La conjunción de lo fantástico con una amalgama de creatividad, imaginación, arte e identidad cultural es lo que logra ofrecer “Anambre”, una Casa Creativa de origen potosino que elabora piezas que son como un imán, que atrae invariablemente a personas de todas las edades; desarrollada por Humberto Roque, el responsable de la producción de alebrijes rodantes de diversas formas y colores.
También está Liz Mireles, encargada de las relaciones públicas y de darle diseño y presentación a cada una de las piezas para comercializarlas, incluso a nivel mundial.
“Anambre”
Humberto explica que el nombre de “Anambre” se sustituye la letra “L” de alambre ya que los alebrijes más tradicionales se elaboran con una estructura de alambre de su interior, pero en la propuesta elimina ese material y lo sustituye por MDF que es un aglomerado de papel y madera; de ahí el cambio de la “L” por la “M”.
Relata el acercamiento que tuvo con el arte popular a través de un taller en el que participó cuando era estudiante universitario, lo que aunado a su afición por el dibujo y a la pintura, lo llevó a nutrirse sobre esta rama de la cartonería, hasta depurar técnicamente la hechura de sus piezas con el uso de alambre, para hacerlas más ligeras y accesibles para así trabajar su propuesta: los alebrijes.
“Del alambre se desprendían muchas ideas, nunca lo había pensado para vivir de eso, todo era experimental y así desarrollé piezas muy delgadas y finas, e incrusté otros materiales. “Ahí pensé vivir de eso, pero era difícil materializar el trabajo en la técnica de alambre y acartonada”, recuerda Humberto.
Después de algunos años e ideas, buscó otras alternativas para su trabajo, toda vez que ya se tenía la necesidad de vivir de eso y buscaba tener un proyecto de vida, “lo único que sé hacer es esto: dibujar, materializar y pintar”, explica Humberto.
Comercialización: el reto
Gracias al apoyo de Liz Mireles, Humberto encontró la manera de desarrollar una propuesta comercial de las piezas, algo que fue complejo, pues habría que encontrar la manera de producirlas en mayor número, además, de que se pudiesen reproducir las veces que fuera necesario sin perder su diseño original.
La herramienta del corte láser permitió abrir este camino para después ocuparse en el diseño de un instructivo, un empaque y la posibilidad de que el comprador pueda, por sí mismo, crear su propio alebrije al agregarle un kit de pinturas.
“Hemos luchado contra artesanos tradicionales o la gente que se dedica a hacer cartonería porque dicen que es reproducción fácil en corte láser con el que puedes sacar 500. Ellos consideran que no es tradicional, pero tienes que hacerlo, no puedes seguir siendo romántico en esas cuestiones cuando te enfrentas a un problema económico fuerte, si no te concentras en resolver problemas y situaciones que te aquejan, eso afecta tu trabajo y es ahí donde hay un choque, son piezas pensadas y diseñadas para reproducirse, y pienso que no ha perdido esa esencia”, confiesa Humberto.
“Una cosa que no te enseñan en la universidad es la planeación de negocios, el cómo generar una idea y llevarla hasta hacerla realidad. Cuando vamos a cualquier punto de venta, es destacar para no mostrar solamente una mesa con mantel, sino desarrollar los exhibidores, el back off que compone un producto, ofrecemos una experiencia, ya que a través del taller, la gente ve el alebrije, lo pinta, se lo apropia a pesar de ser una figura echa en serie, la vuelve personal y artesanal, le mete mano y ya no queda igual al otro; ese es el punto y la fortaleza de nuestro producto”, dice Liz Mireles.
Las piezas varían entre los 8 y 18 cm de alto, y el precio promedio de las piezas, va de los 100 a los 300 pesos.
La recompensa
El esfuerzo de varios años obtuvo su recompensa cuando Anambre presentó su propuesta de trabajo en la Bienal Nacional de Diseño, que realizó el Instituto Nacional de Bellas Artes, en la Categoría de Desarrollo Económico y Comercial, con piezas fuera de lo que es el alebrije tradicional, e incorporando la rueda como elemento adicional para hacerlo rodante, lo que valió un segundo lugar y la posibilidad de que más personas pudiesen conocer un trabajo realizado.
Con este paso, el trabajo creativo de Humberto pudo abrir la puerta hacia la Bienal Latinoamericana del mismo nombre, realizada en Madrid, España, con la cual, Humberto y Liz tuvieron la oportunidad de participar como conferencistas en lugares como la Embajada de México en España e interactuar con gente de otros países, lo que valió que las piezas hechas por Anambre se encuentren actualmente en una exposición itinerante por varias partes del mundo.
“La gente dice que los extranjeros son nuestros mejores clientes, les gusta la cultura mexicana, el folklore, pero creo que nuestros mejores clientes son los mexicanos que viven en el extranjero, porque cuando adquieren una pieza es crear un vínculo con su cultura. La gente que viene de vacaciones quiere llevar algo para su lugar de origen y se le nota la emoción, si lo va regalar, sabe que es de México o si lo tiene en su casa, sabe que le va a recordar su país y hemos aprovechado esa parte y es uno de los mejores clientes, donde el trabajo realmente lo valoran mucho”, concluye Liz.
Entre las figuras más representativas con las que cuenta Anambre se encuentran los 4 alebrijes rodantes que se elaboraron en un inicio: Burrito, Cuernos, Orejón y Rana; ya que con ellos, Humberto y Liz han obtenido sus principales reconocimientos a nivel internacional; de todos ellos el más querido es el Burrito, señalan.
Anambre Casa Creativa tiene su workshop de exhibición y venta en la calle de Mier y Terán 340 en la Zona Centro de la capital potosina y a la fecha ha creado alrededor de 10 mil piezas, muchas de ellas están expuestas en este espacio, también acuden a bazares especializados en diseño y arte dentro de San Luis Potosí y en ciudades vecinas como Querétaro y San Miguel de Allende, además realizan ventas en línea a través de Facebook y Kichink.
sergio.marin@clabsa.com.mx
vkc