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Un Zancukit cuelga de uno de los árboles que Gabriela Meneses plantó en su hogar, ubicado en La Paz, Baja California Sur. El vaso de plástico contiene huevecillos de mosco inyectados con wolbachia, bacteria que inhibe el contagio de zika, dengue y chikungunya.
La finalidad de este esfuerzo, encabezado por el World Mosquito Program (WMP) y la Secretaría de Salud del estado, es disminuir el riesgo de brotes de estas enfermedades.
Ruy López Ridaura, titular del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece), asegura a EL UNIVERSAL que este método es muy prometedor, pues busca sustituir a las poblaciones de mosquitos aedes aegypti por moscos (hembras) infectados con wolbachia, lo que los hace inmunes a infectarse de los virus para que así no puedan transmitirlos a los seres humanos.
“De esta manera es imposible que el dengue, zika y chikungunya lleguen al humano. Si podemos sustituir 100% de la población de mosquitos aedes, pararíamos los contagios de estas afecciones que dañan a los mexicanos. Habría mayor control de las diferentes enfermedades”, explica.
En la Ciudad del Recreo, conocida como Fidepaz por los paceños, Juan Barrera, integrante del World Mosquito Program en México, revisa los zancukits mientras comenta que la wolbachia es una bacteria natural e inofensiva que se encuentra en 60% de los insectos. Afirma que es segura para los seres humanos, animales y medio ambiente, además de que investigaciones del WMP han mostrado que al introducir la bacteria en los mosquitos aedes aegypti se reduce la transmisión de afecciones virales.
“El método consiste en criar y liberar zancudos con wolbachia que se reproducirán con zancudos locales. En pocos meses, la mayoría de los mosquitos serán seguros y no transmitirán enfermedades a los humanos”, indica.
El biólogo precisa que cada cápsula tiene 200 huevecillos de mosquito con wolbachia, alimento de harina de atún y carbón activado para las impurezas.
La cápsula, explica, se introduce en un vaso de plástico al que se le agrega medio litro de agua, se tapa y se cuelga en un lugar con sombra, con la finalidad de que más huevecillos eclosionen y se conviertan en moscos adultos con la bacteria.
Especialistas explican el funcionamiento del Zancukit.
“En el vaso hay cuatro orificios por donde saldrán los mosquitos. Una vez que colocamos la cápsula y el agua, lo tapamos y colgamos.
“En cuatro días, de la cápsula saldrán las larvas, y en otros cuatro días, las pupas, para dar pie al mosquito adulto que saldrá por los hoyos. Como ya son moscos seguros, cuando se reproduzcan con los silvestres, la descendencia tendrá wolbachia”, expone.
Ciencia al servicio de la comunidad
En el insectario de La Paz, Laura Escobosa, gerente del proyecto para el World Mosquito Program en México, relata que hace 15 años el investigador y ahora director del programa, Scott O’Neil, descubrió que la bacteria wolbachia disminuye el tiempo de vida de los mosquitos, por lo que comenzaron los intentos por introducir la bacteria en el aedes aegypti y con ello reducir el número de contagios.
“Era muy difícil. Imaginen que tienen un globo y deben pasar una aguja sin que se reviente, no es sencillo, pero lo logró y se dio cuenta de que no sólo reduce la vida del mosquito, sino que inhibe la transmisión de dengue, zika y chikungunya.
“Ahora están por determinar los papers científicos que también funcionan contra la fiebre amarilla”, expresa.
Australia fue el primer país en implementar el método wolbachia, “conforme se ve que es exitoso, se lleva a otros países. En un inicio se llamaba Eliminate dengue, pero cambió porque se sabe que ataca otros virus”.
México es el doceavo país en replicar el método. Por primera vez el WMP forma alianza con un gobierno estatal para la liberación de mosquitos “seguros” en dos polígonos de La Paz.
Se prevé que en 2020 se liberen en toda la ciudad.
El Zancukit tiene huevecillos infectados de wolbachia.
La investigadora puntualiza que en este proyecto no hay alteraciones genéticas, sólo se introduce la bacteria en el mosquito: “No hay recombinación genética, hay un proyecto que se hizo en Brasil, que por hacer manipulación genética, al paso del tiempo mutó y el mosquito se volvió más fuerte y no cumplía con el método”.
Laura Escobosa destaca que este proyecto es autosustentable, puesto que al hacer una liberación y criar mosquitos seguros por diversas zonas, no es necesario liberar más con wolbachia: “Hay proyectos con ánimo de lucro, pero liberan machos con wolbachia y aquí la poderosa es la mujer, es la que pica. Si el macho tiene wolbachia, pero la hembra no, los huevos que nacen son inviables y deben hacer más liberaciones. En nuestro caso, los huevos infectados son de hembras y las crías nacen con la bacteria”.
El objetivo del World Mosquito Program es proteger a 100 millones de personas de enfermedades transmitidas por mosquitos para 2023.
Amparo García Quiroz, subdirectora de Servicios de Salud a la Comunidad en La Paz, detalla que el próximo año iniciará la tercera fase del proyecto y se espera que, además de esta ciudad, se liberen mosquitos con wolbachia en otras localidades de mayor afluencia, como Los Cabos.
“Este esfuerzo es bueno, porque antes habíamos llegado a la parte del control y de la prevención de enfermedades transmitidas por vector con muchas limitantes, sólo tratábamos de evitar las epidemias, pero con esta metodología las palabras prevención y control se unen, y esperamos los mejores resultados”, menciona.
Ruy López Ridaura, director del Cenaprece, adelanta a esta casa editorial que entidades como Nuevo León y Guanajuato están interesadas en replicar el programa, y que una vez que se revisen los resultados en Baja California Sur, se podrían sumar estados como Tabasco, Veracruz y Sinaloa, que tienen diferentes climas, pero ya con mayor inversión federal.
Laura Escobosa, gerente del World Mosquito Program.
“En La Paz, además del WMP, tuvieron recursos locales que permitieron la construcción de un insectario para producir los huevos de los mosquitos con wolbachia y qué bien, porque es importante tener la capacidad nacional de producción. Desde Cenaprece vemos viable ir probando el programa en otros sitios, Nuevo León está interesado, y vamos a ver si se puede en Veracruz o Tabasco. Antes de pasar a una inversión federal, [buscamos] acompañar el próximo año dos o tres proyectos piloto y con base en eso tomar decisiones”.
Para Laura Escobosa, el WMP es un trabajo muy interesante, no únicamente por la innovación que implica, sino porque es una manera de aplicar los conocimientos científicos para el bienestar de la sociedad.
“Lo que más amo del programa es que la ciencia se aplica en beneficio de la salud del ser humano, te sientes como superhéroe, al poder ayudar a alguien y trabajar por brindar una mejor calidad de vida a la gente desde esta trinchera, que es la ciencia”, dice.
*Este artículo es parte de la serie de publicaciones resultado de la Beca de periodismo de soluciones de la Fundación Gabo y las Solutions Journalism Network gracias al apoyo de la Tinker Foundation, instituciones que promueven el uso del periodismo de soluciones en Latinoamérica.