En entrevista para El Universal San Luis Potosí, José Juan Betancourt Schwarz, contó la experiencia de apoyar en el combate del incendio en la Sierra de San Miguelito. Él aclaró que no es brigadista oficial, ni profesional en el tema. Gracias a sus habilidades y resistencia física los coordinadores lo invitaron a participar en el frente por unos días.

-¿Cómo fue que llegaste al incendio en activo? ¿Nos podrías narrar las dificultades del terreno?

JJ: Llegué en helicóptero. Tuve que tomar dos. El del gobernador del Tangamanga I a La Amapola y de ahí el (helicóptero) de CFE me transportó al corazón de la sierra, cercano al incendio. El terreno es muy difícil. Para el helicóptero muy complicado descender. Los primeros días tuvieron que dejar a los brigadistas a 6 horas de distancia del fuego por no tener dónde aterrizar. El día que asistí bajé en H3, la base más cercana al incendio, que funcionó muy bien unos días pero fue consumida por el fuego. Ya estando allá uno está en medio del bosque, sólo moverse de un lado a otro entre peñones, espinas, arbustos, hoyos es desafiante. Algunos comuneros llegaron al incendio a pie y les tomó alrededor de 5 horas. Si quisiéramos llegar desde nuestra ciudad tomaría todo un día.

- ¿Cómo es que se está trabajando para sofocar las llamas?

JJ: Durante una semana se contó con el M1, el helicóptero militar que realizó descargas de 2 mil 500 litros sobre puntos estratégicos. Sin embrago, la principal labor que se lleva a cabo es la creación de brechas corta fuego, o sea, eliminar todo tipo de material combustible del suelo (hojas, árboles, arbustos, plántulas, hierbas,...) creando espacios de algunos metros de ancho, de esta forma el avance del fuego al llegar ahí ya no tiene a dónde avanzar. Es un trabajo pesado que incluye el uso de herramientas, tener el fuego justo en frente, correr y mucha fuerza para derribar árboles… a machetazos y hachazos.

 -¿Tuviste contacto con algún comunero o habitante de la Sierra? Sí así fue, ¿te contaron sobre experiencias o siniestros anteriores?

JJ: El día que estuve arriba había más de 50 comuneros activos en las labores. Principalmente de San Francisco y Bledos, pero también de Tierra Blanca y otros lugares. Habían caminado hasta ahí. Sólo llevaban paliacates y machetes y hacían gran parte del trabajo. Muy amables y agradables, muy dedicados a la labor. No hablamos de anteriores, sólo comentaban que éste estaba muy grande.

 -¿Qué es lo que más te sorprendió al trabajar codo a codo con los brigadistas?

JJ: Realmente se arriesga la vida y la salud allá arriba. Son condiciones muy duras y mucha demanda de concentración y fuerza física. Hablando sinceramente, ninguno de los que estaba trabajando ese día estaba ganando realmente una cantidad significativa de dinero. Aunque sí es trabajo para unos, en realidad estaban muy comprometidos y apasionados en la lucha. Se lo toman muy en serio. Entendí inmediatamente que esto no era un juego. Considero que este equipo se merece un reconocimiento público.

 -¿Qué aprendizaje te llevas?

JJ: La importancia de cuidar nuestras montañas, de luchar de forma directa, organizada y con apoyo de la sociedad por nuestros espacios naturales, por aquello que está vivo. Además de la prevención, generar planes y estrategias a nivel político para seguir cuidando la sierra y evitar estas tragedias.

Es inspirador ver a personas entregar todo por salvar un bosque. Reactiva mi fe en la humanidad.

El incendio continua en Bledos, Calderón y en el Cañón de Rodrigo. Las autoridades continúan con las labores para sofocar al 100 por ciento las llamas. El siniestro inició el pasado miércoles 17 de abril y se tiene controlado en un 90 por ciento, las autoridades aseguran que hasta el momento no hay asentamientos humanos en riesgo.

apl

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