Óskar, un perro mestizo, deambulaba hambriento por un mercado de Cuautepec en la alcaldía Gustavo A. Madero en Ciudad de México. Se detuvo en un puesto de pozole para buscar alguna sobra de alimento que llevarse al hocico, pero fue recibido con un balde lleno de aceite hirviendo.

En la misma demarcación, Janette, una perrita de la raza alaska, sufrió una terrible agonía cuando sus dueños le sacaron un ojo con una varilla y, escapando por debajo de una reja, se arrancó gran parte del pelaje quedando su lomo al rojo vivo.

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Óskar es un perro al que le vertieron aceite hirviendo mientras buscaba alimento en un mercado de Coacalco, al norte de la capital del país.

En la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial de la Ciudad de México (PAOT) se han presentado 4 mil 78 denuncias que involucran perros, gatos, aves y otros animales de 2008 a 2017, indican datos obtenidos por EL UNIVERSAL vía solicitud de transparencia. Las alcaldías con más denuncias interpuestas ante la PAOT, con más de la mitad de los registros son, en este orden, Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Cuauhtémoc, Benito Juárez y Coyoacán.

Samuel León, abogado experto en legislación animal, explica que en la capital se está viviendo un cambio, sobre todo en las nuevas generaciones que consideran más grave el problema del maltrato animal. “Ahora es visibilizado, ahora se habla de él, ahora se puede lograr una denuncia”, señala.

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Lo anterior, aunado a que las autoridades han implementado aplicaciones para los celulares, una línea telefónica y redes sociales que facilitan la denuncia de casos como el de Copo de Nieve, una pequeña perra color blanco, que fue rescatada de un hombre en situación de calle que realizaba un acto de zoofilia; o Bam Bam, un pitbull color miel, que tenía en el cuello un bulto del tamaño de un melón del cual le escurría sangre. De este herida ya está curado, pero arrastra secuelas y miedos de las peleas a muerte que tenía con otros animales, organizadas por su antiguo dueño.

Óskar, Janette, Copo de Nieve Bam Bam viven ahora juntos, con otros 39 perros, 31 gatos y un loro en el albergue de la asociación civil Protección del Perro Callejero. Es un hogar temporal, donde supuestamente esperan a ser adoptados, aunque la mayoría lleva ya años.

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Los perros son los que tienen los registros más altos en las 3 mil 349 denuncias hechas ante la PAOT. Maltrato, venta ilegal y hacinamiento son algunos de los hechos que figuran en los expedientes.

La cifra de denuncias en las que es mencionado un perro creció 7,112% al pasar de 16 casos en 2008 a un total de mil 154 en 2017.

“El problema de los perros en la calle es el termómetro que nos dice qué tipo de sociedad y personas irresponsables tenemos”, señala Artemio Maya, fundador del albergue.

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El telefóno del sitio suena diariamente entre 10 y 15 veces. Lo más común es que sean dueños de perros y gatos que quieren abandonar sus mascotas, ya que se van a cambiar de casa o dicen tener una persona enferma.

Secuelas del maltrato

Aldo, un perro color gris, vomitaba y defecaba sangre cuando lo encontraron. Estaba muy débil y tenía el rostro lleno de cicatrices de un pasado que no sólo marcó su cuerpo sino también su comportamiento. Era usado como sparring de otros perros de pelea, a las que salía con el hocico amarrado e imposibilitado para defenderse.

Tras seis años de tratamiento su salud física mejoró, pero no su confianza. Aún se muestra agresivo con los demás perros y los humanos. Su jaula está cubierta para que no vea a nadie, ya que el contacto con otros animales le dispara la agresividad.

Nena, una perrita que fue rescatada con tres cachorros, tenía una oreja mutilada, el cuello lastimado y una puñalada en la pata. Desde hace 14 años espera ser adoptada, pero tiene mucho miedo a los seres humanos y, en cuanto detecta que se acerca algún desconocido, opta por alejarse y buscar refugio en su casa.

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La visualización de la violencia hacia los perros es por el hecho de que son las mascotas más comunes y la facilidad de acceso a ellos hace que veamos más maltrato, explica la doctora Claudia Edwards Patiño de la organización no gubernamental Human Society International México. De acuerdo con ella, existen dos tipos de impactos que se pueden medir y observar en animales que han sido maltratados. Uno es la parte física, que en los casos más graves los puede dejar lastimados de por vida. El otro impacto es el psicológico.

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“Los animales tienen miedo, se estresan, tienen angustia, de hecho puede haber casos de animales con estrés postraumático”, indica. También pueden tener cambios de conducta que los llevan a la depresión, por lo que necesitarán tratamiento con un especialista para salir adelante.

Crueldad con los gatos

Gatos a los que les cosen la boca y los ojos a los meses de nacidos, rescatados de ataques a balazos, torturados con clavos en sus patas. Estas son algunas de las formas de maltrato y tortura que han visto en el refugio.

Solavino es una gatita que llegó llorando a la puerta del albergue. Al llevarla al veterinario se percataron que estaba “en los huesos”. Estaba embarazada, pero sus tres crías murieron dentro de ella. Hubo que realizarle una cirugía para sacarlos y así evitar que falleciera. Lleva ya seis años esperando ser adoptada.

En la PAOT se tiene el registro de 224 denuncias en hechos que involucran gatos en el periodo analizado. La cifra se disparó 1000% al pasar de cuatro denuncias en 2008 a 48 en 2017.

Mucha gente cree que no hay maltrato en gatos porque en el día casi no salen, pero en la noche sí se pueden observar a muchos de ellos que están en situaciones de abandono y de maltrato peores que las de los perros, refiere Guadalupe Guerra, la directora de la asociación ProPerro.

México es más empático con los perros porque todavía hay mucha gente que cree que los gatos son animales de mala suerte y que se convierten en brujas, asegura Claudia Edwards.

“Los casos con gatos tienden a ser más crueles, como por ejemplo cuando los queman vivos. Esto sucede constantemente”, señala.

En los registros de denuncias en la PAOT también se refieren a otros animales. Un coyote maltratado en una manifestación, caballos que fueron usados para dar paseos en un parque, un tigre siberiano en exhibición en un restaurante y un chimpancé que fue torturado.

Homologación de la ley sobre animales

Samuel León explica que en México no se considera a los animales como titulares de derechos, pero su bienestar —entiéndase, sus necesidades básicas— sí es un bien que el derecho protege. “Entonces en la Ciudad de México [con la Constitución local], se dio un paso importante cuando se consideró a los animales como seres sintientes”, destaca en entrevista.

En la Carta Magna local se estableció que los animales deben recibir trato digno, y que toda persona “tiene un deber ético y obligación jurídica de respertar la vida e integridad” de los mismos.

En dicha redacción se considera a los animales en una categoría distinta a la de cosas, si bien no con la misma categoría que las personas, sí son seres sintientes. Es decir, tienen un bienestar que limita la libertad de acción de los seres humanos sobre ellos, en temas como la propiedad, la investigación científica, el entretenimiento y las manifestaciones religiosas.

Para León, es necesaria la creación de una ley, ya sea federal o general, sobre bienestar animal que aplique en todo la república para estandarizar la legislación.

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