Faltan tres días para la Navidad y Azucena, de 42 años, no sabe si recibirá las festividades decembrinas con empleo. El jueves presenció el despido de 90 de sus compañeros del Servicio de Administración Tributaria (SAT) en la Ciudad de México, contó a EL UNIVERSAL.

Temerosa de que revelar su nombre la coloque en la lista de los despedidos, cuenta con tristeza que lleva trabajando 12 años en la dependencia y lo que más la impresionó fue escuchar las voces de sus compañeros implorando por sus empleos.

“Yo escuchaba que los mandaban a llamar de Recursos Humanos y muchas de mis compañeras imploraban por sus trabajos, decían que eran madres solteras o que eran el único sostén de sus familias, otra dijo que estaba a cargo de su mamá. Es muy triste, tristísimo. Están recortando parejo, a cualquiera le puede tocar”, contó.

Trabajadores del SAT han comenzado a protestar frente al presidente Andrés Manuel López Obrador. Lo hicieron muy temprano en Palacio Nacional: una mujer lo abordó en el aeropuerto antes de viajar a Oaxaca, donde, en pleno evento, personas desplegaron carteles en rechazo a los despidos.

La jornada en las oficinas del SAT —adscrito a la SHCP— ha sido de desánimo e incertidumbre. A la hora de la comida, los trabajadores salían apresurados de las instalaciones, localizadas sobre avenida Hidalgo, en el Centro de la Ciudad.

Al saludarse o caminar hacia los distintos puestos de antojitos y garnachas que hay a la redonda, se daban ánimos o se estrechaban las manos, mientras que las mujeres se abrazaban antes de seguir su camino: el temor y la incertidumbre, aun en estos breves encuentros casuales, dominaba la conversación.

“¿Pues cómo la ve, licenciado?, salimos hasta como con miedo”, le decía una mujer a un hombre al que todos llamaban El jefe.

“Me siento intranquilo, para qué le digo que no”, comentó un trabajador cuando se le preguntó cómo se habían tomado las noticias de despidos en otras entidades del país.

No es para menos. Empleados consultados aseguraron que han recibido órdenes superiores de no comentar nada sobre el caso de personal despedido de la institución.

Azucena apenas podía contener el temor, no tiene ninguna seguridad de qué va a pasar con ella.

“Ni te avisan, te mandan a llamar de Recursos Humanos y ahí te ofrecen que renuncies o que te cesen, si te cesan es porque aceptas que vas a iniciar un juicio, pero si lo haces te boletinan y después ya no vas a poder encontrar trabajo o entrar a trabajar a otra instancia de gobierno. Están jalando parejo: gente que está a punto de jubilarse, jefes de área, gente que tiene poquito tiempo. Eso sí, a los sindicalizados no los están tocando.

“Yo sí voté por López Obrador”, contó Rosalía, de 32 años. “Estoy decepcionada. Se supone que iba a ayudar a los trabajadores y la verdad es que nos está perjudicando”.

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