“Espejito, espejito, ¿quién es el más bonito?”
Alejandro Moreno Cárdenas anda sobrado y, al final, puede no ser totalmente su culpa. Es que le llenan eventos con gente que le grita ¡presidente, presidente, presidente! y él termina por creérsela.
El PRI que representa Alito piensa que tiene una oportunidad rumbo al 2024 cuando, en realidad, no tienen ni segura la elección en el Estado de México para el 2023 que ya desde hoy se ha convertido en un infiernillo de patadas bajo la mesa entre los grupos del gobernador Alfredo Del Mazo y los priistas del CEN, pasando por la intención del PAN para que sea de ellos, y no del PRI, el candidato de una posible alianza. Todos escuchan el canto de sirenas que, la neta, solo existe en su imaginación.
Las elecciones del próximo año están perdidas de antemano, el PRI será testimonial, entregará Oaxaca a Morena y es muy probable que también salga derrotado en Hidalgo, entre los corrillos de la Alianza por México se habla del berrinche que ha plantado la gente de Moreno al PAN para que les cedan la candidatura de Durango que, de cualquier forma, también parece que perderán.
La oposición claramente es una caricatura, un chiste mal contado, un microbito en la narrativa del México de un solo hombre que representa López Obrador.
Por otro lado, luego de la publicación de una encuesta que coloca al joven Luis Donaldo Colosio Riojas, alcalde de Monterrey por Movimiento Ciudadano, como un posible presidenciable, casi empatado con Sheinbaum y Ebrard, se desataron una serie de declaraciones que parecen dignas de una parodia cómica, de una farsa.
Casi todo mexicano mayor de 30 años sabe quién es Luis Donaldo Colosio, ubican al hombre que pudo ser presidente de México y que fue asesinado en 1994, de ahí surge una una serie de conjeturas que se quedan en el imaginario, ¿lo mató Salinas?, ¿tuvo algo que ver el narco?, ¿Colosio habría llevado al país a una especie de edén de igualdad y justicia?, ¿era él quién acabaría con la corrupción?, y un larguísimo etcétera cuyas respuestas jamás conoceremos. Colosio se convirtió en una leyenda.
Sin embargo, el joven de 35 años, hijo de Colosio, no es el Colosio de 1994, para muchos es, más bien, un político promedio, un tanto gris, un tanto inestable ideológicamente y pragmáticamente, un esbozo apenas de lo que sería un hombre de Estado.
Francamente, si ambos, Alito y Colosio, sin acarreados, sin porras y sin medios de comunicación se fueran a comer a cualquier taquería de México, fuera de Nuevo León, tal vez pocos los reconocerían, ni uno ni otro se sienten empáticos con la mayor parte de la población, son unos políticos más del montón de nombres que no dicen nada fuera del círculo rojo que cada vez parece más extraviado.
La caballada de la oposición anda tan famélica, que empieza a alucinar de hambre de atención. A este paso, el lopezobradorismo parece que podrá gobernar sin broncas de aquí al 2030.
DE COLOFÓN.- Hablando de elecciones en el Estado de México, parece que estamos a punto de ser testigos de un resucitado: se llama Juan Zepeda.
El PRI que representa Alito piensa que tiene una oportunidad rumbo al 2024 cuando, en realidad, no tienen ni segura la elección en el Estado de México para el 2023 que ya desde hoy se ha convertido en un infiernillo de patadas bajo la mesa entre los grupos del gobernador Alfredo Del Mazo y los priistas del CEN, pasando por la intención del PAN para que sea de ellos, y no del PRI, el candidato de una posible alianza. Todos escuchan el canto de sirenas que, la neta, solo existe en su imaginación.
Las elecciones del próximo año están perdidas de antemano, el PRI será testimonial, entregará Oaxaca a Morena y es muy probable que también salga derrotado en Hidalgo, entre los corrillos de la Alianza por México se habla del berrinche que ha plantado la gente de Moreno al PAN para que les cedan la candidatura de Durango que, de cualquier forma, también parece que perderán.
La oposición claramente es una caricatura, un chiste mal contado, un microbito en la narrativa del México de un solo hombre que representa López Obrador.
Por otro lado, luego de la publicación de una encuesta que coloca al joven Luis Donaldo Colosio Riojas, alcalde de Monterrey por Movimiento Ciudadano, como un posible presidenciable, casi empatado con Sheinbaum y Ebrard, se desataron una serie de declaraciones que parecen dignas de una parodia cómica, de una farsa.
Casi todo mexicano mayor de 30 años sabe quién es Luis Donaldo Colosio, ubican al hombre que pudo ser presidente de México y que fue asesinado en 1994, de ahí surge una una serie de conjeturas que se quedan en el imaginario, ¿lo mató Salinas?, ¿tuvo algo que ver el narco?, ¿Colosio habría llevado al país a una especie de edén de igualdad y justicia?, ¿era él quién acabaría con la corrupción?, y un larguísimo etcétera cuyas respuestas jamás conoceremos. Colosio se convirtió en una leyenda.
Sin embargo, el joven de 35 años, hijo de Colosio, no es el Colosio de 1994, para muchos es, más bien, un político promedio, un tanto gris, un tanto inestable ideológicamente y pragmáticamente, un esbozo apenas de lo que sería un hombre de Estado.
Francamente, si ambos, Alito y Colosio, sin acarreados, sin porras y sin medios de comunicación se fueran a comer a cualquier taquería de México, fuera de Nuevo León, tal vez pocos los reconocerían, ni uno ni otro se sienten empáticos con la mayor parte de la población, son unos políticos más del montón de nombres que no dicen nada fuera del círculo rojo que cada vez parece más extraviado.
La caballada de la oposición anda tan famélica, que empieza a alucinar de hambre de atención. A este paso, el lopezobradorismo parece que podrá gobernar sin broncas de aquí al 2030.
DE COLOFÓN.- Hablando de elecciones en el Estado de México, parece que estamos a punto de ser testigos de un resucitado: se llama Juan Zepeda.
@LuisCardenasMX