Ciudad Victoria.— El hallazgo del cuerpo de una mujer, envuelto en una cobija y amarrado a un “diablito”, atemorizó a los vecinos de la colonia Del Pueblo, en Tampico, Tamaulipas.

Fue la mañana del sábado 3 de agosto cuando la intensa movilización de agentes policiales y de “hombres vestidos de blanco” atrajo la atención de todo el barrio: se trataba de personal de Servicios Periciales. En cuestión de horas la sorpresa fue aún mayor, cuando se supo la identidad de la persona asesinada: Nataly “N”.

La joven vivía muy cerca del sitio donde encontraron su cuerpo, era la menor de tres hermanas, tenía 28 años y tres hijos. Era madre, hermana, mujer.

El impacto del asesinato de Nataly fue mayor entre la población desde que se confirmó que fue su propia hermana, Marina “N”, la responsable del homicidio, además de torturarla y cometer abuso sexual.

“Yo creo que quisieron hacer pasar su muerte como algo provocado por un grupo de malos (…) por eso envolvieron su cuerpo en una cobija y le pusieron cinta”, comentó uno de los habitantes del sector a un reportero local.

Esta persona, como muchos vecinos, coincidió en opinar que casi nadie creía que Marina hubiera cometido el crimen sola, que fuera la única que le arrebató la vida a su hermana.

De forma extraoficial se supo que la joven tenía fractura en el cráneo y piquetes con arma blanca.

Los testimonios de la gente que se filtraron a la prensa local indican que, presuntamente, desde hace un mes, Nataly había recibido amenazas de Marina y de otra de sus hermanas. Sin embargo, hasta el momento, para las autoridades solo existe una asesina.

El miércoles 7 de agosto la Procuraduría General de Justicia de Tamaulipas (PGJT) informó que Marina “N” fue vinculada a proceso por los delitos de homicidio calificado y violación de su propia hermana.

Más de uno. Al irse conociendo los detalles de la historia, diferentes personas reaccionaron en redes sociales y en el vecindario, la mayoría coincidió en que la pareja sentimental de Marina y una tercera hermana habrían participado en el asesinato de Nataly.

“Estuvieron con ella días antes. ¿Por qué las autoridades los detuvieron y luego quedaron libres?”, cuestionó una de las personas que prefirió mantener su identidad en el anonimato.

“Es horrible lo que hizo [Marina], ojalá nunca salga libre”, reiteró la misma persona.

Sobre el comportamiento y personalidad de Nataly, vecinos y conocidos han coincidido en describirla como una buena persona, una mujer positiva, noble y amable con quienes la rodeaban.

“No podemos creer la forma en que la mataron”, “No pudo haberlo hecho una sola persona”, fueron otros testimonios que surgieron, de entre quienes la conocieron.

Nataly, según contaron sus cercanos, era una mujer dedicada a sus hijos, a quienes deseaba sacar adelante en la vida. En contraste, a sus hermanas las consideran como “personas malditas”.

Aunque nadie conoce el paradero actual de los hijos, personal de la Procuraduría del DIF Tampico explicó a EL UNIVERSAL que en los casos donde están involucrados menores y no hay un familiar cercano, de inmediato les llaman para su intervención. En esta ocasión no sucedió eso, porque sí hubo familiares cercanos a los niños.

Hasta el momento, sólo Marina se encuentra tras las rejas en el penal de Altamira. El juez de Control estableció prisión preventiva por el tiempo que dure el proceso, y seis meses de plazo para el cierre de la investigación complementaria.

Por parte de las autoridades hay hermetismo total en torno a lo sucedido el 3 de agosto. Mientras, en la colonia Del Pueblo aún predomina la consternación entre los vecinos, porque que la muerte y la crueldad cobraron víctimas ahí.

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