La explosión de la toma clandestina de Pemex, en el municipio de Tlahuelilpan, Hidalgo, dejó daños y pérdidas por 85.6 millones de pesos, además de 194 huérfanos, no sólo de la región, también de Michoacán y Guatemala, afirmó la jefa del Departamento de Estudios Económicos y Sociales del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), Karla Méndez Estrada.

Al participar en el foro Riesgos Asociados al Manejo de Combustibles, a un año del evento de Tlahuelilpan, organizado por el CENAPRED, la funcionaria expuso las implicaciones de la tragedia desde la perspectiva económica y social.

Entre las lecciones que dejó el evento, está el combate contra el “huachicol”, a través de un Sistema de Comando Unificado y la comunicación con la población sobre el riesgo de estas prácticas, señaló por su lado, Oscar Zepeda, experto en Gestión Integral de Riesgo de Desastres y en Sistemas de Información Geográfica.

En su exposición, Zepeda comentó que tras la ocurrido en la comunidad de San Primitivo, en Tlahuelilpan, se registraron otras explosiones por tomas clandestinas, pero “sin muertos, lo que significa el establecimiento de protocolos para proteger a la población”.

El gerente de Transporte de Ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex), Carlos Mancilla Ortiz, señaló que Pemex toma muchas decisiones en pocos minutos para cerrar tomas clandestinas y salvaguardar a la población.

“Fugas, derrames, incendios o explosiones son accidentes por mal manejo de combustibles, que dejan lesiones en sobreviviente o les cuesta la vida, expuso la subdirectora de Riesgos Químicos del CENAPRED, Cecilia Izcapa, durante su participación en el foro.

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