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El ex priísta Jaime Rodríguez Calderón tiene 60 años, es ingeniero agrónomo fitotecnista por la Universidad Autónoma de Nuevo León, y seguidor de los Tigres de la UANL, pero su verdadera pasión es el beisbol.
El hoy candidato a la Presidencia de México por la vía independiente practicó desde muy chico el llamado Rey de los Deportes, principalmente en dos posiciones: pitcher y shortstop. Su sueño era ser beisbolista profesional y jugar en las Grandes Ligas.
Ama al equipo de su estado natal, los Sultanes de Monterrey, y goza de ir a ver un partido en el estadio con una cerveza bien fría en la mano.
Es el cuarto de 10 hijos y es originario del ejido Pablillo, en el municipio de Galeana, a 230 kilómetros al sur de la zona metropolitana de Monterrey.
Su amor por los caballos le vino desde que su padre y su hermano mayor cabalgaban libremente todos los días. Desde muy pequeño tuvo su primer caballo, uno de madera, que no cambiaba por nada, “ni por una bicicleta”.
“Vivo con los caballos, me siento un caballo, creo que soy un caballo libre, bronco, atrevido, persistente, terco, constante, pero responsable, me gusta respetar a la gente y que me respeten, me enoja la injusticia, y me encabrona que la autoridad no resuelva, es parte de mi carácter”, señalaba El Bronco en entrevista con EL UNIVERSAL en el año 2015.
Militó 33 años en el PRI y fue diputado local y federal, y alcalde de García como tricolor. Es hábil y ocurrente con la mente. Mal hablado y dicharachero. Siempre de botas, sombrero y su inconfundible chaleco. Padre de siete hijos. Es impulsivo y atrabancado. Sólo cuando visita la Ciudad de México y tiene alguna reunión importante se pone traje y corbata.
Rodríguez Calderón tuvo una infancia dura y con muchas carencias. Su madre hacía quesos que él iba a vender en los alrededores. También tuvo que vender palomitas en los juegos llaneros de béisbol de su natal Pablillo, e incluso ofrecía jícamas y naranjas con chilito. Además, trabajó acarreando agua, des- yerbando en la labor, piscando maíz, y cuidaba los animales.
El propio gobernador con licencia contó que de niño él tenía un amigo, Rubén Darío Bernal, y sus papás eran dueños de una tienda y reconoció que llegó a “carrancearse (robarse) algunos gansitos y napolitanos, y los padres de su amigo se lo permitían debido a la cercana amistad que compartían. Al paso de los años, el propio Rubén hasta un libro biográfico le escribió.
Su familia es grande, y uno de sus mayores motores y fortaleza es su madre, Basilisa Calderón viuda de Rodríguez. Sus padres pudieron mandar a la universidad a sus hijos y todas sus hermanas son maestras, otro de ellos es contador público y como él, otros tres son ingenieros.
En sus ratos libres le gusta montar a caballo, disfrutar con sus dos hijos y platicar con su esposa. Vive de su rancho, produce plantas de ornato, pinos, encinos, cedros, anacahuitas, huizaches, mezquites. Cosecha alfalfa, maíz, manzana, nuez, higos y uvas. Además, cuenta que tiene 60 yeguas, cuatro sementales, y su favorito: el caballo negro, El Tornado.
Todos sus hijos tienen caballos; Emiliano (su hijo más pequeño y a quien le dicen Bronquito) tiene un poni que se llama Fu; Victoria tiene un caballo que se llama Fefe; Alex tiene un equino al que le puso El 44; Valentina tiene dos yeguas: Lluvia y Tormenta. El caballo de su esposa se llama El Mezcal.
Sus creencias y el boom de las redes para campaña. Una característica que pocos saben de él es que es muy creyente, se encomienda mucho a Dios y a la Virgen de Guadalupe cuando tiene presiones o un problema, incluso en la etapa final en busca de la candidatura presidencial acudió a la Basílica de Guadalupe junto a su familia.
Una de sus pasiones y que pocos conocen es cocinar para sus hijos y su esposa. De sus comidas favoritas están los mariscos y, en especial, las tostadas de camarón y el aguachile, así como las carnitas, el machacado y la fritada de cabrito.
