Disminuido legislativa y políticamente, casi en la quiebra financiera, así está el Partido de la Revolución Democrática (PRD) desde julio pasado y tras la nueva sangría de diputados de sus filas concretada el martes, se suma, además, el desánimo.

En su mejor periodo, entre 2006 y 2009, llegó a tener 125 diputados; hoy, apenas cuenta con 11 (de última hora, uno de los diputados “rebeldes”, Raymundo García, de Guerrero, decidió quedarse), apenas los necesarios para un equipo de futbol, pero sin reservas.

En 2006 tuvo 29 senadores —aunque cedió tres al Partido del Trabajo (PT) para que formara su bancada—, hoy tiene cinco y está en riesgo de extinguirse el grupo parlamentario perredista, si se va otro legislador.

El inmueble del partido, antes bullicioso por el personal y la actividad, luce semivacío. Ángel Ávila, integrante de la Dirección Nacional Extraordinaria (DNE), que conduce ahora al PRD, ataja: “Con nuestros diputados nos alcanza para un equipo de futbol y para alcanzar cosas importantes, no sólo eso, sino para reposicionarnos.

“Decía un compañero: ‘Pocos pelos, pero bien peinados’. Preferimos la congruencia política, no veo un tema de números.

“Con una bancada tan pequeña nos reditúa más la congruencia política y tener una sola posición en los temas. Esto lo vamos a cosechar en el mediano plazo, la gente se va a dar cuenta de que hacemos lo que decimos y no andamos en la esquizofrenia de que una parte dice sí y otra dice no”.

Ángel Ávila casi festeja la reciente salida de los legisladores perredistas que prefirieron votar con Morena y seguir con ese partido su proyecto personal.

“Mejor que se fueron hoy, dejándonos dos años al PRD para preparar una elección y poder convencer a la mayoría de los ciudadanos de que es una opción de izquierda verdadera”, aseveró.

Horizonte poco prometedor. El escenario no es optimista. De 5.2 millones de afiliados en su padrón de 2014, validado ante el Instituto Nacional Electoral (INE), no votaron por ese partido, ni sus militantes. La realidad arrojó sólo 2.9 millones de sufragios, por lo que el padrón está en depuración.

Financieramente la situación no es mejor, está en números rojos. Ahí sí se ven —a diferencia de la crisis legislativa o electoral— señales de saneamiento, a cuenta gotas. Diciembre pasado fue el mes clave para poner orden en sus finanzas, aunque el esfuerzo se opacó por la mala administración de recursos en los estados, lo que le generó multas electorales millonarias.

En el último mes de 2018 logró liquidar a casi la totalidad de los empleados del Sindicato Unión de Trabajadores del PRD, que le generaban compromisos millonarios cada mes, de los que ya se ha liberado.

El pasado lunes terminó la relación laboral con casi otros 30 integrantes, y ha recontratado sólo a unos pocos, pero la nómina ya no es un problema, informó Ávila Romero.

Las señales de recuperación se aprecian en algunas decisiones financieras. Entre el 14 y el 26 de diciembre pasado el PRD logró por primera vez realizar pagos “voluntarios” por 19 millones de pesos al INE, para liquidar seis multas pendientes.

A fin de año, según información de Manuel Cifuentes, responsable de finanzas del PRD, se habían saldado las principales deudas con proveedores y resuelto juicios civiles.

Además, en enero se dejó de pagar la nómina de 25 integrantes del extinto Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y ahora son únicamente cinco integrantes en su nueva Dirección Nacional Extraordinaria (DNE), quienes por estatuto no cobran percepciones. Cada uno tiene una secretaria y se eliminaron casi 200 puestos, entre subsecretarios y estructura.

En unos meses el PRD prevé mudarse de vuelta a su primera casa, un edificio de tres pisos, en Monterrey 50 —sede del Partido Mexicano Socialista (PMS), que dio el registro para la fundación del sol azteca—, pero que es la metáfora de su realidad, pues no puede ya pagar la renta de un inmueble de ocho pisos como el que hoy ocupa y que luce semivacío.

Pero esa mejoría alcanzada por medidas financieras de emergencia choca con la realidad de los pasivos y las multas que enfrenta el partido.

El lunes 19 de febrero el Consejo General del INE le impuso una nueva sanción —que puede impugnar en tribunales— por 57 millones 89 mil pesos, por irregularidades cometidas, sobre todo en los estados.

En materia de impuestos el PRD arrastra saldos pendientes desde 2017, año en que dejó de pagar impuestos a Hacienda.

Las auditorías más recientes aplicadas por el INE, entre agosto y diciembre pasados, arrojan que el PRD tiene 284 millones 746 mil pesos pendientes al fisco. 

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