La maestra Victoria Rodríguez Ceja tendrá un ascenso meteórico en su carrera profesional, hace apenas 12 años era la directora de Finanzas del Metro en la Ciudad de México y ahora, gracias a la 4T, se convertirá en la gobernadora de uno de los bancos centrales más importantes en el mundo, algo así como la colega de Jerome Powell, Villeroy De Galhau o Christine Lagarde, de ese tamaño es su promoción.
Rodríguez tiene cero experiencia en asuntos de política monetaria, su carrera ha sido más bien de acumulación de méritos entre los círculos radicales de la izquierda capitalina, quienes la describen como una mujer disciplinada, trabajadora y, sobre todo, leal.
Aunque algunas instituciones de gran prestigio, como BBVA, han otorgado un “voto de confianza” a la maestra Rodríguez Ceja, el mercado no recibió con beneplácito la noticia: el dólar rebasó los 22 pesos y se encendieron alertas entre poseedores de grandes capitales que avizoran una fuga de golondrinos en las próximas semanas.
Lo que más preocupa a los especialistas, es el debate que habrá en la próxima junta de gobierno de Banxico tan pronto como inicie el año 2022.
Más allá de que el Senado, con los votos de Morena y aliados, ha colocado a Jonathan Heath, Gerardo Esquivel, Galia Borja Gómez como subgobernadores del banco central (y próximamente a Victoria Rodríguez Ceja) la disputa que viene se antoja más como una entre ortodoxos y heterodoxos.
De hecho, de los cinco miembros que conforman la junta de gobierno del Banco, solo una, Irene Espinosa Cantellano, llegó sin los votos de la 4T, el 24 de enero de 2018.
Quizá sin la molesta operación de la mayoría ortodoxa en la junta, ideas como aquella de obligar a Banxico a comprar dólares en efectivo o inclusive la de flexibilizar el uso de las reservas puedan caminar de manera más fluida en el Congreso.
Empero, más allá de que el voto de la maestra Rodríguez servirá para controlar a la baja las tasas de interés, hay una misión que empieza a trazarse para la nueva gobernadora: buscar la manera de que el Banco pueda comprar deuda de Pemex para “apoyar” a la transformación energética.
Apenas el 27 de octubre, el director de Pemex, Octavio Romero, dijo a legisladores que el gobierno asumiría la responsabilidad de los pagos de sus bonos antes de 2024, aunque no explicó de dónde saldrían los más de 40 mil millones de dólares que hoy debe.
El proceso para que Banxico adquiera esa deuda es, ciertamente, abstruso y no ajeno a múltiples interpretaciones legales, pero puede ser algo muy factible.
100% leales, 100% obedientes.
De Colofón.- Dos cosas sobre el relevo en Banxico:
Gerardo Esquivel tenía muchas más credenciales para el cargo, sin embargo parece expulsado del paraíso por no cumplir al presidente su capricho de remanentes. Castigado, sí, pero contraataca: “Se perdió una gran oportunidad”, dijo ayer sobre el retiro de la propuesta de Arturo Herrera.
El otro expulsado del paraíso es, justamente, Arturo Herrera, su pecado fue utilizar el Fonadin para otorgar recursos a los gobernadores sin pedir permiso a López Obrador, a los ojos del presidente se volvió un traidor que ahora no tendrá chamba por un buen rato.
“El que da y quita…”
@LuisCardenasMX