El Bronco encabezó la Broncomanía en Nuevo León en 2015, y revolucionó la forma de hacer campañas.
Pese a que no tenía recursos para financiarse decidió hacerla a través de las redes sociales y tan sólo en su Facebook tiene 6 millones de seguidores. En su campaña hasta le adaptaron un éxito norteño llamado “Debajo del sombrero”, del cantante Leandro Ríos El Penco”, que se convirtió en su himno de guerra.
Parteaguas independiente. Jaime Rodríguez Calderón, mejor conocido como El Bronco, ya tiene un lugar en la historia de México.
El domingo 7 de junio de 2015 es una fecha que la sociedad de Nuevo León nunca olvidará, pues ese día los neoleoneses le dieron una lección a los partidos políticos, votaron y, de manera contundente, eligieron al primer candidato independiente de la historia de México como mandatario estatal.
Ese día, El Bronco comenzó a tener relevancia pública a nivel nacional. Su personalidad se volvió un fenómeno gracias a las redes sociales, que se transformaron en su voto duro para llevarlo al estrellato, pues más que gobernador de Nuevo León en aquel año, parecía un rockstar.
El Bronco no podía caminar ni dos metros en la calle o alguna plaza comercial, sin que la gente se le acercara a saludarlo o a pedirle una foto.
La euforia de su triunfo electoral, aplastando con 48.8% al PRI y al PAN, lo convirtieron en gobernador electo. Pasaron 52 días desde su victoria y Rodríguez Calderón tuvo su primera cita importante en la Residencia Oficial de Los Pinos para entrevistarse con el presidente Enrique Peña Nieto.
Aquel 29 de julio de 2015 tomó el primer vuelo comercial para viajar de Monterrey a la Ciudad de México: “Venía nervioso, tenso, no sabía cómo lo iban a tratar en Los Pinos”, narra una persona cercana a Jaime, como le dicen sus amigos.
El encuentro estaba programado al filo del mediodía, y una de las primeras preguntas que le hizo el Presidente de la República al verlo, fue: “¿Cómo le hiciste para ganarnos?”. Esa pregunta rompió el hielo y arrancó una sonrisa entre ambos políticos.
En aquel encuentro, El Bronco le habló de usted al Presidente, con respeto. Y ahí le dijo: “Mire Presidente, las cosas que usted haga bien por Nuevo León yo se lo voy a reconocer, pero voy a señalar las que no. Voy a ser una persona honesta y le doy mi palabra que así va a ser”.
En respuesta, el Jefe del Ejecutivo federal le extendió la mano y le dijo: “Ándale pues mi Jaime, Nuevo León tiene un amigo Presidente”.
Se cayeron bien de inmediato y las personas cercanas a Jaime Heliodoro describen que desde ahí surgió una “muy buena” relación entre ambos y fue la primera de varias reuniones que tuvieron en la Ciudad de México y en las giras que el presidente Peña Nieto realizó a Nuevo León mientras El Bronco fue gobernador.
Hoy, El Bronco es el quinto candidato a la Presidencia de la República que avaló el Instituto Nacional Electoral (INE). Sin embargo, su candidatura está en medio de la polémica, porque primero el órgano electoral le negó su registro debido a que no alcanzó el umbral de apoyos necesarios, a pesar de que había entregado más de 2 millones de firmas. El órgano electoral sólo le validó 835 mil 511 firmas y las restantes presentaron inconsistencias. Además, encontró irregularidades en sus ingresos y egresos.
No obstante, el hombre originario de Nuevo León impugnó y de último momento, ya iniciada la campaña, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) revocó la decisión del INE y le ordenó que lo registrara debido a que no se le respetó su derecho de audiencia y, además, le perdonó la presentación del total de las más de 866 mil firmas necesarias para su registro.
Esta candidatura unificó en su contra a casi toda la clase política, puesto que consideró que no debería estar en la boleta después de las inconsistencias presentadas y acusó que solamente generaba incertidumbre en el proceso electoral.