Con el despliegue de la Guardia Nacional en la frontera sur para contener el paso de migrantes y con la imposibilidad de éstos para subir a La Bestia, traficantes de personas reactivaron la ruta marítima que abarca las costas de Chiapas y Oaxaca, la cual se había dejado de usar por el alto riesgo que representa intentar entrar a territorio mexicano por mar abierto, según autoridades migratorias consultadas.

El pasado 11 de octubre naufragó una lancha en la que presuntamente viajaban 17 personas, de las cuales 11 eran africanas. El accidente, en el que cuatro sujetos perdieron la vida y uno está en calidad de desaparecido, reveló que la ruta marítima se ha convertido de nuevo en la alternativa migrante para llegar a Estados Unidos.

Fuentes del Grupo Beta, perteneciente al Instituto Nacional de Migración (INM), informaron que durante el rescate del tercer cuerpo los pescadores oaxaqueños les revelaron que desde hace varias semanas han visto lanchas hasta con dos motores que llevan personas y navegan a orillas del Océano Pacífico. Lo anterior también ha sido advertido por la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca.

Según testimonios de migrantes africanos recabados por EL UNIVERSAL, traficantes ofrecen el trayecto por altamar por mil 600 y hasta mil 900 dólares por persona. Los viajes parten por la madrugada de distintos puntos de Puerto Madero, Chiapas, y se realizan en lanchas W25, conocidas como tiburoneras.

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Las embarcaciones, saturadas hasta con 25 extranjeros, recorren más de 300 kilómetros por mar abierto, sin las medidas de seguridad necesarias y sin considerar el estado climatológico. Además, buscan llegar a pueblos de Oaxaca, como Cachimbo o Aguchil, en San Francisco Ixhuatán, para surtir combustible y continuar por Rancho Salinas, Trejo, Conchalito, Guadalupe o Rincón Juárez, todas comunidades pesqueras del municipio de Santa María Tapanatepec.

Algunos traficantes de personas llegan hasta Salina del Marqués o San Mateo y Santa María del Mar, e incluso a Huatulco, donde es menor la vigilancia de las autoridades.

Para el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, activista por los derechos de los migrantes, el naufragio de los africanos es responsabilidad de los polleros, que trafican con los migrantes y a quienes ven como mercancía y no como seres humanos. Comentó que vuelven a usar la vía marítima, que es peligrosa y que se hizo mediante “redes de corrupción” desde hace muchos años.

Explicó que los migrantes están atrapados en dos agendas: “La primera es la que les ofrece el gobierno de México: quedarse por un periodo de seis meses en el país para evitar conflictos severos con Estados Unidos y que se afecte la economía mexicana. La segunda es la arriesgada propuesta de utilizar la ruta marítima de Oaxaca”.

Las muertes de antes. El naufragio en el que murieron ahogados al menos cuatro africanos la semana pasada no es el primero de esta ruta de muerte.

Hace algunos años, los pescadores de Chiapas y Oaxaca reportaban con regularidad naufragios de pequeñas lanchas en las viajaban hasta 30 personas en medio de los altos oleajes provocados por los vientos de esta región.

En junio de 2000, causaron la muerte de 23 guatemaltecos en la bocabarra de San Francisco: “Una ola levantó la lancha y la hundió”, dijo un sobreviviente. Siete años más tarde, otra lancha con 17 migrantes se hundió en la misma zona, con un saldo de 15 muertos.

Las de ahora. La madrugada del pasado 11 de octubre, dos embarcaciones partieron de Puerto Madero. Una se accidentó aproximadamente a las 7:00 horas, cuando se acercó demasiado a la bocabarra entre Paredón y Puerto Arista. Se presume que el motor se atoró en una malla de pescadores y que la embarcación fue embestida por una ola que arrojó a los migrantes al agua.

El testimonio de cuatro sobrevivientes, originarios de Cuba y África, que fueron auxiliados por habitantes de la comunidad de Allende, señala que en la embarcación viajaban 17 extranjeros: ocho se entregaron, cuatro siguieron su camino, otros cuatro se ahogaron y sus cuerpos ya fueron recuperados. Sólo una persona está desaparecida.

El primer cuerpo localizado fue el de Emmanuel Cheo NGU, originario de Camerún. Horas después, el mar arrojó el cadáver de otro migrante no identificado. Un tercero apareció la tarde-noche del sábado 12 de octubre, pero fue recuperado dos días después, en la comunidad pesquera de La Línea, Oaxaca. Ayer fue localizado un cuarto cuerpo a las orillas del mar abierto de la Agencia de Santa Cruz, perteneciente al municipio de San Mateo del Mar.

A pesar del naufragio en la bocabarra entre Paredón y Puerto Arista, horas después otra embarcación con una veintena de migrantes partió de Puerto Madero. Según ciudadanos de Camerún, pese a los riesgos, buscan llegar a Estados Unidos para reunirse con familiares.

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