La presidenta Claudia Sheinbaum confirmó en su discurso de toma de posesión que adoptará un estilo similar al de su antecesor Andrés Manuel López Obrador, de soltar y prometer conceptos que difícilmente se podrán llevar a cabo. Por ejemplo, aseguró frente al Congreso de la Unión que en materia económica su gobierno apostará por “una política fiscal responsable, una proporción razonable entre deuda y Producto Interno Bruto”; sin embargo, en las oficinas de la Secretaría de Hacienda se siguen preguntando de dónde sacarán los 9 billones de pesos que se van a proponer para el primer año del sexenio.

La respuesta de los funcionarios que arrastran el lápiz para la elaboración del Presupuesto es que se recurrirá a la vieja práctica de sobreestimar el crecimiento económico, ajustar favorablemente la proyección del tipo de cambio y los ingresos por la venta de petróleo, así como un menor costo financiero para refinanciar los pasivos de corto plazo, derivado de la baja de las tasas de interés. Por esta razón, como lo dio a conocer el lunes en este espacio, la propuesta de reducción del déficit fiscal será de apenas un punto porcentual para 2025, del 6% del 2024 al 4.8% o 5% el próximo año. Esto, en el mejor escenario, puesto que también está latente la posibilidad de recurrir a la contratación de más deuda.

Estos números son muy similares a los del Presupuesto 2024, un año en el que se obligó al equipo de Rogelio Ramírez de la O a forzar las finanzas públicas por las necesidades del proceso electoral. No obstante, mantener estos rangos para 2025 podría comenzar a verse como un foco de alerta para las calificadores de riesgo crediticio y para los inversionistas, en especial porque la emisión de bonos o captación de recursos se torna aún más complicada en un mercado externo de deuda en el que empieza a permear la desconfianza sobre la prudencia y salud financiera del país, y en un mercado interno que sufrirá una desaceleración.

Claudia Sheinbaum iniciará su gobierno con una inercia de un enorme gasto público, la diferencia es que los recursos en caja, o los “guardaditos”, se esfumaron. Andrés Manuel López Obrador ejerció, principalmente en sus programas sociales y en sus obras prioritarias, los ahorros que por décadas acumuló el país en más de 100 fideicomisos y en el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios.

En las postrimerías del sexenio de Enrique Peña Nieto, su secretario de Hacienda, José Antonio Meade, reservó dinero en dicho Fondo de Estabilización –que se integra con los remanentes del Banco de México–. Meade creía que, tras convertirse en candidato, podría ganar la elección, por lo que mantuvo esa bolsa de 300 mil millones de pesos que le serían de utilidad para el Presupuesto del primer año de su eventual gobierno. El beneficiario de ese manejo responsable fue López Obrador, que decidió derrocharlo, lo cual ahora será un lastre para el inicio de la administración de Sheinbaum.

La primera mandataria del país está consciente de que debe ser responsable en el tema del gasto y anunció una disminución al Presupuesto de las dependencias federales. ¿Cuáles serán las secretarías de Estado con los principales recortes? Tras escuchar las 100 promesas de gobierno en su discurso en el Zócalo capitalino da la impresión de que, al contrario, prácticamente todas requerirán más presupuesto.

Posdata 1

En sus dos primeros discursos como presidenta constitucional, Claudia Sheinbaum evitó mencionar que no llevaría a cabo una reforma fiscal. Si bien esa propuesta la hizo durante su campaña –la de no incrementar los impuestos–, esta vez no fue tan contundente; por lo menos no lo hizo con la vehemencia de López Obrador hace poco menos de seis años, en su discurso de toma de protesta.

Esto alimenta los temores sobre que en la miscelánea fiscal del 2025 se ajustarán las tasas de algunos impuestos o bien se eliminarán buena parte de las deducciones permitidas para las empresas. Sería entonces de una reforma fiscal disfrazada, toda vez que seguir cobrando los créditos fiscales por cerca de 500 mil millones de pesos anuales promedio que ejecutó el SAT en el sexenio de AMLO se ve muy complicado de mantener.

Posdata 2

Una toma de protesta y un discurso en el Zócalo lleno de simbolismos. No solo porque Claudia Sheinbaum hizo historia al convertirse en la primera mujer presidenta de México, sino por Ifigenia Martínez, por el cierre de filas del movimiento que la arropó y de las ciudadanas y ciudadanos que votaron por ella el 2 de junio. Una ceremonia donde las Fuerzas Armadas se cuadraron ante su primera Comandanta en Jefe y Andrés Manuel López Obrador, por más cámara que robo, se terminó cuadrando también ante su sucesora, quien se desvivió en elogios, halagos y loas para él.

La ceremonia de investidura, la entrega de la banda presidencial y los coros para la nueva Presidenta fueron el preámbulo del mensaje de poco más de una hora que emitió, por la tarde y al estilo López Obrador, la presidenta constitucional en el Zócalo capitalino, frente a su Gabinete, algunos líderes mundiales y sus simpatizantes. La flamante mandataria enumeró 100 compromisos, tal y como lo hizo AMLO en su toma de protesta del 2018. 100 ambiciosas promesas de corte económico, político y social que costará trabajo cumplir y que, como a su antecesor, muchas se le quedarán truncas o simplemente no podrá ejecutar. Pero prometer no empobrece, como reza el dicho popular. Y menos para los políticos, quienes viven de eso: de jurar, de dar esperanzas y también falsas expectativas. “No les voy a fallar”, dijo Sheinbaum. Todos los días se escribirá la crónica de su gobierno y de sus promesas cumplidas o incumplidas.

Posdata 3

En su discurso ante el Congreso de la Unión, Claudia Sheinbaum reiteró que este miércoles estará en Acapulco, acompañada de su Gabinete, para que junto con la gobernadora Evelyn Salgado se evalúen los daños ocasionados por el huracán John y establecer los apoyos con los que continuará el gobierno federal los trabajos de reconstrucción de los centros turísticos de la entidad y de los municipios afectados.

Las intensas lluvias que cayeron en Guerrero afectaron a municipios de la costa chica y de la costa grande, así como Chilpancingo, la capital del estado. La creciente de ríos afectó caminos en varias regiones, obras que son importantes realizar para establecer comunicación entre varias comunidades.

Por su parte el gobierno estatal se prepara para realizar el levantamiento del censo de viviendas afectadas. Al 1 de octubre se contabilizan 8 mil 371 personas damnificadas, quienes se encuentran en 103 albergues que dispuso el gobierno del estado. La presencia del Gabinete de la presidenta hoy en Acapulco es un mensaje para la implementación del programa de apoyos que necesita la entidad, que en menos de un año sufrió la fuerza de la naturaleza y la devastación que provocan los huracanes.

@MarioMal

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