Los domingos solía ir a comer a Prado Norte, un restaurante de carnes uruguayo en la carretera a Toluca. Llamaba la atención por el equipo de seguridad que lo acompañaba: siempre con armas largas. Por eso, a muchos de sus cercanos sorprendió la versión oficial sobre su asesinato: se metieron a su casa a robar y lo mataron. ¿Quién haría algo así con un hombre custodiado por sujetos con ametralladoras?
Luis Miranda Cardoso fue asesinado ayer. Era el padre de uno de los mejores amigos del expresidente Enrique Peña Nieto, su operador de confianza, Luis Miranda Nava. Cuando llegó a la Presidencia, lo puso primero de subsecretario de Gobernación. Era el encargado de meterse a las cloacas del poder y resolver los asuntos, con los métodos que hiciera falta. Luego saltó a secretario de Desarrollo Social. La camaradería entre Luis Miranda Nava y Enrique Peña Nieto sorprendía a sus propios compañeros de gabinete: cuando se sentaban a comer, era frecuente ver que Miranda agarrara comida del plato del presidente, algo impensable para los demás, pero no para un “hermano”. La hermana del secretario Miranda se casó con Adolfo del Mazo, primo tanto del expresidente Peña como del actual gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo.
Pero a muchos sigue sorprendiendo que la hipótesis central de la Fiscalía mexiquense sea que mataron a Luis Miranda Cardoso, alguna vez presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México, al entrar a robar su casa en la calle de Texcoco, colonia Electricistas, en Toluca.
Suena especialmente raro después del asesinato —dijo la Fiscalía de Morelos que fue un crimen pasional— de uno de los operadores financieros que mejor sabía las historias de corrupción del sexenio pasado: el exfuncionario de la Secretaría de Hacienda, Isaac Gamboa Lozano.
SACIAMORBOS
A las pocas horas del asesinato de Luis Miranda Cardoso, el fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, difundió un mensaje dando a conocer que el testigo estrella Emilio Lozoya, exdirector general de Pemex, había presentado su declaración/denuncia en la que, como adelantamos aquí, responsabilizó de haber ordenado los actos de corrupción que él ejecutó al expresidente Enrique Peña Nieto y al exsecretario de Hacienda, Luis Videgaray. Dijo que entregó un video. Empieza a despejarse la incógnita sobre qué tanto hay grabado. Originalmente se creó la expectativa de que eran 18 horas de videos. También dijo el fiscal que Lozoya presentó como pruebas unos recibos (¿recibos de pagos de sobornos?). Implica a cinco senadores, un diputado y un secretario de Finanzas de un partido político. Lozoya dio nombres, dijo el fiscal, pero no los reveló. Varios nombres han estado circulando ampliamente. ¿Será citado a declarar Peña? Cuando lo necesite el presidente López Obrador. ¿Será citado Videgaray, quien vive en Estados Unidos? A ver qué dice su gran amigo Jared Kushner, yerno y superasesor del presidente Trump. ¿Vega, Cabeza, Domínguez? La película regresa hasta Etileno XXI con lo que Lozoya implica al calderonismo y aún más al PAN. Esta serie apenas comienza, ¿veremos las pruebas, los dichos, los recibos, el video? Se va a poner bueno.
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