Hace poco más 30 años que José Alfredo Pérez Ramírez “Tío Pepe”, regresó a San Luis Potosí tras una experiencia laboral en otro estado del país y de inmediato se vio involucrado en la convivencia con muchos niños que enfrentaban una situación difícil, ya que muchos de ellos no podían ir a la escuela, sufrían abandono o múltiples carencias, sin que nada ni nadie viera por ellos.

Su sensibilidad y disposición por ayudar lo llevaron a trabajar para instituir en una casa propia un espacio de apoyo y asistencia para 13 niños que pronto comenzaron a recibir alimentación, alojo e instrucción educativa.

Su labor pronto tuvo difusión y fue cuestión de pocos meses para que más niños llegaran en busca de apoyo, lo que obligó a “Tío Pepe” a buscar un par de inmuebles más grandes para poder atender a tantos niños y niñas, ya que siempre procuró habilitar espacios para la adecuada formación de los menores.

Así con las ganas de continuar fortaleciendo esta labor, pudo conseguir un terreno casi a las afueras de la capital para iniciar la construcción de lo que se conoce como “Ciudad de los Niños Don Bosco”, su idea de ayudar a los niños la hizo basada en este santo, un sacerdote italiano que instituyó un sistema preventivo para la formación de niños y jóvenes.

“Lo que pasa es que siempre tuve ganas de tener muchos hijos y solo tuve uno y bueno, porque Dios no se equivoca me dijo quieres niños ¡órale!, y me involucré de una manera muy sencilla con niños de las calles y así me vi en la situación de ayudarlos; ahora tengo muchos, los veo y atiendo como a mis hijos, los oriento y tenemos la satisfacción de que regresan a verme para dar gracias con sus hijos por la formación que recibieron y las pláticas que se les dio para orientarlos y ubicarlos”, señala.

Hoy en día la casa de niños alberga a 110 menores en internado y a otros mil que viven cerca del lugar o que día con día llegan a realizar sus estudios desde el nivel primaria hasta la secundaria y preparatoria, pues hasta este nivel se ha logrado alcanzar el apoyo en favor de los niños y jóvenes que pueden recibir su formación educativa, ya que en estos 30 años José Alfredo Pérez Ramírez ha logrado que las instancias de educación acrediten las escuelas que se han construido dentro del espacio de siete hectáreas que tiene el terreno.

Además ha logrado concretar con la empresa Toyota la instalación de un Instituto Técnico Automotriz, con el cual jóvenes estudiantes reciben la formación mecánica automotriz para el mantenimiento y reparación de vehículos, ya que este espacio cuenta con el soporte tecnológico que la compañía brinda para que el aprendizaje sea del más alto nivel.

Se trata de un personaje cuya mayor recompensa es contribuir a que esos miles de niños y jóvenes que han pasado por aquí logren ser hombres y mujeres de bien con alguna carrera profesional, con sus familias y con la convicción de las cosas pueden mejorar cuando hay alguien que tiende la mano y se tiene la convicción por mejorar; no busca reflectores a pesar de tan importante contribución social y no considera necesario hacer una gran celebración por 30 años de trabajo que aún continúa, pues su siguiente meta es gestionar ante las autoridades educativas otras diez aulas para poder recibir a más niños en las escuelas.

Refiere que hoy en día, la gente está más preocupada por las cosas materiales y por el dinero y eso los ha alejado de la parte humana, lo que hace perder mucho tiempo valioso en las cosas que son importantes como ayudar y ser sensibles a las necesidades de quienes lo necesitan.

Y es que para no depender exclusivamente del apoyo institucional o de la misma sociedad, “Tío Pepe” ha buscado por cuenta propia desarrollar otros proyectos dentro del mismo predio, donde construyó una bella capilla con excelentes acabados en cantera y madera, así como un monasterio llamado El Paraíso”, área de comida, habitaciones y una serie de espacios muy interesantes que son dispuestos en renta para el desarrollo de capacitaciones de empresas o retiros y cuyas utilidades sirven para seguir otorgando la manutención a los niños.

Apenas hace unos días la Casa Don Bosco alcanzó 30 años de dar apoyo a niños y jóvenes, lo que ha valido el reconocimiento reciente del Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos (CECYTE) por la labor realizada y el agradecimiento por aportar un terreno para la edificación del nuevo plantel número 12 en Villa de Pozos, demarcación en la que se ubica este centro de apoyo.

El trabajo por y para estos niños y jóvenes continúa, y aunque los años pasan, “Tío Pepe” se mantiene firme y con la convicción de que aún se pueden hacer muchas otras cosas para ayudar a quien lo necesita.

sergio.marin@clabsa.com.mx

vkc

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