Tras registrarse como candidato presidencial por la coalición Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador extendió una mano “abierta y franca” a sus adversarios, y prometió que no habrá represalias, ni persecución, ni destierro para los actuales integrantes del poder económico y político del país que –afirmó- serán derrotados en las elecciones del 1 de julio.
En el patio central del Instituto Nacional Electoral (INE), ante unas 400 personas, entre ellos integrantes de sindicatos mineros, López Obrador dio un discurso en el que declaró enfáticamente que se necesita justicia y no venganza, ya que sostuvo que no odia a nadie y desea con toda “el alma” lograr el renacimiento económico, social, político y moral de México.
“He dicho muchas veces y repito ahora que buscamos el cambio por el camino de la concordia, este es el momento de volver a extender la mano abierta y franca a nuestros adversarios, a quienes ni siquiera consideramos como enemigos.
“De nueva cuenta manifestamos a los integrantes del poder económico y político del país que no les guardamos rencor y les aseguramos que tras su posible derrota en 2018, en este año, no habrá represalias, ni persecución, ni destierro para nadie”, expresó.
El tabasqueño, quien por tercera vez busca competir por la Presidencia de la República, recitó también una estrofa del himno de Chiapas para reiterar que hace a un lado el odio: “que se olvide la odiosa venganza, que termine por siempre el rencor, que una sea nuestra hermosa esperanza y uno solo también nuestro amor”.
“En las nuevas circunstancias, nuestros adversarios tendrán que entender que ningún grupo, por importante y poderoso que sea, podrá seguir conspirando contra la paz social en beneficio propio, nada ni nadie puede valer más que el bienestar y la felicidad de nuestro pueblo”, expresó.
Durante su discurso que solo duro 25 minutos, el precandidato a la candidatura presidencial por Morena-PES-PT, lanzó reglas y compromisos que echará a andar si gana las elecciones de 1 de julio.
Uno de sus compromisos fue someterse a la revocación del mandato cada dos años, a través de una consulta ciudadana en la que se preguntará si quieren que siga en la presidencia o que renuncie a ella.
“En la democracia debe regir la máxima que el pueblo pone y el pueblo quita”, sostuvo.
Sus otros compromisos que ha reiterado en distintas ocasiones fue que habrá un auténtico estado de derecho (elecciones libres y limpias); acabar con la corrupción, impunidad y con los lujos en el gobierno; salarios dignos y trabajo bien remunerado; convertir al país en una potencia y ejemplo mundial fortaleciendo el mercado interno para ser autosuficiente; atender las causas que desataron la violencia y actuar con profesionalismo para garantizar seguridad, que calificó como el problema más difícil de resolver y, finalmente, elaborar y divulgar una Constitución moral.
“No solo buscamos el bienestar material sino también el bienestar del alma. Solo siendo buenos podemos ser felices”, indicó.
vkc