En lo que va de 2019, suman 11 militares caídos en la aplicación de la Campaña Permanente contra el Narcotráfico, la misma cantidad registrada en 2018, considerado como el año más violento.

Un coronel de Infantería, un teniente coronel, dos tenientes, cuatro cabos y tres soldados han perdido la vida de enero al 24 de agosto, en Tamaulipas, Michoacán, Sinaloa, Nuevo León y Guanajuato, según el conteo del personal fallecido en acciones antinarco de laSecretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

El último caso, de acuerdo con la Defensa, fue el del coronel de Infantería Víctor Manuel Maldonado Celis, quien al parecer fue emboscado por un grupo armado cuando circulaba el sábado pasado sobre la carretera en el municipio de Ziracuaretiro, cercano a Uruapan, Michoacán, zona donde Los Viagras y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) mantienen una guerra por el control de las actividades ilícitas.

Ayer, el gobierno del estado informó que el caso no está claro y que se encuentra en proceso de investigación. Hay dos versiones sobre la muerte del mando: una emboscada o que en capacitación fueron agredidos por desconocidos.

El militar fungió como comandante del Décimo Cuarto Cuerpo de Caballería de Defensas Rurales con sede en la alcaldía de Zacapu, Michoacán, así como del Segundo Batallón de Infantería en Cuauhtémoc, Chihuahua, en 2016. Es el segundo militar de rango asesinado en Michoacán en lo que va de este año.

Ante lo ocurrido, la Fiscalía General de Michoacán inició una carpeta de investigación por el homicidio del coronel, cuyo cuerpo ya fue entregado a sus familiares.

Apenas el 10 de agosto pasado, el teniente de Infantería Carlos Anastacio Juan, de la Guardia Nacional (GN), fue abatido durante un enfrentamiento con un grupo criminal en Yuriria, Guanajuato. Era originario de Oaxaca y se desempeñaba como comandante operativo de la GN. Es el primer guardia caído cumplimiendo su deber.

En un enfrentamiento en febrero entre el Ejército e integrantes de Los Viagras, en Buenavista Tomatlán, alcaldía de Tierra Caliente, fue asesinado el teniente coronel Jorge Guadalupe Barrientos, quien era el segundo comandante del 30 Batallón de Infantería con sede en la ciudad de Apatzingán, donde se encuentra la 43 Zona Militar.

En el enfrentamiento en el que murió se detuvo a cuatro presuntos sicarios; sin embargo, fueron dejados en libertad por un juez federal, quien determinó que hubo inconsistencias en la acusación de la Fiscalía de Michoacán.

En enero, un cabo de Sanidad murió por “agresión con arma de fuego” en Nueva Ciudad Guerrero, Tamaulipas, cuando elementos del 16 Regimiento de Caballería Motorizado (RCM), al que pertenecía, se enfrentó contra civiles armados que operan en esa zona de la entidad. Un mes después, el 16 de febrero, un teniente del Regimiento de Caballería Motorizado murió por agresión con arma de fuego en Nuevo Laredo, Tamaulipas, zona azotada por células criminales escisiones de los cárteles del Golfo y de Los Zetas.

Hasta la fecha, el Ejército mexicano ha sido atacado en más de 100 ocasiones por el crimen organizado, la mayoría de las agresiones se registraron en Tamaulipas.

El 9 de marzo, los soldados abatieron a seis sicarios del Cártel del Noreste, escisión de Los Zetas, durante dos enfrentamientos seguidos en la ciudad de Nuevo Laredo.

En Michoacán, el personal militar registra cinco agresiones, entre ellas la ocurrida el 21 de febrero en la localidad de Buenavista Tomatlán, con Los Viagras.

Además de Tamaulipas y Michoacán, el personal de la Defensa desplegado en acciones contra el crimen organizado ha sido agredido en Sonora, Hidalgo, Guerrero, Oaxaca, Guanajuato, Estado de México, Jalisco, Puebla y Tabasco.

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