“Nos dicen que las mujeres deberíamos estar en la cocina”, es sólo uno de los comentarios que Valeria Martínez, alumna de la Facultad de Derecho de la Universidad Lasalle ha tenido que escuchar de sus profesores.

La situación genera indignación y enojo y necesita una respuesta, explicó Valeria. Es por ello que ante situaciones de acoso y hostigamiento sexual que viven todos los días, alumnas de cinco universidades y centros de investigación, se organizaron para recopilar y dar a conocer casos de acoso y hostigamiento sexual en sus instituciones, cuatro de ellas privadas.

A través del proyecto #AquíTambiénPasa, alumnas e integrantes de colectivos feministas buscarán recopilar testimonios de acoso y hostigamiento sexual y darlos a conocer a través de tendederos o distribuyéndolos en sus planteles, dieron a conocer estudiantes en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, que se conmemora este domingo, y la campaña naranja de la ONU “Únete para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas”.

El ejercicio se realiza desde esta semana en la Universidad Lasalle, el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), la Universidad Nacional Autónoma de México, el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y El Colegio de México (Colmex). En la última semana se sumó la Escuela Libre de Derecho.

De acuerdo con ONU Mujeres, en el país al menos seis de cada 10 mexicanas ha enfrentado un incidente de violencia; 41.3% de ellas ha sido víctima de violencia sexual y, en su forma más extrema, nueve son asesinadas al día.

“En julio pasado, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, tras reconocer los esfuerzos realizados por el Estado mexicano, lamentó la persistencia de los altos niveles de violencia que afectan negativamente al ejercicio de los derechos humanos de las mujeres y las niñas en este país”.

El Inegi dio a conocer el jueves pasado que de las mujeres que han enfrentado violencia por parte de esposo o novio, a lo largo de su relación de pareja, en el 64.0% de los casos (12.2 millones) se trata de violencia severa y muy severa.

El 43.0% de las afectadas padeció violencia severa. En este conjunto se ubican las mujeres con violencia física y/o sexual de manera eventual, con daños físicos y/o emocionales severos (cortadas, quemaduras o pérdida de dientes, hemorragias o sangrado problemas nerviosos, angustia o miedo, tristeza, aflicción o depresión e insomnio).

Mientras que 20.8% de las mujeres dañadas vivió violencia muy severa. Esta considera a quienes reportaron violencia múltiple de manera reiterada, con daños físicos y emocionales que atentan contra su integridad física, tales como fracturas, abortos o partos prematuros, alguna enfermedad de transmisión sexual, pérdida de capacidades motrices, los pensamientos suicidas y el intento de suicidio, destacó el Inegi.

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Ante el fenómeno, alumnas de las escuelas referidas, pretenden visibilizar lo que ocurre en las aulas y pasillos pero también en otros espacios como fiestas y grupos de estudio donde profesores, alumnos y trabajadores las han agredido sexualmente.

“Vamos a abrir un formulario a través de internet para que trabajadoras administrativas y alumnas se involucren y nos cuenten sus experiencias. La idea es juntar todos los testimonios y tapizar el CIDE con ellos. Tenemos planeado replicar el ejercicio en las sedes de Santa Fé y Aguascalientes”, explicó Susana Triana, estudiante del CIDE en la Ciudad de México.

El primer ejemplo de esta iniciativa fue lo que hicieron las alumnas de El Colegio de México (Colmex) desde el martes pasado, cuando tapizaron la cafetería, bancas, escritorios, pizarrones, sillas y jardines de la sede de la institución con testimonios de acoso y hostigamiento sexual.

Los testimonios de las alumnas dan cuenta de situaciones en las que profesores menosprecian su capacidad académica en función de su imagen o su género, pero también en las que trabajadores les han hecho tocamientos sin su consentimiento, o de ocasiones en que sus propios compañeros las han violentado físicamente.

"Me albureó a media clase: '¡grafícame esta!'. Mis compañeras no podían salir al baño sin que les viera el trasero. Me mandaba mensajes personales felicitándome por mis intervenciones. Me llamó a su cubículo en repetidas ocasiones sin razón aparente", señala uno de los testimonios.

“Jamás había hablado con él pero él sabía a qué hora tenía clase, comía o estaba en la biblioteca. Notas anónimas en mi escritorio, cafés pagados en la cafetería... tener siempre la sensación de ser observada”, es otro de los casos.

