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A Yumi la violaron dos hombres al salir de la estación del Metro San Pedro de los Pinos en mayo de 2019. Cuando pudo liberarse, corrió hasta encontrar una patrulla en la avenida Revolución, pero un policía le dijo queno podía hacer nada, “porque no había penetración pene-vagina, y por eso no procedía una denuncia por violación”.
“El policía me dijo: ‘Si no hay denuncia ante Ministerio Público, nosotros no podemos levantar a personas’ y no los podían ir a buscar. No hicieron ni por preguntar cómo iban vestidos los sujetos, buscarlos ni nada. La verdad me regresé a mi casa y comenzó todo el proceso de asimilar lo que había pasado”, contó la joven.
El encuentro con la patrulla fue la primera atención que la universitaria de 25 años recibió. La falta de apoyo le afectó emocionalmente y se quedó callada por 15 días hasta que se lo confesó a su hermana, quien la acompañó a poner la denuncia asentada en la carpeta CI-FDS/FDS-6/UI-FDS-6-02/00970/08/2018.
Desde el ataque vivido hace tres meses es monitoreada por su familia a través de una aplicación de celular que muestra su ubicación en tiempo real. La joven se siente más segura con ese mecanismo y cargando un taser (inmovilizador eléctrico) que ante la presencia de una patrulla.
Los últimos datos de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) de 2018 aseguran que las mujeres de la capital del país tienen una percepción de inseguridad siete puntos por encima del porcentaje nacional de ese sector: 89.59% contra 82.1%.
Además, la Ciudad de México está en el quinto lugar de las entidades con la más alta percepción de inseguridad. En primer lugar se ubica Tabasco, seguido del Estado de México, Zacatecas y Veracruz.
De las mujeres capitalinas, son las jóvenes quienes más vulnerables se sienten. Por cada 100 mujeres de entre 18 y 27 años, 16.17 denuncia haber sido víctima de algún delito. A nivel nacional el número es de 7.8 mujeres por cada 100 en ese mismo rango de edad.
De acuerdo con la ENVIPE, los ilícitos en los que las mujeres se sienten más vulnerables tienen que ver con hostigamiento, manoseo, exhibicionismo e intento de violación sexual.
Sororidad en praxis
Una de las consignas que más se gritaron en la recientes protestas feministas en la Ciudad de México fue: “¡Ante la violencia machista, autodefensa feminista”, misma que se ha traducido en espacios digitales con el monitoreo de mujeres en tránsito las 24 horas.
“Seguridad CDMX Brujas” es un grupo de WhatsApp conformado por 256 mujeres, en su mayoría jóvenes universitarias, donde las reglas son claras: sólo escribir en casos de emergencia, es decir, si la persona siente que su libertad o su vida están en riesgo. La mayoría lo usa para avisar cada que se sube sola a un taxi o a un vehículo Uber.
Las administradoras del chat son tres chicas que hartas de leer noticias relacionadas a violaciones e intentos de secuestro en el Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro y en taxis decidieron crearlo. El requisito para entrar es ser mujer de la capital del país.
La forma de operar, aseguró Dianey, una de las creadoras, es que si una integrante está en riesgo, manda su ubicación y se pide que alguna de las participantes que viva cerca vaya en apoyo.
“Emocionalmente es muy fuerte porque te ves limitada, pero, por otro lado, me da mucho gusto que las mujeres están a la orden. Cuando surge algo, muchas del grupo dicen: ‘A ver, yo le llamo’, eso es sororidad en praxis.
“Tenemos un sistema fallido que no cuida a las mujeres y nos pueden matar en cualquier momento, pero habemos muchas que decimos: ‘No te va a pasar, aquí estamos todas’”, expresó la mujer de 28 años.
La convocatoria para entrar a ese chat fue tanta que las administradoras crearon un segundo grupo, donde ahora hay 150 mujeres. Hasta la fecha han tenido incidentes que han controlado gracias a las mujeres asignadas como “socorristas”.
