Hoy es un día en que los mercados, las tiendas departamentales y los centros comerciales están abarrotados, pues es Nochebuena, y las familias se reúnen para celebrar Navidad.

Algunas personas acuden a comprar los ingredientes de la cena navideña. No importa si será romeritos, pavo, lomo, pozole o bacalao, cocinar implica mucho esfuerzo y tiempo.

Además, en la cena navideña no es sólo el plato principal, también hay que preparar la sopa, el arroz, la guarnición y el postre. Por eso es que muchas familias se reparten la comida que van a llevar.

Sin embargo, para tener una cena navideña es necesario hacer una limpieza profunda en la casa, los baños, los vasos, el patio, todo debe estar más limpio que de costumbre.

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Además, hay que comprar o preparar el agua, café o té para la familia. Las botanas y muchos otros detalles para la cena de Navidad.

Y si piensas en quienes realizan todo ese proceso, en su mayoría, son las mamás, tías, primas, abuelitas, o sea, las mujeres de la familia. Si bien hay muchos hombres que participan en la preparación de los alimentos, son los menos.

Es mucho más común que las tías "peleen" por el título de los mejores romeritos, a que los tíos participen en la misma  batalla.

¿Qué tal cuando la familia está cenando? Generalmente son las mujeres quienes sirven la comida y aunque ellas cocinan, sirven y lavan los platos, casi siempre son las últimas en cenar.

Algo semejante pasa con los regalos del intercambio. Las mamás y esposas son quienes principalmente se ocupan de organizar el intercambio y comprar los regalos, no sólo los que ellos darán, sino los de sus hijos, papás y parejas.

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Por ello, es que diversos colectivos feministas han planteado que las personas analicen todo ese esfuerzo y trabajo que las mujeres han realizado desde siempre para las cenas navideñas.

¿Cómo podemos cambiar el trabajo doméstico en la cena de Navidad?

Para que la cena navideña deje se concentrarse en las mujeres es necesario empezar por darse cuenta de que si todos cenan, todos deben participar.

Quizá hay quienes no saben cocinar, pero no es un pretexto para no aprender o para tomar otro rol, como lavar los trastes o baños, servir, comprar (y no sólo dar el dinero) los ingredientes de la cena navideña.

Las mujeres deben delegar actividades a los hombres y no sólo las más sencillas. Los hombres deben involucrarse en la limpieza, en la cocina y en los regalos, porque la cena de Navidad es un día para convivir en familia y no el día de más trabajo doméstico para ellas.

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