Cancún.- La situación de los arrecifes en la región empeora, de acuerdo con los resultados del sexto reporte que mide la salud del , presentado hoy en Cancún, el cual revela que, de los mil kilómetros de barrera coralina que van de Quintana Roo hasta Honduras, sólo las porciones localizadas en Belice y Cozumel, presentan una condición favorable.

De acuerdo con el monitoreo hecho, por primera vez en 12 años, el Índice de Salud Arrecifal (ISA) en la región disminuyó, clasificándose como “malo”, con un puntaje de 2.5, cuando en los dos reportes anteriores -de 2014 y 2016- se había elevado a 2.8.

Entre las causas no sólo figura el cambio climático, sino la acción humana, a través de malas prácticas individuales y colectivas, incluida la de sectores como el turismo y el agrícola, sumado a un marco regulatorio débil y, en algunas materias, inexistente.

El reporte sobre el estado de salud arrecifal es elaborado desde 2008 por la iniciativa Healthy Reef for People Reef (Arrecifes saludables para gente saludable), que surgió en 2006 como un esfuerzo para promover la conservación del SAM, como se conoce a la barrera coralina más grande del Atlántico que se extiende a lo largo de las costas de Quintana Roo, en México; Belice, Guatemala y Honduras.

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Al igual que los anteriores reportes, el sexto estudio analizó la cobertura de coral vivo, la cobertura de macroalgas carnosas y la biomasa de peces comerciales y herbívoros, es decir su cantidad dentro del ecosistema arrecifal, en 286 sitios del SAM, con la participación de 82 monitores y 26 organizaciones.

Lo encontrado fue que el 16% del arrecife mesoamericano se encuentra en estado “crítico”; 46%, en mal estado; 29%, regular; 8%, malo y un 1% -representado por Cozumel y Belice- en muy buen estado, indicó la directora de Healthy Reef for People Reef, Melina Soto.

“La mayoría de los 286 sitios monitoreados (46%) ahora se clasifican como malos, frente al 37% hace dos años. Los sitios buenos disminuyeron del 13% en 2016 a 8% en este reporte 2020”, se indica en el estudio consultado por EL UNIVERSAL.

A partir de los resultados se establece un Índice de Salud Arrecifal (ISA) para cada país. El mejor rankeado fue Belice; México se encuentra “estancado”; Guatemala está “mal” y Honduras alcanzó el estado “crítico”.

“Los mayores descensos ocurrieron en Honduras, en donde los sitios buenos cayeron del 20% al 4% y los sitios críticos aumentaron del 6% al 15%”, se advierte.

En México, se monitorearon 99 sitios arrecifales en Quintana Roo; su ISA fue de 2.8, pero si se excluyera a Cozumel, que presenta mejores condiciones que el resto de corales en la entidad, el Índice caería a 2.5, colocando su estado de salud en “malo”, explicó Soto.

Sólo el 1% del arrecife en la entidad, se encuentra en “muy buen” estado de salud; el 9%, está catalogado como “bueno”; el 32% como “regular”; el 41% como malo; y el 17% como “crítico”.

Belice obtuvo el ISA más alto de la región y la única mejora, pasando de 2.8 a 3. Guatemala mantiene su índice en 2 y Honduras disminuyó el suyo de 3 a 2.5.

Melina Soto mencionó que en este nuevo reporte se cruzó el Síndrome blanco, una enfermedad que mata el tejido vivo de los corales y que afectado severamente la porción mexicana del SAM, desde mayo de 2018.

“La enfermedad mató a más del 30% de más de 20 especies de coral en México, en un año”, dijo y, posteriormente, respondió que el impacto en la mortalidad de cobertura de coral se verá reflejado en los próximos reportes.

Entre las principales amenazas que enfrenta el arrecife mesoamericano, se citaron el crecimiento poblacional proyectada; la falta de infraestructura de servicios, entre ellos, el tratamiento de aguas residuales y el drenaje; la vulnerabilidad del acuífero y la conexión que el acuífero subterráneo tiene con el mar.

“Es como el ying y el yang; de un lado se hacen bien las cosas, pero del otro, no”, comentó Soto, con referencia a las actividades que, desde tierra, afectan el agua del mar y, por ende, al ecosistema costero.

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En ese sentido, en un panel de especialistas que incluyó la presentación del Reporte 2020, el director general de la organización Centinelas del Agua, Alejandro López Tamayo, indicó que anualmente, en Quintana Roo, se vierten 684 millones de metros cúbicos de aguas residuales, de las cuales, 400 millones provienen de la industria turística y el resto de las zonas urbanas.

Entre las y los asistentes, la directora de Amigos de Isla Contoy, Catalina Galindo, recordó que, tan sólo en Cancún, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), admitió que la capacidad de sus plantas de tratamiento de aguas residuales está agotada, ante el nivel de sobredensificación de la zona hotelera.

La activista enfatizó que si el Fonatur se marcha de Cancún, como lo advirtió ya de concretarse el desarrollo de los proyectos Grand Island y Riu Riviera Cancún, la zona hotelera colapsaría y subrayó que aunque los hoteles tengan sus propias plantas de tratamiento, nadie revisa, ni constata, que su funcionamiento sea adecuado.

El tema cobra relevancia porque justo en Cancún se ubica el área natural protegida Parque Marino Nacional Costa Occidental Isla Mujeres, Punta Cancún, Punta Nizuc, que alberga una de las zonas arrecifales que, durante décadas, fue la más visitada de todo México.

El reporte sobre la salud del SAM-2020 se expuso en presencia de académicos, sociedad civil, investigadores, autoridades de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), con la ausencia del gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González y alcaldes de Cancún, “Mara” Lezama; Puerto Morelos, Laura Fernández; Isla Mujeres y Juan Carrillo, quienes representan municipios en donde los arrecifes están sometidos a una fuerte presión y enfrentan una aguda problemática.

Con excepción del gobierno estatal, representado por el titular de la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente (SEMA), Alfredo Arellano, los municipios ni siquiera enviaron a sus directores de Ecología o Desarrollo Urbano, para conocer la situación que padece el arrecife, motor fundamental del turismo, por su atractivo, sino por ser generador de las famosas playas, principal segmento que atrae a más de 20 millones de vacacionistas al año.

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