La senadora Mónica Fernández Balboa, propuesta de Morena para ser presidenta del Senado, “es una mujer con carácter, de una lucha personal que la distingue y que no va a ser incondicional de nadie”, afirma el coordinador de su bancada, Ricardo Monreal Ávila.

A la tabasqueña, que puede ser la mujer de la Cuarta Transformación con el cargo más elevado en el Congreso, “hay que reconocerle atributos de equilibrio, autonomía y contrapeso”, refiere el líder de la mayoría legislativa, quien admite que ella no le debe el cargo.

Entrevistado en la oficina de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), Monreal Ávila asegura que el proceso interno en el que es electa Fernández Balboa “es el parteaguas de la vida pública del país”, pues no intervino el presidente Andrés Manuel López Obrador.

De los 59 integrantes de la fracción de Morena, seis están en desacuerdo con el proceso, dice, y sin lamentarlo asegura que la unanimidad no es necesaria, pero que “no hay liquidación de ninguno”.

¿Cómo ve esta coyuntura?

—Tengo mucha claridad de lo que está pasando en el país, en los Poderes de la Unión, en el proceso de transición que vive México. La semana fue complicada en el Senado, pero destaco algunos sucesos que nos van a generar este tipo de reacciones en ambas cámaras: su renovación de Mesa Directiva y la elección de dirigentes de Morena, porque, por vez primera, el Presidente de la República decide no intervenir, y eso marca un parteaguas en la vida pública del país y demuestra respeto irrestricto al Poder Legislativo.

¿Por qué no se dio de forma tersa este momento?

—Porque son procesos que inician de manera inédita. Sería mucho más fácil para muchos que él decidiera y no hubiera ningún conflicto.

¿Como un parto?

—Es el parto de un proceso democrático en el que el Presidente nunca nos engañó. Es un aliento. No estábamos acostumbrados a esto y obviamente es un parto doloroso, pero nos vamos a acostumbrar. Se está instituyendo un Poder Legislativo con autonomía.

¿Riesgos de ruptura en la bancada?

—Ninguna. He hablado, de los 59, con 53, y entiendo la posición de los otros seis. Tampoco la unanimidad es necesaria, indispensable. Serán respetados.

¿Esta vez no hubo consenso, jugada perfecta del Congreso?

—Esta vez no fue. Es el momento de una coyuntura política y las definiciones políticas a veces son dolorosas. No hay ninguna dificultad. Cada uno tiene sus espacios y cada uno crecerá. No hay liquidación de ninguno de los personajes o de las personalidades que en este momento nos encontramos en un desencuentro.

¿Cómo valora su desempeño?

—Tengo defectos. Como todo ser humano, me equivoco y tengo aciertos. Mis defectos y mis errores los ensalzan mis adversarios, que siempre he tenido.

¿La convocatoria sucedió de manera incompleta?

—Desde mi punto de vista, fue un proceso normal, apegado a legalidad y muy cuidadoso.

EL UNIVERSAL publicó que aparecen cinco votos del PES.

—Creo que eso se desvirtúa, por su propio peso cae. Se ha centrado la disputa en los cinco votos del PES, [pero] no hay ninguna necesidad para centrarla ahí, porque cuatro de ellos son de Morena y porque tenían autorización de votar, y dos de ellas han dicho que votaron por la reelección.

¿Hay señalamientos de que había equilibrio entre la Mesa Directiva y la coordinación de la mayoría, y que viene usted a acaparar la fuerza política?

—No es así. El Senado esta muy equilibrado, tiene fuerzas políticas que son el equilibrio real. Por eso, quienes decidimos por unanimidad que fuera Mónica Fernández, la ubicamos como una mujer independiente. No va a ser incondicional de nadie. Ella es el equilibrio.

¿La senadora Fernández Balboa pertenece a un grupo?

