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Entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México y Colombia son los países donde toma hasta 11 generaciones para que un niño que nace pobre alcance el nivel de ingreso promedio de su país.
El promedio de la OCDE son 4.5 generaciones, para que un niño pobre alcance el nivel de ingreso promedio de su país, siendo Dinamarca, Noruega, Finlandia y Suecia donde toma entre dos y tres generaciones llegar a ese nivel de ingreso.
En Latinoamérica, en Argentina toma seis generaciones, en Brasil nueve y en Colombia once.
Durante la presentación del estudio sobre movilidad social llamado ¿Un ascensor social roto?, Gabriela Ramos, directora general de la OCDE, explicó que el estudio trató de determinar el nivel de movilidad intergeneracional, es decir, qué tanto tiempo les toma a los niños provenientes de familias con un nivel de la ingreso bajo escapar hacia niveles de ingresos más altos y si el tejido social permite ese ascenso.
“El estudio confirma que las desigualdades prevalecen a lo largo del tiempo y se transmiten entre generaciones”, dijo.
“Los países con mayor desigualdad tienen menos movilidad social. No hay posibilidad de que a nivel de esfuerzos o mayor inversión, algunas familias puedan mejorar su condiciones”, dijo Ramos.
El estudio destaca que la desigualdad de ingresos se ha acentuado.
En 2015, los ingresos promedio del 10% de la población más rica eran 9.3 veces mayores que los del 10% más pobre.
En los ochenta, esa proporción pasó de 7 a 1; en los noventa de 8 a 1; y ahora es de 9 a 1, sobretodo en los países más avanzados.
En México, el ingreso del 10% de la población más rica es 20 veces más alto que el del 10% de la población con menores ingresos.
Ramos agregó que no sólo influye el nivel de ingreso para elevar la movilidad social sino la educación de los padres, el barrio donde se vive, las redes sociales, la calidad de las escuelas y los profesores a los que se tiene acceso y la capacidad de los padres para orientar a sus hijos y transmitirles competencias no cognitivas como la disciplina y la autoestima.
La OCDE destacó que sí existe una relación entre políticas públicas y movilidad social, por lo tanto hay que promover políticas que apoyen la inclusión de niños de bajos recursos desde temprana edad a la educación básica y sistemas de salud.
Así como atender las necesidades de las mujeres embarazadas dándoles mejores guarderías.
El estudio de la OCDE encontró que sólo 17% de los niños con padres pobres conseguirá llegar a la parte alta de los ingresos; mientras que 42% de los niños ricos se mantendrá en los niveles más altos de ingresos.
Lo anterior quiere decir que la movilidad social también aplica para las clases más privilegiadas, es decir, ellos no pierden su estatus y los pobres tampoco salen de su nivel de ingresos.
El nivel de educación es determinante, pues 12% de los hijos de padres con estudios superiores realizan estos estudios; mientras que 63% de los hijos con padres con estudios superiores alcanzan ese nivel educativo.