Miguel Ángel Medina Lara se presentó en la Casa de la Cultura del municipio de Acayucan, Veracruz, para compartir en un taller de teatro dos de sus pasiones: la pintura y la actuación. Sin embargo, encontró la muerte.

Mike, como lo conocían, tenía 21 años, era miembro de la comunidad LGBTTTI, trabajaba en una papelería y estaba preparándose para entrar a la Escuela Nacional de Arte Teatral (ENAT): quería ser actor y montar sus propias obras. También aspiraba a ser modelo.

Pero el viernes 8 de agosto sus sueños fueron cancelados.

Por la noche, salió del taller y no llegó a casa, por lo que su familia lo reportó como desaparecido. Al día siguiente, localizaron su cuerpo semidesnudo y apedreado contra una lápida en el panteón municipal, a menos de 100 metros de la Casa de la Cultura. De acuerdo con primeras versiones, Mike también fue abusado sexualmente.

“Él era muy inteligente, nunca molestó a nadie. En la fiscalía están investigando, lo único que nos comentan es que por los indicios se trata de un crimen de odio”, dice Marisela Villanueva, tía de Mike, en entrevista con EL UNIVERSAL.

Afirma que las autoridades trabajan para descartar asalto, ya que su mochila se encontró intacta, con las pertenencias aún guardadas.

De acuerdo con el Observatorio Nacional Contra los Crímenes de Odio y el colectivo Soy Humano A.C., el caso de Mike es considerado el crimen por orientación sexual e identidad de género número 17 registrado en Veracruz, uno de los estados más violentos para la comunidad LGBTTT.

La organización labora con registros desde 2012, pero sus integrantes dicen que la Secretaría de Seguridad Pública de la entidad aún no reconoce sus cifras y nunca las ha recibido.

“La parte jurídica le corresponde a la fiscalía (...) Vamos a exigir que se investigue conforme el artículo 144 constitucional del Código Penal de Veracruz, en el cual hay varias causales agravantes para que sea considerado crimen de odio”, explica Jaziel Bustamante, coordinadora del Observatorio.

Nadie vio nada. En la distancia que divide la Casa de la Cultura de Acayucan del cementerio Gregorio Vidal, en la calle Melchor Ocampo, también se encuentran oficinas de Bomberos y de Protección Civil del estado. Frente al centro cultural hay un laboratorio clínico y a unos metros, una tienda de autoservicio. Sin embargo, no hay testigos.

“Nadie vio nada (...) Del lado de Bomberos hay cámaras de vigilancia de la ciudad, pero no sirven. El laboratorio y la tienda tienen sus propias grabaciones, ya solicitamos permiso para poder acceder a ellas”, cuenta Marisela.

Además explica que no tienen sospechas de los conocidos de Mike. Sin embargo, la zona donde ocurrió el homicidio tiene antecedentes: hace cuatro años —según cuenta— un joven también fue asesinado y meses después se registró el caso de una perra que murió tras ser golpeada y violada.

Por el momento, la familia de Mike Medina espera que las autoridades investiguen a fondo para encontrar al responsable.

No descartan el apoyo que han recibido de la ciudadanía y mediante redes sociales para movilizarse en caso de no obtener resultados por parte de la fiscalía.

“Él era muy dulce y educado. Por eso la indignación, porque sabemos que era un hombre bueno.

Ahora sólo esperamos que las autoridades investiguen, porque no queremos que a nadie más le ocurra algo así”.

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