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Las redes sociales son cada vez más un arma poderosa de terroristas y extremistas para desestabilizar democracias, aprovechando el descontento social con mensajes que canalizan la ira de la gente, advirtió hoy el español Javier Lesaca, experto en comunicación de grupos radicales.
Lesaca, consultor e investigador de la Universidad de Columbia (EEUU) y uno de los mayores expertos en análisis de estrategias de comunicación de grupos extremistas, ofreció hoy una conferencia en Madrid sobre "los hackers" o ciberpiratas de las democracias.
En su ponencia, enmarcada en las jornadas de seguridad de las tecnologías de la información que organiza el Centro Criptológico Nacional (CCN) de España, Lesaca alertó del rédito que grupos extremistas de cualquier zona del mundo están sacando a las redes sociales.
El objetivo, según el experto, es cautivar con sus mensajes a unas poblaciones en occidente que están perdiendo confianza en sus instituciones y medios de comunicación.
Lesaca, autor del libro "Armas de seducción masiva", advirtió del auge que está experimentando el llamado cibermarketing aplicado al terrorismo, dados sus impactantes efectos sin enormes infraestructuras ni recursos.
Este tipo de estrategias, dijo, requieren prácticamente solo de dispositivos móviles e internet para la difusión de vídeos que se viralizan rápido y sus protagonistas son activistas incluso occidentales que pasan a luchar en nombre del Estado Islámico o junto a cualquier otro grupo extremista originado en cualquier lugar del planeta.
Los terroristas se aprovechan de las "vulnerabilidades" de los sistemas democráticos para hacer polemizar a sus ciudadanos en momentos de desequilibrios económicos, políticos o sociales mediante un bombardeo de mensajes automatizados con "ejércitos" de robots que hacen "resonar" sus contenidos como los antiguos tambores animaban a la guerra, explicó.
Estos grupos que irrumpen en las sociedades y conectan con la gente con sus estructuras de marketing comunicativo, detectan las vulnerabilidades de las sociedades para enfrentar opiniones e instigar a "la polarización" de ideologías o posicionamientos, indicó Lesaca.
Esto finalmente "acaba provocado desestabilización e inseguridad al enfrentar a la propia nación y a los cimientos mismos del Estado", concluyó.