“Yo no he hecho nada, me tengo que ir”, repitió un par de ocasiones Esperanza “N” al comandante Gerardo Suárez Barrón. Tenía escasos minutos de haber ejecutado a dos israelíes en la Plaza Artz Pedregal y desde que accionó el arma de fuego en contra de Benjamin Sutchi y Alon Azulay, la huida la emprendió corriendo, pues sus cómplices la abandonaron.

Sobre una de las laterales del Periférico, Esperanza “N” caminaba apresurada cuando el primer oficial del destacamento 73 de la Policía Auxiliar le atajó el paso en dos ocasiones hasta que, acorralada, colocó las manos detrás de la cintura para ser esposada.

Es la detención más destacada para el comandante Suárez Barrón. Lo cuenta sentado en medio de una oficina vacía del área de Comunicación Social de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).

Arribó al edificio sede con el rostro serio y así se le vio durante varios minutos. De pie, a escasos metros de una pared con logos de la entonces SSP, el uniformado esperaba contar lo que vivió aquel 24 de julio.

El comandante, con 22 años de servicio, entrecruzó los dedos, desfajó su camisa para colocar un micrófono, y una vez listo, se sentó en una silla y no se movió más.

Estaba nervioso y así lo demostraba su voz cuando narró a EL UNIVERSALque la doble homicida intentó esquivarlo mientras repetía “yo no he hecho nada, me tengo que ir” y manoteaba un poco, como señalando desde donde había corrido.

Hace una semana, Gerardo Suárez había sido comisionado a las inmediaciones del Tren Ligero, en la alcaldía Xochimilco.

Ahí, vía radio, recibió la orden de trasladarse a Plaza Artz para apoyar a uno de sus compañeros que había resultado lesionado en la primera balacera, que hoy se sabe, fue para despistar el crimen.

“Ese día nos encontrábamos supervisando la zona sur de la Ciudad, en la alcaldía Xochimilco, justo en la línea del Tren Ligero, cuando sale por emergencia vía radio que en Plaza Artz habían lesionado a un compañero. Inmediatamente nos pusimos en camino al lugar, tomando como ruta el Periférico.

“Cuando íbamos sobre la avenida, vía radio empiezan a decir que sobre la lateral del Periférico iba una mujer despojándose de varias cosas, entre ellas la ropa, y tirándolas y que trataba de escapar. Nosotros íbamos circulando y en el punto donde fue la detención hay un puente. Al momento de que nosotros subimos el puente, la detectamos; iba caminado apresuradamente, no llevaba la ropa, únicamente ropa interior en la parte superior.

“Le pido a mi operador que se detenga y se eche de reversa. Yo me bajo y corro hacia ella. Al llegar al principio de la rampa es cuando yo me cruzo para detenerla”, recordó el uniformado.

—¿Qué le dijo esta mujer? ¿Qué le señala, porque se ve que empieza a mover sus manos?

—Le pregunto el motivo por el que iba en esas condiciones. Y ella me dice que no ha hecho nada y que se tiene que ir, es cuando hace ademanes. Trata de evadirme y le vuelvo a cerrar el paso. Ahí es cuando llega mi patrullero y se contiene más. Entonces le pido a la compañera de PBI que me apoye y le coloque los candados de manos.

—¿Usted ya sabía que era una de las responsables del ataque?

—Vía radio nos informaban que esta persona estaba relacionada con la balacera que estaba sucediendo en Plaza Artz, pero no sabíamos qué participación había tenido en ese momento.

Hasta aquel miércoles, Gerardo Suárez Barrón había sido destacado por una detención por narcomenudeo, alejado de la opinión pública.

Hoy, el agente ya ha sido reconocido hasta por la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.

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