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Mañana regresarán a clases 25 millones 447 mil estudiantes de preescolar, primaria y secundaria, así como un millón 219 mil maestros que trabajan en más de 226 mil escuelas en todo el país, pero lo harán con la incertidumbre de tener que “sortear” en el salón de clases libros de texto, programas de estudio y modelos educativos de los gobiernos de Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, cada uno con una concepción diferente de la educación.
El problema principal que detectaron profesores y directores consultados por EL UNIVERSAL es que no hay congruencia entre planes y programas, libros de texto y formas de evaluación, lo que les genera una sensación de incertidumbre y desorden; además, hay una nueva reforma educativa y cero leyes reglamentarias que permitan hacerla operativa en las aulas.
“Es un relajo, realmente no hay consistencia. Cuando veamos más adelante cómo van saliendo en su desempeño los niños, ¿a quién le echamos la culpa?, ¿al modelo de 2011, al de 2017 o a la Nueva Escuela Mexicana? No hay seguimiento”, comentó Fátima, profesora de primaria en Tlaxcala.
Por ejemplo, los niños de preescolar, primero y segundo grado de primaria, y primero de secundaria aprenderán según el nuevo modelo educativo y los libros de texto de 2017, de la reforma de Enrique Peña Nieto.
Alumnos de cuarto a sexto de primaria y segundo y tercero de secundaria estudiarán con el modelo y los libros de 2011, de la reforma de Felipe Calderón Hinojosa.
Los alumnos de cuarto a sexto de primaria y segundo y tercero de secundaria estudiarán con el modelo de 2011.
Los maestros tienen que enfocar sus prácticas en el aula según la concepción de la educación del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la llamada Nueva Escuela Mexicana, la cual “pasa por una nueva pedagogía, por nuevas prácticas, un modelo, planes y programas. Es algo flexible, se va a ir mejorando”, comentó el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Esteban Moctezuma Barragán.
“Hay una incertidumbre de no saber cuáles son las leyes secundarias, qué tanto nos van a afectar y qué tanto van a ser reales. Cómo tengo que volver a innovar y a hacer cambios, cómo vamos a ir direccionando a los niños y cómo les vamos a dar un enfoque, [si] se van a modificar los libros de texto o no”, cuestionó Georgina Marysol Torres, profesora en la Ciudad de México.
Para Francisco Bravo Herrera, director de una escuela en la Ciudad de México y exdirigente de la Sección 9 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), la SEP “no nos ha dado certeza de para dónde vamos, [eso] no es correcto.
“Tenemos varios años así, con que los libros de texto tienen un contenido y los programas otro.
“Seguimos calificando con bimestres, cuando ya se cambió a trimestres y eso afecta a docentes y a padres de familia. Hay ajustes que no se han hecho y eso afecta a los docentes”, dijo.
La experta del Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad y la Educación Superior de la Universidad Nacional Autónoma de México(UNAM) Catalina Inclán consideró que los maestros encontrarán la manera de adaptarse, porque son flexibles, además de que saben resolver cualquier situación en los salones de clase, a pesar de las fallas de las instituciones.
Consideró que a la SEP le ha hecho falta disculparse con los maestros por no tener una estructura curricular coherente para este ciclo escolar.
“Algo que les ha quedado bien claro a los maestros es que el éxito, fracaso del SEN o aprendizaje de sus alumnos no está en sus manos, sino que es la concordancia de un grupo de cosas. Los docentes son un eslabón en una cadena mucho más grande”, indicó.
El investigador de la UNAM, Roberto Rodríguez, explicó que hasta el momento lo que se percibe es que habrá un modelo educativo híbrido entre el de 2011 y el de 2017, porque para la Nueva Escuela Mexicana no se ha desarrollado una pedagogía específica.
Este regreso a clases se caracterizará por emplear un modelo híbrido entre los proyectos de 2011 y de 2017, según expertos
“Tenemos una mezcla de modelos, un escenario de cierta incertidumbre, en términos de formas de enseñanza y evaluación para los alumnos. En definitiva, es un arranque disparejo con un modelo tan mezclado. Es un poco el escenario, que no es catastrófico, pero tampoco es deseable”, señaló.
Ramona Martínez McGrew, directora de una primaria en San Luis Río Colorado, Sonora, argumentó que las comunidades escolares tienen la capacidad de adaptarse a los nuevos cambios, además, confía en su equipo de maestros, pero, afirmó, su comunidad necesita apoyo, como bancas para que sus alumnos no se sienten en el suelo y escritorios para sus maestros.
“Necesitamos más preparación y asesores de primera mano que puedan apoyarnos. Conforme vayamos avanzando, van a surgir muchas dudas, entonces sí necesitamos apoyo de primera mano”, insistió.
El investigador del Colegio de México, Manuel Gil Antón, afirmó que el gobierno federal ha levantado grandes expectativas respecto al cambio que debería implicar la llamada Nueva Escuela Mexicana, así como lo reiterado por el gobierno de la Cuarta Transformación: pasar del esquema de preparación de trabajadores para el mercado, a ciudadanos.
El cambio, indicó Manuel Gil Antón, se notará “eliminando las cuotas [en las escuelas] y mejorando la infraestructura para los más pobres. Accedemos a un derecho no cuando tenemos algo en vez de nada, sino cuando tenemos lo que el derecho garantiza: escuelas con agua y electricidad, que a donde van los más pobres tengan las mejores condiciones. Ahí se notaría que es un derecho y no una prestación para cumplir con las estadísticas”.
Mejorar la infraestructura para los más pobres y facilitar su acceso a la escuela debe ser prioridad, afirman maestros.
El reto “enorme” que plantea la nueva reforma educativa
En su última publicación, Panorama educativo de México: indicadores del sistema educativo nacional 2018 educación básica y media superior, el extinto Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) consideró que para la reforma educativa de este año, “el reto todavía es enorme para lograr la cobertura universal de los niveles educativos obligatorios existentes.
“El Sistema Educativo Nacional [SEN] ha sido incapaz de asegurar aprendizajes básicos y pertinentes para importantes proporciones de alumnos”, señaló el instituto.
Al inicio del pasado ciclo escolar, en primaria, la cobertura fue de 98.5%; en secundaria, de 84.3%, y preescolar tuvo 71.7%, mientras que la educación media superior sólo ha matriculado a 63.8% de los jóvenes entre 15 y 17 años, según datos del INEE.
Los nuevos niveles obligatorios tienen la menor cobertura: en educación inicial, 87% de los niños de cero a tres años no tiene ningún servicio educativo, mientras que el nivel de educación superior tiene un alcance de 38%.
Leyes reglamentarias
Además de no haber planes, programas de estudio, libros de texto ni pedagogía para aplicar la Nueva Escuela Mexicana, tampoco hay leyes reglamentarias que hagan operativa la reforma al artículo tercero constitucional, la cual se aprobó en julio pasado.
En el Congreso de la Unión, la discusión del dictamen de la Ley General de Educación y la creación de las normas generales del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros, y del Sistema para la Mejora Continua de la Educación quedaron suspendidas y se espera que se retomen para el próximo periodo de sesiones de la Cámara de Diputados, en septiembre.
“[Lo que] preocupa es el mayor protagonismo de las fuerzas sindicales. En particular, esta dinámica tan centrífuga de la CNTE, organismo que quiere implantar sus propios modelos educativos en estados como Oaxaca, así como sus libros en Michoacán.
“Se está imponiendo la dinámica de la negociación política como el eje de los procesos educativos”, consideró Roberto Rodríguez.