osé Javier Hernández, un escolta de Norberto Rivera, falleció mientras realizaba sus labores en la casa del cardenal el pasado domingo, 21 de octubre, hecho que fue calificado como una “agresión directa”.

A través de las imágenes captadas por las cámaras de videovigilancia del inmueble, las cuales se colocaron en el interior y exterior del mismo, se pudo apreciar que Hernández repelió la agresión provocada por tres sujetos, uno de ellos armado, quienes irrumpieron dentro del domicilio de forma sorpresiva.

Hernández, quien era un policía bancario, recibió impactos de bala en el cuerpo y cayó al suelo; sin embargo, continuó disparando desde ahí, auxiliado por otro elemento que estaba en el interior de la caseta de vigilancia, el cual lo secundó y ayudó a repeler el ataque de los intrusos.

Tras el intercambio de detonaciones, los tres sujetos huyeron del lugar y uno de ellos, José “N”, lo hizo a gatas, pues resultó herido.

Mientras tanto, dentro de la casa, Hernández quedó postrado en el suelo, justo detrás del auto del cardenal, estacionado en el patio, hasta que se desplomó en el suelo.

Ante lo ocurrido, elementos policíacos de la SSP llegaron al lugar, acompañados de una ambulancia con paramédicos, los cuales ingresaron al domicilio con una camilla para atender a la víctima.

Una vez dentro, los camilleros le quitaron la camisa a Hernández y lo llevaron a las afueras del lugar.

Tras el ataque, el prelado Rivera dijo desconocer quiénes participaron en la agresión y qué motivaciones tuvieron para asesinar a uno de sus guardias.

Durante el funeral, el padre de Hernández, Gelasio Hernández Trujillo, reconoció la labor de su hijo al desempeñar cabalmente su labor y dijo que no recriminaba nada a las autoridades y jefes policiacos, declarando que su hijo “es un héroe, siempre se desempeñó así”.

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