y responsable de una escuela y refugio para perros, colabora con Reinserta en el programa Dejando Huella.
El especialista explica que “el taller de adiestramiento canino ayuda a los chicos a recuperar toda esta parte de saber comunicarte con un individuo. Más allá de las palabras, con tu corporalidad, con tus intenciones, saber relacionarte. Poder generar sus propios ingresos a través de paseos caninos o adiestramientos”.
Palazuelos Rodríguez hace énfasis en que uno de los objetivos prioritarios de Dejando Huella es que los menores tengan la capacidad de cuidar mascotas y entrenarlas para que, al terminar su reclusión, tengan manera de ganar un poco de dinero.
“Enseñamos todo lo que es obediencia básica, ya que es esto lo que hay en la calle, lo que un cliente le puede pedir a los chicos.
“Un ejemplo que le digo a los chicos es que entrenar a tu perro es bastante fácil, pero no te van a pagar por hacerlo con el tuyo, sino por capacitar al chihuahueño que ya mordió a un vecino. Lo importante aquí es tratar de tener a todo tipo de razas”, detalla.
La convivencia entre internos y los animales es una vez por semana.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) es una de las instituciones que ha destacado el reto que tiene México en materia de reinserción social, especialmente porque la mayor parte de los adolescentes en reclusión no tienen un nivel de escolaridad elevado, por lo que podría afectar su acceso al mundo laboral.
Según información del Censo Nacional de Gobierno, Seguridad Pública y Sistema Penitenciario Estatales 2019 del instituto, el año anterior ingresaron al sistema penitenciario 2 mil 67 adolescentes, de ellos, 44% tenía estudios de secundaria; 34%, de primaria; 16%, de preparatoria, y el resto había cursado alguna carrera técnica, no había asistido a la escuela o no se identificó su grado académico.
De igual forma, en el documento Estadísticas sobre el Sistema Penitenciario Estatal en México, con datos de 2016, el Inegi advierte que sólo 43% de las prisiones del país impartieron actividades relacionadas con la certificación laboral.
Ante estos datos, Palazuelos Rodríguez remarca la importancia de tener actividades ligadas a ámbitos laborales dentro de los centros de internamiento para adolescentes, pues de esa manera disminuiría la reincidencia delictiva y los jóvenes en conflicto con la ley serían productivos para el país.
“Es algo que me gusta mucho. Es ayudar dos por uno: a los chicos, pero también a los perros.
“Algunos jóvenes me han dicho que desde hace años no ven a un perro y ahí te das cuenta del valor que puede tener esto para ellos.
“En el caso de los perritos rescatados, ayudamos con su adiestramiento. Una vez que son adiestrados, es mucho más fácil ponerlos en adopción”, dice.
Piden actuar en conjunto
El programa Dejando Huella es encabezado por Reinserta; sin embargo, también existe la colaboración de autoridades estatales y el apoyo económico de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés).
Saskia Niño de Rivera, directora general de Reinserta y cofundadora de esta organización social, aseveró que si México quiere mejorar la seguridad pública, es necesario pensar en las personas que se encuentran recluidas.
“Si vamos a hablar de seguridad nacional, si vamos a hablar de la seguridad de México, tenemos que entender que la reinserción y la prevención son claves”, asevera.
Pese a la necesidad de atender a los centros de internamiento para adolescentes, la defensora de derechos humanos admite las complicaciones que atraviesan las ONG para llevar a cabo sus actividades.
“La situación está delicada por las declaraciones que dijo del Presidente respecto a que no iba a haber apoyo para las organizaciones (...) Creo que eso debería ser un mensaje directo a la iniciativa privada respecto a que hoy más que nunca no podemos soltar el dedo del renglón, necesitamos poder trabajar y responsabilizarnos”, afirma.
Por último, Saskia Niño de Riveradestaca que los programas que dirige para adolescentes recluidos serán llevados a Nuevo León para incidir en la población penitenciaria que tiene entre 18 y 29 años.