Aún tiene perdidos 450 millones de pesos de un desvío con los “servidores de la nación”. Nunca fueron solventados por la Secretaría del Bienestar, donde se desempeñaba como Coordinadora de Delegaciones. La Auditoría Superior de la Federación detectó el desvío en la cuenta pública de 2019. Lo reveló a inicios del 2021. Nunca pasó nada.

Ella formó parte del grupo del operador financiero de AMLO y hoy diputado federal, Gabriel García. Ese grupo tenía a su cargo a los “servidores de la nación”, este ejército de funcionarios que recorre el país repartiendo programas sociales del gobierno y haciendo campaña para Morena. Nunca quiso regularizar ni reglamentar a los servidores de la nación para dejarlos en una suerte de limbo burocrático que les permitiera esta dualidad: repartir dinero del gobierno y capitalizar votos para el partido.

Hoy, la mujer implicada en ese desvío de 450 millones es la que está buscando a nuestros desaparecidos. Se llama Teresa Guadalupe Reyes Sahagún. Le apodan “Tere Lupe”, pero imagínese el perfil que dentro del propio morenismo le dicen “Tere Lumpen”. Ella encabeza la Comisión Nacional de Búsqueda. Tomó ese cargo con un objetivo: maquillar las cifras de desaparecidos, por órdenes de López Obrador. Entró al relevo de Karla Quintana, que denunció que ella no se iba a prestar a ese infame maquillaje. El maquillaje se concretó. Con la misma destreza con la que desapareció los 450 millones, Teresa Guadalupe Reyes Sahagún desapareció a cerca de 100 mil desaparecidos. Se hizo un nuevo censo. La cifra oficial bajó de un plumazo de 111 mil a 12 mil personas desaparecidas no localizadas. Fue tal el escándalo que tuvieron que dar marcha atrás y actualmente la cifra está en 113 mil.

Luego, Teresa Guadalupe Reyes Sahagún emprendió un despido de decenas de especialistas forenses y funcionarios de carrera para poner a su gente en esos cargos. Se fue gente con experiencia y llegaron los de ella. La propia funcionaria es un ejemplo perfecto de esto. Empezó en Morena, de ahí saltó a la Secretaría del Bienestar, luego al Instituto Nacional para la Eduación de los Adultos y finalmente en la Comisión Nacional de Búsqueda. O sea que de hacer campaña pasó a repartir programas sociales, educar a adultos y buscar desaparecidos. Todo, en seis años.

En buenas manos el grave problema de los desaparecidos.

SACIAMORBOS

En medio de los pronósticos de recesión económica en México, con una deuda que aumentó 7 billones de pesos en el sexenio de López Obrador y de un déficit presupuestal de 6% del PIB el año pasado, los ojos están puestos en el SAT, que encabeza Antonio Martínez Dagnino, pieza de El Clan que encabeza Andy López Beltrán, la red de corrupción y tráfico de influencias que comandan los hijos del exmandatario. El gobierno federal no tiene dinero y el SAT presume recaudaciones récord. Esto ha despertado la sospecha de que el SAT está reportando como “recaudación efectiva” los créditos fiscales que aún están en litigio y por lo tanto, pendientes de pago. Las cifras se pueden inflar porque los créditos fiscales son hasta diez veces mayores que la utilidad de una empresa. Veremos.

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