Al alba, la tripulación y mecánicos delavión presidencial “José María Morelos y Pavón” TP-01 siempre trabajaban a marchas forzadas. Lo hacían desde la madrugada sobre la plataforma del Hangar Presidencial para garantizar que no hubiera fallas en los traslados del Presidente de la República dentro y fuera de territorio nacional.

La llamada siempre llegaba por la noche, un día antes. “Para conformar la gira del Presidente. La cita es a las 8:00 y la salida una hora después”, decía personal de la Presidencia de la República a los invitados que acompañarían al entonces presidente Enrique Peña Nieto en alguna de sus giras, nacionales e internacionales.

Para los periodistas, personal de seguridad, funcionarios de Presidencia e invitados, la dinámica de una gira nacional en el TP-01 era así: llegar una hora antes al Hangar Presidencial donde al ingresar cualquier visitante debía someterse a los filtros de seguridad. Ya en la sala de espera, estar atento al llamado de abordar.

En cada gira internacional, cada medio de comunicación pagaba los gastos de hospedaje, alimentación, seguro de vida, seguro médico y traslados en eventos oficial del reportero enviado.

gastosresendizok_1.jpgEjemplo de cotización de gastos pagados por medios en coberturas

Mientras se realizaba la espera, el invitado a la gira presidencial tenía que corroborar sus datos biométricos en un aparato especial operado por el Estado Mayor Presidencial donde, tras la lectura de huellas dactilares, aparecía la foto de la persona acreditada; los que viajaban por primera vez tenían que ingresar sus datos como nombre, adscripción, huella digital y fotografía que se tomaba ahí mismo.

Llamaban a abordar y un nuevo filtro de seguridad con un arco detector de metal y un bastón detector de metal era operado por personal del Estado Mayor presidencial.

Había que caminar 100 metros en línea recta a la escalera que llevaba a la puerta trasera del TP-01, un Boeing 787-8 Dreamliner; normalmente era la del lado derecho. Siempre se formaba una fila de militares a cada costado, como si hicieran una valla.

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Foto: Archivo / EFE

Al subir ya había personal de apoyo, sobrecargos del Estado Mayor Presidencial -la mayoría mujeres-, que fueron adscritas desde alguna de las áreas de seguridad federal como el Ejército, Fuerza Aérea, Marina o Policía Federal, y que contaban con dominio de idiomas, capacitación armada y antiterrorista.

Casi siempre, el presidente Peña Nieto llegaba al Hangar Presidencial en un helicóptero de la Flota Aérea Presidencial que salía de Los Pinos, normalmente con su equipo más cercano.

Los secretarios de Estado arribaban al hangar una hora antes, por tierra. El Presidente subía al avión y se cerraban las puertas para iniciar la operación de despegue.

Se desarrollaba el vuelo y al aterrizar en algún aeropuerto había un convoy de camionetas de pasajeros que era escoltado por el Ejército, Marina y
Policía Federal, que se trasladaban al evento presidencial, donde al concluir se abordaban los mismos vehículos para llegar al aeropuerto y regresar a la Ciudad de
México.

El interior del José María Morelos y Pavón consta, de adelante hacia atrás, de una cabina de pilotos, una zona de descanso para dos personas, luego una cabina para 14 personas, ocupada siempre por la escolta de “Marte”, nombre clave del Presidente de la República, o de “Acuario”, como se definía a la Primera Dama.

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Foto: Instagram

Enseguida estaba la cabina presidencial, donde el Presidente de la República desempeñaba sus labores durante los trayectos; un espacio para 28 asientos distribuidos en siete gabinetes con dos asientos de frente con otros dos.

Había una mesa al centro y televisiones de plasma que se guardan en los descansabrazos. En una esquina se ubicaba el asiento del Presidente.

Seguía un camarote para uso exclusivo del Presidente, el cual cuenta con un pequeño escritorio y un sillón para tres personas, un privado con una cama y una caminadora plegable y un baño completo con regadera.

En la parte posterior se ubica un área para prensa, seguridad y personal de asistencia, que suman 48 lugares distribuidos en ocho filas, cada una con seis asientos divididos por dos pasillos. Al final hay una cocina y esa zona cuenta con tres medios baños.

Sus interiores y acabados son muy similares a los aviones nuevos de cualquier línea comercial.

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Foto: Archvio / Cuartoscuro

En total el nuevo avión presidencial cuenta con 80 lugares, 20 más que el Presidente Juárez que ha pasado a ser dentro de la flota aérea presidencial, el TP- 02.

