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Chiapas.- A golpes, una caravana migrante de aproximadamente mil personas fue detenida por la Guardia Nacional en su tercer intento por ingresar a México, a ocho kilómetros de Ciudad Hidalgo, comunidad fronteriza con Guatemala.
Tomadas de los brazos para formar una barrera, los integrantes de la caravana pedían que sus papeles fueran arreglados para poder ingresar sin violencia al país.
José Luis Morales, de origen salvadoreño, solicitaba que no se les subiera a los autobuses del Instituto Nacional de Migración (INM) porque de ahí “ya no bajaban”.
Una representante del INM se acercó a la caravana con la Guardia Nacional en la espalda y dijo a los migrantes que “su obligación era recibirlos y atenderlos de manera ordenada”, pero les pedía que ingresaran a los autobuses para que fueran trasladados a una estación migratoria donde se llevaría a cabo un proceso administrativo.
Tras estas palabras, la Guardia Nacional se alejó 100 metros de los migrantes tan sólo por unos minutos y luego comenzaron a marchar y a empujar a las personas.
Algunos lograron escapar, otro más fueron golpeados y quienes no pudieron correr fueron detenidos y subidos a autobuses del INM .
Blusas, chamarras y zapatos permanecían en el suelo mientras familias enteras eran resguardadas por miembros de la Guardia Nacional. Entre los gritos se podía oír
que ellos no eran los culpables.
El cónsul de Honduras en Tapachula, Marco Tulio Bueso, declaró que era consciente de las leyes mexicanas sobre las personas que ingresan al país de forma irregular y dijo que se debe observar lo que la autoridad mexicana va a ofrecer a todas estas personas pues la migración “es un derecho universal”.