Conocer y aplicar técnicas de respiración, aprender las ventajas del “abrazo de mariposa”, superar estrés, traumas y afrontar crisis tras un fenómeno natural como el sismo del 19 de septiembre de 2017 fueron algunos de los objetivos de un taller para los trabajadores por el que la Secretaría de Cultura (SC) pagó 400 mil pesos a una empresa con la finalidad de dar tranquilidad ante el miedo surgido luego del movimiento telúrico.

En respuesta a una solicitud de información vía Ley de Transparencia, la Secretaría de Cultura detalló a EL UNIVERSAL que el viernes 6 de octubre de 2017, dos semanas después del sismo de magnitud de 7.2, pagó por el curso denominado “Aprender de las adversidades y reconstruir los vínculos” al Corporativo MS, la cantidad de 400 mil pesos en el marco de los recursos destinados para la reconstrucción y al que acudieron 200 trabajadores, por lo que el precio por cada uno de los asistentes fue de 2 mil pesos.

Como informó este diario en octubre del año pasado, a pesar de que los dictámenes encargados por los dueños de los edificios y por las propias instituciones de cultura aclaraban que no había daños estructurales, trabajadores del sector cultural se negaban a volver a sus sitios de trabajo porque consideraban que esos dictámenes no eran fiables. Empleados del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Secretaría de Cultura, que agremia a personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y del Centro Nacional de las Artes (Cenart) se negaban a regresar a las oficinas de Reforma 175 —que alberga a unas mil personas—, a la Torre de Investigación del Cenart, al Conjunto Aristos —donde laboraban mil 200 personas del INAH que fueron reubicadas finalmente en Córdoba 45— y al edificio de La Nacional, del INBA. Alegaban que no había las condiciones de seguridad para resistir otro siniestro.

Entonces, la secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, dijo que se respetaría la decisión de quienes no iban al trabajo por miedo, que no se obligaría a nadie. Aunque se hicieron mínimo tres dictámenes, todavía en noviembre empleados sostenían que había daños estructurales.

Por la cantidad de 400 mil pesos que se erogó por el taller “Aprender de las adversidades y reconstruir los vínculos” al Corporativo MS, se pudieron haber pagado 4 mil 527 salarios mínimos, comprado 28 mil kilos de tortillas, 80 mil boletos para viajar en el Metro, o haber adquirido 5 mil 333 kilos de pechuga de pollo, de acuerdo con cálculos basados en precios oficiales.

La Secretaría de Cultura detalló que ese taller tuvo el objetivo de que los servidores públicos de la dependencia y sus organismos sectorizados “adquieran la sensibilidad sobre el modelo de interacción que deben tener como parte de la comunidad organizacional y sean capaces de comprender y superar la manera en que los sucesos críticos impactan su ser y en su quehacer público”.

El taller, que se realizó en un hotel de cinco estrellas ubicado en Paseo de la Reforma, inició el viernes 6 de octubre a las 9 horas, donde se presentaron los participantes y señalaron sus necesidades; mientras que de 9:30 a 9:40 horas hubo una sesión de respiración.

Con base en al temario entregado, a las 10 y durante media hora después los empleados conocieron las técnicas de “qué y cómo enfrentan las personas una situación de desastre natural, en términos de bienestar psicológico: principales consecuencias y fases de la vivencia de una experiencia traumática”.

Durante otros minutos, de las 11 a las 11:30 hubo otra sesión de respiración. De las 12 a las 12:30, los trabajadores de Cultura observaron un video sobre la resiliencia e hicieron un ejercicio vivencial sobre un acto que estuviera relacionado con “la capacidad para la reconstrucción personal”.

De la 13:50 a las 14 horas tuvieron otra sesión de respiración e inmediatamente conocieron y practicaron “el abrazo de la mariposa”, una técnica que se utiliza en tratamiento de problemas de síndrome de estrés postraumático.

A partir de esa hora y hasta las 15 horas, cuando terminó el taller, hubo una actividad que se llamó “Recuperación del proceso”.

Lo curioso es que con taller y todo, seis meses después aún no regresaban todos los trabajadores a sus oficinas, es el caso de muchos de los que laboran en el edificio La Nacional.

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