La administración de Claudia Sheinbaum es considerada una de las más violentas desde 1999, cuando se empezó a documentar la incidencia delictiva en la Ciudad de México. Estadísticas de la Procuraduría General de Justicia capitalina (PGJ) detallan que del 5 de diciembre de 2018 al 29 de mayo de este año, se han registrado un total de 730 homicidios dolosos por los que se abrieron 716 carpetas de investigación, superando en 10% el mismo periodo pero de hace 20 años, cuando se contabilizaron 587 víctimas.

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Un análisis realizado por la Policía de Investigación (PDI) durante esta gestión revela que las fronteras de la Ciudad son las más afectadas. Iztapalapa es el lugar donde más asesinatos se han cometido en los últimos seis meses, con 184 eventos; le sigue Gustavo A. Madero, con 131, y por primera ocasión, en tercer lugar aparece Álvaro Obregón, con 61 casos, por encima incluso de la alcaldía de Cuauhtémoc.

Se menciona también que la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, a cargo de Ernestina Godoy Ramos, resolvió apenas 40 casos en 100%, de acuerdo a un sistema de medición desarrollado por los propios investigadores, en el que se considera que una carpeta se completó al judicializarse y hay un detenido como presunto responsable.

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En el documento al que EL UNIVERSAL tuvo acceso se destaca que del total de muertes contabilizadas, 266 casos fueron por ajuste de cuentas, tipificación que por primera vez se registra en la estadística criminal.

Este dato refleja la lucha que sostienen las diversas bandas delictivas que operan en la capital del país por el control de las calles, la venta de droga, extorsión, invasión de predios y cobro de piso, entre otros ilícitos.

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También se refiere que 104 personas murieron por riña, y que en 99 casos el móvil fue el robo.

Del universo de muertes, en 529 homicidios se utilizaron armas de fuego; 87 asesinatos se cometieron con arma blanca, y 48 víctimas murieron por golpes. Llama la atención también que 83% de los occisos son hombres y 17% mujeres.

A manera de conclusión, el documento entregado a las autoridades federales y locales explica que los hechos violentos son resultado de la pugna entre las bandas de las estructuras dedicadas al narcomenudeo, destacando que el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) le ha ido ganando terreno a La Unión Tepito, a los de Tláhuac e incluso a La Anti-Unión Tepito.

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El CJNG, detalla la investigación, está haciendo una “limpia” de las agrupaciones más pequeñas. Al grupo se le adjudica la extrema violencia que deja decapitados, embolsados o encajuelados.

Sicarios chilangos

El análisis establece también el perfil de los asesinos. No encajan en el estereotipo de sicarios de la zona norte del país, pero sí tienen algo en común: según el estudio, la mayoría proviene de familias disfuncionales, son adictos a alguna droga y tienen antecedentes penales, es decir, conocen todo el sistema penitenciario y el proceso de la justicia en la Ciudad de México.

De los puntos que se destacan en los perfiles del victimario está que han ingresado a prisión por ilícitos como robo, lesiones, delitos contra la salud o extorsión; pertenecen a una clase media o baja y que tienen de entre 25 a 40 años de edad. Todos de hogares problemáticos y con familiares en prisión o con antecedentes penales.

Por tales motivos, buscan sentirse integrados y pertenecer a “grupos locales”, que luego son utilizados por organizaciones criminales más grandes para la distribución de drogas. El análisis explica que los factores que detonan la comisión de los homicidios dolosos son el fácil acceso a un arma de fuego y una mala iluminación durante las noches o madrugadas.

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También preocupa a las autoridades que un mayor número de mujeres, entre los 17 y 22 años, son ejecutadas.

Este fenómeno, según la procuraduría capitalina, se debe a que las jóvenes se relacionan con distribuidores de drogas al menudeo o sicarios y aunque son “víctimas ajenas” a la problemática, la relación sentimental les cuesta la vida o incluso, en el mejor de los casos, terminan en prisión y pagando condenas por pertenecer a esos grupos.

Auguran tiempos peores

Especialistas en temas de seguridad consideran que el aumento de los homicidios y ajustes de cuentas no corresponden a un reacomodo entre integrantes de grupos delictivos, sino más bien a un ajuste por el cambio de administración en la Ciudad de México.

Parte fundamental de la operación de estos grupos “consistía en la coordinación con mandos policiales, zonas de operación y protección a líderes criminales”, explicó el investigador Martín Barrón Cruz; mientras que el doctor en Sociología Criminal por el Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe), Daniel Cunjama, refirió que la problemática se puede agravar, pues el blanco son los jóvenes.

“Tenemos cada vez más jóvenes reclutados por la delincuencia organizada que están trabajando como sicarios y en otras posiciones dentro del crimen como halcones y son menores que pertenecen a clases medias y medias-bajas”, dijo.

Martín Barrón Cruz precisó que la situación que se vive en la Ciudad corresponde a una problemática que no fue atendida desde la administración de Miguel Ángel Mancera y que creció por negar que no operaban grupos de la delincuencia organizada en la metrópoli.

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