La Policía de Tijuana arrestó a 15 personas tras un operativo realizado en un terreno conocido como El Manicomio y utilizado como picadero, es decir, para el consumo de drogas que van desde la marihuana hasta las drogas sintéticas.

El Manicomio se dio a conocer tras una publicación de EL UNIVERSAL, en la cual se describieron las condiciones del sitio en abandono y que anteriormente funcionaba como una imprenta, librería y tienda de regalos; pero que después cerró y terminó por convertirse en un techo para gente en condición de calle y para quienes tienen adicciones.

De acuerdo con un comunicado del ayuntamiento de Tijuana, el domingo pasado elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal realizaron un operativo en el edificio de cinco pisos. Los oficiales entraron y revisaron las áreas en las que encontraron a las 15 personas, quienes fueron aseguradas y presentadas ante un juez municipal por “actos que inducen al vicio y por sanciones administrativas”.

De acuerdo con la Secretaría de Seguridad Pública, el lugar que revisaron de manera preventiva es conocido como El Manicomio y usado por adictos a las drogas. La Secretaría también señaló a las personas que se reúnen en ese lugar como los responsables de robos. El operativo fue realizado el domingo, tres días después de que el edificio se quemara y elementos de la Dirección de Bomberos sofocaran las llamas en el sitio que, de acuerdo con el director de Bomberos, Carlos Gopar, terminó por quemarse debido a la gran cantidad de basura que había dentro.

Su hipótesis tiene que ver con los desperdicios orgánicos, con la ropa, químicos, las drogas y que alguien hubiera encendido una fogata o prendido algún foco o artículo para consumir sustancias. En esa ocasión no hubo víctimas, pero Gopar consideró que el riesgo en ese tipo de lugares es más para los bomberos: es un edificio inestable, sin luz, con pedazos de madera podrida. El ayuntamiento de Tijuana no informó si tras el operativo, además de la detención de las 15 personas, halló algún indicio sobre la venta o el consumo de droga.

Las casas tipo “tipi” como las que usan en algunas comunidades indígenas, que habían sido colocadas en el quinto piso del edificio, ya no están. La basura, las ratas y jeringas, aluminio, cigarrillos, focos y cucharas quedaron enterradas entre los escombros y las cenizas.

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