Confesaron que la última institución en la que piensan para pedir apoyo es la policía capitalina. Uno de esos hechos que resolvieron fue cuando una mujer les dijo que su taxi tomaba una ruta inusual. Otra integrante, que vivía cerca, le respondió que se bajara cuanto antes y se fuera a su casa.
“Esa frase de ‘No me cuida la policía, me cuidan mis amigas’, ya la conocíamos desde antes. En el mismo grupo decían: ‘Oigan, me están acosando en la escuela, ¿qué hago?’, e íbamos nosotras”, señaló Lizbeth Larrea, de 19 años, otra de las administradoras de “Seguridad CDMX Brujas”.
Otro chat de monitoreo de mujeres lo creó hace dos años Ana Elena Contreras, activista e integrante del colectivo Las del Aquelarre. Después de que a una de sus amigas la quisieran secuestrar en un autobús, decidió crear el chat de WhatsApp llamado “Te Acompaño”, en el que hay 39 mujeres, entre activistas, profesionistas y estudiantes.
“El conductor se desvió de la ruta al ver que sólo ella quedaba en el transporte, empezó a acosarla sexualmente, pero por fortuna la dejó bajarse. Le dimos contención emocional por teléfono y le mandamos un Uber”, contó.
Grupo Secreto
Anahí y sus amigas también crearon un grupo de autocuidado feminista, sólo que en Facebook. Ahí se concentran mil 979 perfiles de mujeres de la Ciudad y del Estado de México, bajo la descripción de “un espacio para difundir información sobre las zonas donde tenemos que tener más cuidado. Un espacio para cuidarnos entre todas”.
La universitaria de 20 años es una de las creadoras de este espacio en el que sólo se permite la presencia de mujeres. “Hay publicaciones de ‘me iban siguiendo en tal estación del Metro, tomen sus precauciones’”, narró.
Vigilancia las 24 horas. Las mujeres que integran este tipo de chats se vigilan constantemente entre ellas, especialmente cuando una aborda un taxi o un vehículo Uber.
Por razones de seguridad, el nombre del grupo se mantendrá en anonimato, pues se trata de una página bajo la condición de “grupo secreto”, debido a que las administradoras temen que “lleguen hombres a invadir”. En ese mismo espacio se comparte información sobre talleres de defensa personal.
Anahí también es parte de otro chat en WhatsApp en el que sus amigas constantemente se monitorean entre ellas. “Compartimos ubicación, tomamos fotografías y si es necesario vamos por ellas, buscamos a sus familiares, tomamos alternativas ante lo que está sucediendo”, dijo.
Entre vecinas de la Ciudad de México también se han organizado en Facebook para advertirse mutuamente de los riesgos que viven las mujeres al salir de su casa. Otro grupo de esa misma red social, que alberga a 546 mujeres de una colonia de la alcaldía Álvaro Obregón, las recibe con un mensaje:
“A raíz de la delincuencia y la situación que vivió mi hermana he decidido hacer este grupo secreto para comunicarnos como mujeres y cuidarnos entre nosotras”, en alusión a un intento de secuestro en calles de la Ciudad.
Para la socióloga Andrea Reyes, la protesta de mujeres que derivó en el incendió de una estación de policía y se destrozó una parada de Metrobús fue un aviso del hartazgo que viven.
“[La movilización] fue para incomodar, para dejar un mensaje para ellos, los que nos están desapareciendo y matando todos los días, porque somos víctimas de una violencia sistemática. Todos los días sufrimos acoso sexual en el ámbito doméstico, en el trabajo y en el espacio público”, indicó.
Además, aseguró que el discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre los destrozos demostró una falta de sensibilidad.
“Da un mensaje claro de que las mujeres no importan, no tiene una pizca de empatía”, sostuvo la experta.
Por su parte, Brenda Montserrat Pérez López, abogada de la Secretaría de las Mujeres, admitió que hay razones de peso para adoptar prácticas de autocuidado.
“En estricto derecho no tendría que ser, porque uno tiene derechos de libertad, de expresarse, de salir a la calle y vivir en una ciudad segura. No obstante, derivado de estas dinámicas de violencia, eso implica que las mujeres tomen situaciones de autocuidado que han vulnerado los derechos”, explicó.