El Colmex reaccionó al dar a conocer que "contempla la elaboración" de un protocolo para prevenir el acoso y hostigamiento sexuales. Un comunicado firmado por la presidenta de la institución, Silvia Giourguli Saucedo, señala que se elaboró un diagnóstico sobre la igualdad de género y se han llevado a cabo consultas con expertos en el tema.

"Las expresiones recientes de nuestra comunidad destacan la urgencia de concluir y poner en marcha este protocolo", señaló la institución.

El objetivo de la iniciativa #AquíTambiénPasa, abundó Triana, quien forma parte del colectivo CIDE-FEM, es brindar apoyo y acompañamiento a quienes han sido víctimas de estos hechos, pero también visibilizar que estas manifestaciones de violencia sexual en contra de alumnas, trabajadoras y académicas ocurre en todas las instituciones del país, sin importar que sean públicas o privadas.

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“Hay que invitar a que más chavas se unan y a que más personas exijan a sus universidades que creen protocolos para atender estos casos, que garanticen castigo a los responsables y un ambiente seguro para estudiar”, agregó.

Abril Páez, alumna del ITAM, explicó en entrevista que las organizaciones y colectivos de alumnas se dieron cuenta que en las universidades hay una ausencia de protocolos de atención y campañas de prevención para concientizar a sus comunidades en temas de violencia y acoso. Aunque en el ITAM hay un protocolo que se está aplicando, esto no ocurre en todas las instituciones.

“Hay universidades que no reconocen el problema; otras cuentan con protocolos pero estos dejan mucho que desear y las organizaciones han presionado porque se modifiquen. En otros casos, los protocolos existen pero no se han publicado por cuestiones de burocracia e imagen institucional”.

Hasta el momento, tanto Lasalle como el ITAM han abierto formularios a través de redes sociales para recabar testimonios anónimos; las alumnas del CIDE iniciarán esta actividad en los próximos días.

Valeria Hernández explicó que su escuela, la Universidad La Salle, es una de las instituciones en las cuales el tema del acoso y hostigamiento sexual “no se toca”. Las alumnas han pedido que la universidad tome una postura institucional y haga una declaración a favor de la igualdad y equidad de género pero la propuesta fue rechazada con el argumento de que el tema “no está en la agenda”.

“Tenemos muchísimos casos de acoso pero no nos hacen caso, hay denuncias de alumnas de varias generaciones contra un mismo profesor por sus comentarios machistas, pero no los tocan. Ellos mismos llegan a decir 'acúsame con quien quieras' porque saben que no van a tener ninguna consecuencia. Es un problema de machismo estructural”.

El tema con el acoso, explicó Abril Páez, es que cuando se da de un maestro hacia una alumna, estas últimas no denuncian por temor a represalias en sus calificaciones o afectaciones en sus carreras; cuando ocurre por parte de algún compañero, tienen miedo de que no se les crea.

“Muchas de las chicas nunca han hablado de lo que les sucedió, queremos dar a conocer sus testimonios para que las universidades se den cuenta que es un problema que nos afecta todo el tiempo y se necesita resolver ya”, dijo.

Valentina Sorani es alumna de la facultad de Ciencias de la UNAM y pertenece al colectivo Cihuatl Atekakini que este semestre ha realizado tres tendederos del acoso. En esta actividad, las alumnas escriben las situaciones de acoso u hostigamiento sexual que han vivido con compañeros, maestros o trabajadores y las dan a conocer a través de tendederos colocados en espacios públicos.

Valentina explicó que el objetivo de estos tendederos, como lo fue en el caso de las alumnas del Colmex y lo será para las estudiantes de las universidades que se sumarán a la iniciativa #AquíTambiénPasa, es visibilizar lo que ocurre en las aulas. La UNAM cuenta con un protocolo para atender este tipo de caso, el problema, explicó Valentina, es que ha faltado dar más información y difundirla para que las alumnas sepan cómo, dónde y con quién denunciar.

“Los casos de acoso y hostigamiento siguen pasando en la universidad pero ha habido una campaña en la que se les ha visibilizado muchísimo. Lo importante es enseñarle a la comunidad que sí pasa y que le está ocurriendo a la compañera que está sentada al lado. Por primera vez en mi facultad se corrió a un maestro que acosó a sus alumnas y ocurrió por el protocolo de la UNAM; (los acosadores) se están empezando a dar cuenta, todavía no tienen miedo de que los corran por ser violentos pero ahí vamos”, dijo.

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