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Hace 60 años, un niño potosino de 10 años de edad, de nombre José Guillermo Azanza Alatorre, educado bajo las costumbres de una familia arraigada al teatro y a la ópera, descubrió un mundo lleno de imaginación, al cual pudo darle su toque para desarrollar historias propias y contarlas a través de títeres. Hoy es reconocido como uno de los principales exponentes del teatro infantil.
Desde temprana edad, Guillermo gustaba de ir con su familia al teatro y cuenta que una de sus tías le ponía zarzuela en un viejo fonógrafo y luego lo llevaba a ver alguna presentación en Bellas Artes.
Entre aquellas antiguas carpas, vio una obra con títeres y encontró una vocación que, a la fecha, le ha dado grandes satisfacciones.
“Con los hermanos Flores era una carpa donde presentaban corridas de toros, números musicales y me gustó lo que vi. De ahí llegué a mi casa, le amarré a mis soldaditos hilos e hice mi teatrito. Después hice uno atrás del jardín, iban todos mis vecinos, todos los días aunque lloviera. Entonces presenté cuentos, mi mamá hacia el vestuario y desde entonces he hecho miles de presentaciones en varias partes del país, en donde he tenido oportunidad de conocer mucha gente y participar junto a otros exponentes que acuden a festivales internacionales”, relata.
José Guillermo ha tenido la oportunidad de hacer sus presentaciones en Monterrey, Tlaxcala, Sinaloa, Tampico y la Ciudad de México, y ha recibido invitaciones para participar en España y la India, aunque para él lo importante es la satisfacción que le dejan las sonrisas de los niños, por lo que igual trabaja para una función particular o eventos gratuitos para pequeños de las comunidades más alejadas de San Luis Potosí, donde los pequeños jamás han visto un espectáculo así.
Las obras que presenta don Guillermo abordan diversos temas, ya sean bíblicas o las historias y leyendas de San Luis Potosí.
Entre los personajes que más le gustan está Pinocho, a quien tiene siempre un lugar especial entre sus escenarios, todos hechos a mano.
En un principio era su madre quien le ayudaba a crearlos, ahora don Guillermo trabaja con su hija Carmen Azanza Garza, quien no solamente es una gran creadora de historias inéditas, sino también muestra una gran capacidad para adaptar cuentos, historias y leyendas.
Guillermo Azanza asegura que es un gran orgullo seguir vigente después de 60 años, particularmente en un momento en el que los niños se entretienen con la tecnología.
Dice que el teatro con títeres es una manera de apoyar la conservación del teatro cultural, donde existe un mundo de imaginación que deja maravillado al público.
“El dar vida y voz es una cosa con la que se nace, yo hago las voces del príncipe, la princesa, la bruja; ahora, con mi hija, hacemos los dos la obra, pues ella igual hace la voz de un señor, una niña, al mismo tiempo se hacen grabaciones y las escenografías son muy realistas, como si fuera un set de televisión y muy bonitas, como las representaciones bíblicas, el palacio del faraón y el juego de luces, lo hace que sea muy atractivo”, comenta.
Por sus 60 años de trayectoria, las autoridades culturales de San Luis Potosí le rendirán homenaje el 3 de mayo, para agradecerle una vida como “creador de sonrisas”.
sergio.marin@clabsa.com.mx
vkc