A tan sólo un mes de nacida, Yareth duerme en una hamaca improvisada entre dos vagones de La Bestia, mientras espera que ésta salga de Ixtepec, Oaxaca, y retome su camino. Este tren carguero que recorre Chiapas, Oaxaca y Veracruz se ha convertido en la opción de los migrantes centroamericanos para huir de las redadas que realiza la migra mexicana.

Mayori Bueso Amaya, la madre de Yareth, tiene 15 años y es hondureña. Viaja en compañía de sus amigos con la intención de escapar de la pobreza y la violencia que desangra a su país.

Al igual que ellas, al menos otros 30 niños aguardan desde el sábado el rugido que anuncia la salida del tren. La mayoría tiene menos de dos años y son las madres quienes los llevan a cuestas. A ellos se suman 100 menores que llegaron a Ixtepec la madrugada de ayer, tras haber pasado 12 horas sobre 37 vagones.

De acuerdo con el Grupo Beta del INM, suman 250 los niños que han llegado en el lomo de La Bestia en los tres viajes que han arribado a Oaxaca procedente de Arriaga, Chiapas. Algunos ya se fueron. Por ello, se ha pedido al ayuntamiento de Ixtepec que se tomen medidas de seguridad y se les brinde ayuda.

Sin embargo, a los migrantes no les han contado que La Bestia puede exigirles la vida como pago.

En una semana, el viaje en tren se ha saldado con un salvadoreño de 25 años muerto de un paro cardiaco, un joven de 18 años electrocutado y otro más mutilado del brazo.

El grupo de Mayori no tuvo suerte. El tren debía salir de Ixtepec a las 14:00 horas del sábado, pero como el presidente Andres Manuel López Obrador recorrió el fin de semana municipios del Istmo oaxaqueño, se decidió que no sería adecuado que el mandatario se topara con La Bestia cargada de migrantes. Fue por ello que la salida se recorrió y hasta ayer seguía sin movimiento.

Pero el tren es impredecible. Por eso los centroamericanos decidieron no descansar en el albergue y aguardar el rugido de La Bestia a la orilla de las vías.

La espera puede prolongarse mucho más, puesto que el tren carguero recibió la orden de partir la tarde de ayer a Veracruz sin vagones, sólo las máquinas.

Justo para aliviar esta espera que lleva días fue que Mayori le armó una hamaca a su hija con una cobija colorida amarrada entre dos vagones y separada por una rama, para que duerma lo más posible y a su mes de vida aguante los miles de kilómetros que le quedan de travesía hacia su destino.

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