Una de las cosas más llamativas de la proclamación de Juan Guaidó como "presidente encargado" de Venezuela ha sido el respaldo internacional que tan rápidamente cosechó.
Inmediatamente le expresó su apoyo el gobierno de Estados Unidos y tampoco tardó en reconocerlo como jefe del Estado el llamado "Grupo de Lima", aunque con un gran ausente: México.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador anunció que sigue reconociendo a Nicolás Maduro como el legítimo presidente de Venezuela.
Promulgada en 1930, la doctrina Estrada colocó los principios de libre autodeterminación de los pueblos y de no injerencia en los asuntos internos de otros países como elementos rectores de la diplomacia de México.
Esta práctica, que posteriormente fue consagrada en la Constitución mexicana, está recuperándose con la llegada al poder del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Pero regresa envuelta en la polémica.
Las muestras de su recuperado vigor comenzaron a hacerse evidentes, por ejemplo, con la decisión este martes de desmarcarse de la línea mayoritaria del Grupo de Lima y seguir reconociendo a Maduro.
Ya antes, AMLO había invitado al presidente Maduro a su toma de posesión.
Ese gesto significó una clara ruptura con la política que venía aplicando Peña Nieto, quien durante la última etapa de su gobierno México había sido uno de los países que había impulsado a través del Grupo de Lima una postura más dura ante el gobierno de Maduro al que cuestionaban.
La confirmación oficial de la renovada vigencia de esta práctica diplomática llegó en una reciente comparecencia del subsecretario mexicano para América Latina y el Caribe, Maximiliano Reyes Zúñiga, ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de ese país.
El alto funcionario fue preguntado expresamente sobre la vigencia de la doctrina Estrada, especialmente ante "la práctica de autoritarismo y violación constante de derechos humanos" por parte de los gobiernos de Venezuela y Nicaragua.
Reyes respondió que la norma sigue siendo plenamente vigente. Y este martes lo volvió a demostrar con el caso de Guaidó.
Pero, ¿por qué es tan polémica? La doctrina Estrada toma su nombre del entonces secretario de Relaciones Exteriores, Genaro Estrada Félix, quien expuso sus bases en un comunicado publicado el 27 de septiembre de 1930.
Allí básicamente establecía que su país no se pronunciaría sobre la legitimidad de los gobiernos de otros países ni los calificaría.
"México no se pronuncia en el sentido de otorgar reconocimientos, porque considera que ésta es una práctica denigrante que, sobre herir la soberanía de otras naciones, coloca a éstas en el caso de que sus asuntos interiores puedan ser calificados en cualquier sentido por otros gobiernos, quienes, de hecho, asumen una actitud de crítica al decidir, favorable o desfavorablemente, sobre la capacidad legal de regímenes extranjeros", señala el texto.
El documento restringe las acciones que puede tomar el gobierno mexicano a lo siguiente: "Mantener o retirar, cuando lo crea procedente a sus agentes diplomáticos, y a continuar aceptando, cuando también lo considere procedente, a los similares agentes diplomáticos que las naciones respectivas tengan acreditados en México, sin calificar, ni precipitadamente ni a posteriori, el derecho que tengan las naciones extranjeras".