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José Guadalupe Muñoz y Rosa Isela Rodríguez son una pareja con discapacidad visual, tienen más de 22 años de casados y desde hace 24 meses ante la falta de empleo y oportunidades por su condición diariamente se trasladan al centro histórico, desde temprano con micrófono y bocina buscan una opción para poder cubrir las necesidades para el sustento de su familia y poder seguir pagando la educación de su hijo.
Anteriormente José se dedicaba a vender franelas, sin embargo con el paso del tiempo esta posibilidad se agotó y tras enfrentar la dura realidad de la poca sensibilidad de los empleadores en contratar personas en esta condición, optó por salir a las calles y hacer lo que desde siempre le ha gustado, cantar.
Rosa Isela lo acompaña diariamente, ella sostiene la pequeña caja de madera para recopilar las monedas de quiénes les nace apoyarlos, también hace coros en las melodías que interpreta.
El camino no ha sido sencillo, sin embargo, su ánimo no decae y siguen tocando puertas y agotando opciones para ser contratados; “estuvimos haciendo cursos de computación y actualmente estamos haciendo el bachillerato, nos seguimos preparando”.
Reconoce que abrirse puertas cuando se tiene esta discapacidad no es fácil, pero seguirán “haciendo la lucha”, demostrando lo que pueden hacer.
El pasaje de la Plaza de Armas se ha convertido en su refugio, ahí han encontrado en la generosidad de la población el apoyo que autoridades, dependencias y empresas les han negado, de ese pasaje sale el gasto del día, el dinero para seguir pagando los estudios a su hijo, ambos coinciden en que el esfuerzo que realizan día con día vale la pena; ansían el día en el que su hijo se convierta en un profesionista.
La señora Rosa Isela entre risas, comenta lo estricto que es su esposo, pese a no contar con ningún tipo de preparación musical, diariamente se pone a ensayar, a buscar nueva música, a practicar nuevas melodías para ofrecer lo mejor de sí a quienes por su paso transitan por este pasaje.
En repetidas ocasiones este matrimonio ha solicitado un apoyo en las dependencias de desarrollo social, lamentablemente, todas las respuestas han sido negativas.
“Nos dijeron que no cumplimos el perfil, es triste pero nos dimos cuenta que es pura burocracia, hay personas que tienen carro, jovencitas que ya no estudian y si les dan el apoyo”.
Para esta pareja su discapacidad no les ha robado las ganas y esperanzas de sobresalir, sino todo lo contrario, para ellos esta condición los ha llevado a buscar nuevas ideas, nuevos proyectos, nuevos caminos y permanecer juntos.
apl