Si en el boxeo, tener un buen jab de izquierda es sinónimo de ser habilidoso en el ring, en la política, tener una buena izquierda, no es ni más ni menos que lo mismo; es mostrar habilidad para no quemarse en fuegos fatuos, y eso fue lo que sin duda demostró el alcalde Enrique Galindo durante la pasada visita de la Presidenta Claudia Sheinbaum, logrando colarse hasta la misma médula del contingente morenista que recibió a la primera mandataria del país, a quien por cierto además felicitó por su primer año de gestión, además de que agradeció los anuncios de obras y acciones que redundarán en beneficio de los Capitalinos.

Ese buen jab se nota también en evitar las actitudes pendencieras, y en dedicarse por el contrario a buscar la concordia y la cooperación ciudadana, lo que recientemente ha dado por resultado que San Luis Potosí Capital sea considerado como un municipio modelo para el país, por la participación de 698 Comités de Seguridad Ciudadana e Inteligencia Social en tareas de protección ciudadana.

Y el interés de los potosinos por trabajar en su propia seguridad quedó confirmada durante el acto de reconocimiento a los comités que se han destacado por sus labores en favor de sus conciudadanos, en materia de prevención, y de organización de las tareas de seguridad pública, además de que la voz de los habitantes de la Capital orienta las políticas municipales hacia las necesidades reales.

Pero por supuesto se entiende que la autoridad no debe dejar de diseñar políticas públicas sanas, y entre ellas debemos referirnos al programa que fue denominado: «San Luis en Bici», con el cual, la administración municipal busca que los potosinos volteemos la mirada hacia la movilidad física, para lo cual la mano izquierda también ha llegado hasta el ámbito empresarial, en el cual la firma Mercurio y su Fundación, fueron sensibilizadas para la donación inicial de 350 bicicletas, a efecto de promover el uso de esos vehículos, lo que además lleva motivaciones ambientales y de vialidad, luego de que ésta ciudad se ha visto avasallada por un maremágnum de automotores por todos sus rumbos.

Así las cosas, no queda más que aceptar que es mejor un esteta de la política con una buena mano izquierda, que dirige sus golpes con mesura y precisión, que un fajador que empuja con todo y tira golpes a diestra y siniestra a ver cuál, por casualidad atina.

He ahí la importancia de una buena izquierda, y como dicen los cronistas deportivos, el respetable bien lo sabe y lo agradece. Sea pues, y por ahi nos encontraremos pronto, por el camino.

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