En días pasados, el presidente ocupó gran parte de sus conferencias mañaneras para quejarse de que en los medios de comunicación se había categorizado a Dos Bocas como “la refinería que no refina”. El retrato es incontrovertible: el presidente inauguró una obra inconclusa y echó la carne al asador de la propaganda para presumir una refinería que aún no refina, y no lo hará por mucho tiempo. 

Pasa algo similar con el Aeropuerto Felipe Ángeles. Se inauguró un pequeño aeropuerto que no está terminado. El AIFA no es ni siquiera una terminal alterna al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Cuando por alguna condición un avión no puede aterrizar en la capital del país, lo desvían a Querétaro, Acapulco, Guadalajara… pero nunca al que sería más lógico, por cercano: Santa Lucía. ¿Por qué? Porque aún no tiene instalada la tecnología ni la iluminación suficiente en las pistas como para servir de aeropuerto alterno. Es una terminal de medio pelo y medio día. 

Peor aún: ya que el gobierno piensa que el AIFA es una maravilla, ¿por qué los aviones oficiales no se trasladan para allá? Desahogarían la saturación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Pero no. Ni el Ejército, la Marina, la Guardia Nacional, la Fiscalía, nadie se ha movido del aeropuerto bueno. Ni ellos quieren usar el AIFA. 

El AIFA no sirve ni para eso. Fue un aeropuerto que no se construyó pensando en el espacio aéreo, no se pensó en el cielo, ni siquiera se pensó en las aerolíneas, mucho menos en los pasajeros. El aeropuerto se construyó ahí porque ese fue el capricho del presidente Andrés Manuel López Obrador. ¿El resultado? A casi cuatro meses de su inauguración, sólo operan un puñado de vuelos en los que las aerolíneas pierden dinero. Despegan hasta con el 80% del avión vacío. Y asumen esa pérdida para quedar bien con López Obrador: ¿cómo decirle que no al “señor presidente”? Sobre todo si negarse puede desatar un alud de auditorías, revisiones, descertificaciones y una buena calumniada en las mañaneras. Nadie quiere pelearse con Palacio Nacional. Terminando el verano prometieron poner más rutas para darle por su lado a López Obrador: a ver si no profundizan las pérdidas. 

SACIAMORBOS 

1.- Cuando en el gobierno de Felipe Calderón México perdió la Categoría 1 en seguridad aérea, la recuperaron en cuatro meses. ¿Cuál fue el truco? Meterle 500 millones de pesos a mejorar todas las áreas señaladas como deficientes en la auditoría. López Obrador lleva 14 meses sin poder recuperarla. Y en lo que toca al presupuesto de la Agencia Federal de Aviación Civil, tuvo un recorte inicial de 40% y aunque lo han recuperado, todavía no alcanza lo que tenía en 2019. Es ni más ni menos la parte del gobierno que se encarga de que los aviones sean seguros. 

2.- ¿Será cierto que la secretaria del Trabajo ya comunicó a los pilotos y sobrecargos de Aeromar que vayan buscando chamba porque se les termina en septiembre?



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