¿Quieres un refresco?”, fue la invitación que Roberto hizo a Giselle para llevarla a su recámara, ubicada junto al café internet donde se vio por última vez a la niña de 11 años antes de desaparecer y ser encontrada muerta, semidevorada por animales en terrenos baldíos y de cultivo de Ixtapaluca.

El juez Ciro Martínez Munguía escuchó el relato del fiscal, que expuso decenas de elementos e indicios encontrados en la investigación por la desaparición de la niña de 11 años, registrada el sábado 19 de enero, y después por el hallazgo de su cuerpo el jueves 24 en el paraje El Cerrito, en la colonia Pueblo Nuevo.

Los testimonios expuestos en la audiencia de detención legal y vinculación a proceso, donde Roberto rechazó hacer declaraciones, señalan que Giselle ingresó al café internet de su vecino la mañana del sábado 19 de enero.

“Ella estaba en la máquina cinco, cerca de las 11:00 de la mañana”, señaló un testigo que volvería a verla cuando regresara de la tienda. Sin embargo, minutos después, el negocio de internet había cerrado.

“Dentro, Roberto habría invitado a la niña a entrar a su casa por un refresco y la habría sometido sexualmente; decidió ahorcarla para que no lo denunciara. Roberto volvió a abrir su negocio cerca de la una de la tarde con el cuerpo en la recámara”, dijo el fiscal según una entrevista con el detenido, asistido por su abogado.

“Cuando la madre de la niña fue a las 17:00 horas a preguntar por su hija y pedir ver las cámaras de seguridad del café internet, Roberto rechazó conocer o haber visto a Giselle y respondió que sus cámaras no guardaban imágenes”, afirmó el fiscal.

“Por la noche, el sujeto de 51 años envolvió el cuerpo de la niña en una sábana y lo subió al auto de su padre para llevarlo a una zona deshabitada en el camino a Pueblo Nuevo.

“El 24 de enero, pobladores de el paraje El Cerrito, en Ixtapaluca, informaron a la policía sobre la presencia de un cuerpo entre las tierras de cultivo, donde peritos de la fiscalía encontraron a la niña, así como sus chanclas de hule negro, su ropa íntima, una sábana y componentes de computadora, objetos que embalaron y trasladaron al servicio médico forense en la FGJEM, aún sin saber qué se trataba de Giselle.

“El cuerpo había sido semidevorado por animales de la zona”, repitió el juez en el acto de vinculación.

La declaración de dos testigos que vieron a Giselle en el café internet llevó a agentes ministeriales a revisar el lugar, pero Roberto se negó.

El viernes 25 los agentes regresaron y el inculpado les ofreció dos billetes de 500 pesos y la promesa de otros 5 mil pesos a cambio de que no lo mencionaran en sus investigaciones, lo que motivó a su detención por el delito de cohecho.

Con la asesoría de un abogado, Roberto decidió confesar el feminicidio de Giselle y describió el sitio al que llevó su cuerpo “cerca de un panteón” en Ixtapaluca, el mismo donde fue sepultada la niña luego de que sus padres reconocieron su ropa y de qué estudios de genética comprobaron en 99.9% la posibilidad de que fuera su hija.

La audiencia de vinculación a proceso de Roberto se prolongó por seis horas, tiempo en que el hombre de 51 años permaneció con la cabeza agachada, tratando de dar la espalda a los familiares de Giselle.

La madre y el padre de la pequeña permanecieron en silencio. El juez decretó un tiempo de tres meses para la investigación de este caso.

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