Sobre el número 149 de la calle General F. Alcalde, a tan solo unos metros del mercado Hidalgo en la zona centro de la capital potosina, un nuevo establecimiento de comida llamado “Café 21” se abrió hace un par de semanas, pero su objetivo más que lucrativo, es integrar a cuatro chicos con síndrome de Down, y demostrar que son tan capaces como cualquier otra persona para participar en las actividades propias de este negocio y llevar a cabo una vida normal.
La iniciativa nace de la asociación civil Zynergia, un espacio que desde hace varios años ofrece una serie de actividades para niños y jóvenes con síndrome de Down, asistidos con animales AAA, en este caso, perros rescatados de la calle y rehabilitados, que tras un período de entrenamiento sirven como un medio de motivación, educación, desarrollo académico y recreativo para el proceso de formación de estos chicos.
Como suele suceder en estas asociaciones de ayuda, el camino es complicado pues subsisten esencialmente con base al esfuerzo propio para poder allegarse de recursos que les permitan pagar no solo las terapias de estos chicos, sino el apoyo profesional que brindan especialistas tanto para ellos como a los caninos, lo cual no es una tarea sencilla, ya que el apoyo de las autoridades es nulo y la aportación de la iniciativa privada no es suficiente para poder trabajar.
Aun así, los sueños y las metas que Zynergia busca no se han frenado, pues tal como lo refiere su presidente Eduardo Valadez, tirar la toalla no es una opción a estas alturas, pues el trabajo y la recompensa por ayudar a estos niños y jóvenes es de alta satisfacción.
Abrir un pequeño restaurante como Café 21, representó un reto importante, pues los costos para poder abrirlo fueron significativos, pero para Eduardo y para Martha, su hermana, encierra un mensaje que va más allá del aspecto comercial y que tiene que ver con la manera en que la sociedad se educa en torno al tema de la discapacidad.
“Aquí tenemos cuatro chicos con síndrome de Down, nuestro objetivo es abrir otras sucursales para darle oportunidad a otros de ellos de trabajar, desde la limpieza, lavar trastes, cocinar, atender a los clientes, entregar pedidos, y todo esto es con el fin de demostrar que son tan capaces como cualquier otra persona y que debemos educarnos en la forma en que percibimos la discapacidad, ellos no son angelitos, no son niños con capacidades diferentes, ni son niños especiales, ni con retraso mental. Hay que tener conocimiento sobre la discapacidad y hay que trabajar para poder avanzar en este tema”, señaló Eduardo.
En este nuevo negocio que abrió sus puertas formalmente este sábado 5 de enero, tiene entre sus trabajadores a Christian y a Sofi, quienes al igual que el resto de sus compañeros, fueron capacitados previamente para poder hacer su trabajo y lo hacen con entusiasmo, con conocimiento y con ganas de interactuar con el resto de las personas.
Aquí, un comensal puede disfrutar de un desayuno como hot cakes, huevos al gusto, chilaquiles, café, molletes, o si prefiere durante la tarde de unas enchiladas, flautas, sándwiches o hamburguesas.
“Chris desde temprano, llega agarra la escoba, trapea, me ayuda secar los trastes, si hay que realizar pedidos los lleva. Ha sido una tarea complicada, pero ya estamos aquí y tenemos fe y esperanza en los chicos y ayudarlos a que ellos sean independientes cuando sus padres no estén”, dice Martha.
Estos chicos mayores de 15 años ya están listos para caminar en este proyecto y al igual que sus promotores Eduardo y Martha Valadez, puede ser el inicio para que más chicos con síndrome de Down puedan trabajar no solo en un restaurante, sino desarrollar y ejercer un oficio que les permita vivir como se merecen.
Café 21 abre sus puertas de lunes a viernes de 9 de la mañana a 7 de la noche, e invita la gente de San Luis Potosí a visitarlo.
sergio.marin@clabsa.com.mx
apl