Se trata de un avión cómodo. A diferencia de su antecesor, Avión Presidencial “Presidente Juárez”, el “José María Morelos y Pavón” es más cómodo debido al tamaño de los asientos y el espacio entre uno y otro, además de mucho más silencioso, pero más frío durante vuelos nocturnos.

BUNKER AÉREO EN EL TERREMOTO DE 2017

Aquel 19 de septiembre, mientras en el Hangar Presidencial preparaban el vuelo a Oaxaca -durante las semanas previas el Presidente había volado en repetidas ocasiones a ese estado, Chiapas y Tabasco, entidades golpeadas por un sismo a inicio de mes-, el mandatario encabezaba la ceremonia luctuosa por los terremotos de 1985 en la Plaza de la Constitución. Los pasajeros y periodistas estaban citados a las 09:00 horas, pero hubo un retraso.

Casi a las 12:00 horas, el TP-01 emprendió el vuelo y a punto de aterrizar en la Base Aérea Militar Número 2, en Tuxpetec, detuvo el descenso y se elevó.

Eran más de las 13:00 horas. Dio varias vueltas a esta región. A las 13:30 horas, el vocero del Gobierno de la República apareció en la cabina de periodistas, estaba alarmado. “Vamos a regresar, hubo un terremoto”, soltó y se fue.

Un minuto después, el Presidente de la República apareció en la cabina, tenía el rostro desencajado, preocupado, duro; “regresaremos a la Ciudad de México, hubo un sismo muy fuerte y hay muchos edificios colapsados, en la zona de la Condesa, La Narvarte, en el sur”, dijo y regresó a su lugar.

En ese vuelo lo acompañaban los secretarios de la Defensa Nacional, de Marina, de Gobernación, y el responsable de Protección Civil del Gobierno de la República.
Desde el aire, con la tecnología del moderno Boeing 787-8, -con autonomía de 16 horas de vuelo y telecomunicaciones-, el Jefe del Ejecutivo operó los primeros minutos del terremoto del 19 de septiembre de 2017, teniendo a su lado a sus jefes militares y al encargado de la política interna del país.

Al llegar a la Ciudad de México sobrevoló durante unos minutos y después de dirigió a la Base Aérea Militar Número 1 de Santa Lucía. Ahí descendió, el Presidente de inmediato abordó un helicóptero para atender el desastre. Eran casi las 16:00 horas.

avionpresigabinete_1.jpgFoto: Archivo / Presidencia 

EL PRESIDENTE EN PELIGRO

En la madrugada del 5 de marzo de 2015, el anterior avión presidencial TP-01 “Presidente Juárez” volaba de Aberdeen, Escocia, a Gander, Canadá, donde abastecería combustible para después continuar a la Ciudad de México, pero algo falló.

Durante una tormenta de nieve, el “Presidente Juárez” había perdido dos válvulas de combustible. Por decisión presidencial, la aeronave continuó su itinerario a fin de que el Ejecutivo cumpliera una serie de compromisos con países de Centroamérica y El Caribe en Mérida.

La aeronave voló bajo, cerca de aeropuertos de Canadá y Estados Unidos para eventualmente realizar un aterrizaje de emergencia. Al concluir esa gira, el avión “Presidente Juárez” estuvo 30 días en mantenimiento en Estados Unidos.

LOS PRIMEROS VIAJES INTERNACIONALES

Sólo entre el 3 de febrero de 2016 y el 31 de julio de 2018, el “José María Morelos y Pavón” realizó viajes internacionales a Alemania, y Dinamarca -en abril de 2016-, donde fue escoltado por aeronaves de combate de ambos países al ingresar a sus respectivos espacios aéreos.

En junio de 2016 viajó a Canadá para la participación del Presidente en la Cumbre de Líderes de América del Norte en Ottawa -antes visitó Quebec y Montreal-; de ahí voló durante más de 12 horas hasta el sur de Chile para participar en trabajos de la Alianza del Pacífico, en Puerto Varas.

Ese mismo julio, viajó a Washington donde se encontraron los presidentes de México y Estados Unidos; para el 29 de julio fue a Argentina para Visita de Estado del Presidente de la República; en octubre fue a Colombia; y en noviembre a Cuba, Perú, Francia y Estados Unidos.

En enero de 2017 se programaron viajes para estados Unidos y República Dominicana; en junio a Colombia; en julio a Alemania y Francia; en octubre a China, Belice y Vietnam; y en diciembre nuevamente a Francia.

En marzo de 2018 viajó a Chile, mientras que en abril a Perú y Alemania.

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