—Ha sido muy independiente a mi historia política. Más bien, ella [tiene una] vinculación política única, desde hace décadas, con el Presidente de la República. Es la primera vez que coincido con ella en una tarea política. No hemos trabajado juntos ni somos parte de un equipo o de una corriente. Ella va a sorprenderlos. Tiene carácter, toma sus propias decisiones.

En la pasada Legislatura la Mesa Directiva tenía facultades administrativas, ¿desde el año pasado ya no ocurre así?

—La Jucopo asume sus responsabilidades compartidas con todos los coordinadores. Nosotros vamos a observar fielmente lo que dice la ley. Nada más.

¿Como presidenta del Senado no estará acotada?

—Nunca, nunca.

¿En la operación de recursos?

—Nunca, nunca.

¿Ya no digamos políticamente?

—No. Cada uno va a desempeñar las facultades que la ley le concede plenamente.

¿El presidente de la Jucopo no va a ser jefe del presidente de la Mesa Directiva?

—En esta ocasión ya no será así. Creo que hay que compartir responsabilidades.

¿No le va a deber ella algo?

—Ella está haciendo su trabajo, pero como coordinador tengo que presentarla ante la Junta de Coordinación Política como nuestra propuesta.

Cuando la senadora Fernández Balboa diga: “Sí, protesto”, ¿no le va a deber algo a alguien?

—Le deberá su cargo a la Constitución y protestará cumplir la Constitución. Nosotros no vamos actuar de manera indebida ni excedida contra nadie. Vamos a actuar con humildad, con sencillez y respetando la autonomía de cada órgano del Senado de la República.

Humildad, sencillez... ¿pero es usted el personaje más fuerte dentro del Senado?

—Son efímeras esas circunstancias. En realidad no eres tan poderoso. Eres un eslabón de la Cuarta Transformación, del cambio de régimen, pero tienes que tener mucho diálogo, acuerdo y consenso con todas las fuerzas políticas. Si no es así, no eres nada.

¿Por el desencuentro se critica a la Cuarta Transformación?

—Eso es normal, pero en ese sentido tenemos que aprender a caminar todos los simpatizantes y militantes de Morena. Es un proceso que se tenía que dar. A mí no me asusta. Es más, lo veo como algo natural que nos va a consolidar.

¿El Presidente de la República cómo habrá de ver este procedimiento tan natural?

—No lo sé. El Presidente tiene su opinión, y la respeto, pero no he tenido la oportunidad de conversar con él, ya que he estado en los informes legislativos en el país y él ha estado con mucha actividad, pero nos vamos a reunir el 29 de agosto, además creo que él siempre respetará al Poder Legislativo.

¿Usted es un imán de adversarios?

—He tenido muchos en toda mi vida.

¿Tiene libros y adversarios? ¿Qué es lo que tiene más?

—Sólo tengo 24 libros, pero adversarios creo que son miles [risas] Son muchos, pero es normal. En política, si tú no eres nada y no representas nada, todos son tus amigos, porque no tienen ninguna preocupación. Cuando ocupas espacios en la función pública cada vez con mayor relieve, se te van acumulando más y más adversarios. Los que tenías no desaparecen y te aparecen nuevos. Es parte de lo inevitable de la política. Los amigos se esfuman cuando termina el poder, normalmente son de simulación, no tan consistentes como los adversarios.

¿Sus adversarios han de estar viendo que usted está viendo el 2024?

—Todavía es una larga travesía por la que hay que caminar. No, no estoy pensando en eso. Estoy pensando en hacer un buen papel. Son efímeras, temporales, las posiciones de poder. Yo no me acostumbro a ellas. A veces estás en una posición de mayor importancia y a veces estás en otra de menor importancia o sin importancia.

¿La mirada hacia lo alto le ha dado perspectiva para poder cumplir con el presente?

—No me distraigo en fuegos futuros o artificios. Ahora estoy muy preocupado por dar paso a un periodo legislativo prolijo, productivo, para el bien del país. Es más, no tengo mi mente puesta en otra parte, sino en actuar como un legislador eficiente y honesto para bien de la Cuarta Transformación.

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