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México aún no está en la fase 2 de contingencia por el nuevo coronavirus (Covid-19), pero tanto el recién creado Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) como el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) enfrentan serios problemas para atender la demanda creciente de posibles casos.
De acuerdo con información obtenida por EL UNIVERSAL, el Insabi reconoce que “trabaja a su capacidad instalada” y no dispone en este momento de equipo médico para dar atención a la población que pudiera verse afectada por el escenario global derivado de la presencia actual y futura del Covid-19 en el país.
Incluso, advierte que “si el tema de [la enfermedad] llega a una fase 3 (…) requerirán [adicionalmente de] 150 ventiladores, 200 monitores y 245 oxímetros de pulso”, porque los que opera actualmente, subraya el instituto, están siendo empleados a plena capacidad.
El director del Insabi, Juan Antonio Ferrer Aguilar, envió una solicitud a la Unidad de Inversión de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) el pasado 11 de marzo para solicitar 145 millones 200 mil pesos —a ejercer inmediatamente— a fin de obtener equipamiento para la atención de emergencia epidemiológica del coronavirus, que incluye estos equipos.
En dicha solicitud obtenida por este diario, el funcionario detalló que estos equipos “serán distribuidos a las entidades federativas del país, considerando las unidades médicas del IMSS Bienestar, ISSSTE y de la Secretaría de Salud, para hacer frente a las necesidades derivadas de la pandemia y al perfil epidemiológico de la población.
El equipo será concentrado por el Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece) y será distribuido conforme se desarrollen los casos de Covid-19 en las unidades médicas de los estados.
Hasta ahora, el Insabi dispone de 8 mil 104 ventiladores metálicos, 13 mil 624 monitores de signos vitales y mil 697 oxímetros de pulso. Por ello, advierte que si la epidemia llega a una fase 3 se adecuarán diferentes espacios médicos para atender a la población afectada, al tiempo que se requerirán de estos equipos, por lo cual es importante prevenirse con la adquisición de dichos instrumentos sanitarios.
En México, agrega el documento del Insabi, la vigilancia epidemiológica del Covid-19 se enfoca principalmente en la detección inmediata de casos importados o autóctonos, con la finalidad de prevenir la propagación del virus en la población. A su vez, el INER reconoce que “actualmente se tiene un déficit de equipos de más o menos 70% y un rezago acumulado que sobrepasa 200% de los equipos necesarios”, porque no se invirtió para adquirirlos.
Elizabeth Riqué Martínez, directora de Administración del INER, revela en el estudio costo-beneficio del Programa de Adquisición de Equipos Médicos e Instrumental 2020 Ismael Cosío Villegas, que 87% de los bienes han excedido su vida útil, pero funcionan a pesar del grado de obsolescencia y un evidente estado de desgaste, como equipos de emergencia o para utilizar partes que puedan servir de refacciones.
Puntualiza que en 2018 no se autorizaron programas de adquisición, por lo que el requerimiento de bienes se trasladó para el ejercicio del año siguiente (2019). Sin embargo, en el ejercicio del año pasado únicamente se compró el equipo de entrega menor a 90 días, lo que corresponde a menos de 50% del originalmente registrado.
Por ello, también solicitaron a la SHCP 240.2 millones de pesos a ejercer para 386 equipos.