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La secretaria de Energía, Rocío Nahle, aseguró que hubo un “quebranto” a Pemex por parte de la administración anterior, porque la división llamada Transformación Industrial (TRI) vendió sus plantas de producción de hidrógeno a privados “muy baratas” de las refinerías de Tula, Hidalgo, y Madero, Tamaulipas.
“Les quiero comentar que ya tenemos los datos, los estoy presentando a la Secretaría de la Función Pública y éstos son parte de los quebrantos que se hicieron a la empresa, porque esas plantas eran de Pemex, se tiene todo un articulado de que era necesario, de que iban a tener mejor calidad, de que con esto se iban a evitar paros programados y no es cierto”, dijo Nahle sobre la información difundida inicialmente por EL UNIVERSAL en su edición del pasado jueves.
En la conferencia de prensa matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador, Nahle García reveló que Pemex vendió su planta para producir hidrógeno en la refinería de Tula a Air Liquide Mexico, S.A. de R.L. de C.V., en 51 millones 526 mil dólares más IVA; y en 31 millones 893 mil dólares más IVA, a la empresa Linde Hidrógeno, S.A. de C.V., la planta para producir este insumo en la refinería de Madero, en Tamaulipas.
Sin embargo, la secretaria de Energía visitó este jueves la refinería de Salina Cruz, en Oaxaca, y dicho complejo. afirmó, también necesita su propia planta para producir hidrógeno, y en un primer avalúo se cotizó que ésta costaría aproximadamente 100 millones de dólares.
Por esto, Nahle García informó que ya se le están entregando todos los datos y contratos a la Secretaría de la Función Pública (SFP) y a la Auditoría Superior de la Federación (ASF) para que continúen con las investigaciones por este presunto “quebranto”.
“Ayer [jueves] estuvimos en Salina Cruz y la refinería no tiene planta de hidrógeno, así nació el concepto, con el crudo que está llegando, que tiene un poco más de azufre, se ve en la necesidad de pensar en una planta de hidrógeno y sería como para 22 millones de pies cúbicos. Esa planta nueva cuesta alrededor de 100 millones de dólares, entonces estas plantas que tienen más capacidad las vendieron muy baratas.
Nahle mencionó que en las firmas de los contratos aparecen Carlos Reynaldo Godínez, subgerente de Apoyo Legal y Formalización Inmobiliaria, Cutberto Orlando Azuara Pavón, director operativo de Producción, y Jorge Humberto Freyre Rizo, subdirector de Producción de Petrolíferos. Mientras que como compradores se enlista a Rodrigo Pereira Jorge y al representante Robert John Capellmann.
“Se tiene todo un articulado de que era necesario, de que iba a tener mejor calidad, de que con esto se iban a evitar paros programados y no es cierto, pues es una planta que nació con ello”, agregó Nahle.
Cabe recordar que las plantas de producción de hidrógeno ya eran de Pemex y estaban en ambas refinerías, pero al no tener recursos, se vio obligada a venderlas a privados y que éstos surtieran el hidrógeno.
El contrato de compra-venta establece que Pemex está obligado a pagar una renta mensual a estas empresas, surtieran o no el insumo.
La titular de Energía reveló que el contrato de compra-venta de la refinería de Tula obligaba a Pemex a pagar al mes y por 20 años, lo equivalente a un millón de dólares a Air Liquide Mexico, S.A. de R.L. de C.V., surtiera o no este insumo. Asimismo, la empresa productiva del Estado tendrá que pagar 16 millones de pesos al mes a Linde Hidrógeno, S.A. de C.V., por surtir el hidrógeno, se ocupe o no.
El avalúo para vender la planta de Tula ascendía a 48 millones 347 mil dólares y la estimación para la venta de la planta de Madero se proyectaba en 29 millones 145 mil dólares.
Nahle García informó que en la Refinería de Cadereyta se había hecho el mismo proceso, pero no les dio tiempo de concluirlo, porque el gerente ni los trabajadores de la refinería firmaron la entrega “y a pesar de que se hizo todo el proceso, la última parte, que fue el acuerdo, o sea pagar para que la planta se rehabilitara, no se hizo y por eso Cadereyta no se entregó”.
La venta. Dos altos ex funcionarios de Pemex de la administración pasada, que pidieron no ser citados, comentaron que la decisión de vender las plantas de hidrógeno de las refinerías de Tula, Madero y Cadereyta se hizo pensando en atender el requerimiento de hidrógeno mediante el suministro por parte de un proveedor comercial, ya que estas empresas aseguran un costo de suministro menor al que actualmente incurre Pemex.
Explicaron que actualmente la gran mayoría de petroleras dedicadas a la refinación están optando por adquirir el hidrógeno a través de empresas especializadas en la actividad y Pemex no pude ser la excepción.
“Hubo transparencia en los procesos de compra-venta. Tan es así que se entregaron a la nueva administración los Libros Blancos, donde se deja constancia de los pasos seguidos”.
Dijeron que “a la fecha de elaboración de los Libros Blancos, no se cuenta con registro de ninguna auditoría iniciada por algún ente fiscalizador”.