Los conservadores están listos para retar a Andrés Manuel López Obrador, quien luce más radicalizado en su intento por cambiar el sistema electoral mexicano. Los próximos ocho días serán de pronóstico reservado, ya que el país albergará no solo la marcha por “la defensa del INE” —un movimiento más bien de la sociedad, pero en el que el Presidente ha querido encasillar a sus adversarios llamándolos “clasistas” y “racistas”—, sino que recibirá a figuras internacionales de la ultraderecha. 

Los próximos 18 y 19 de noviembre se llevará a cabo la Conferencia Política de Acción Conservadora que tendrá lugar en el Hotel Westin de Santa Fe, al que se darán cita perfiles de ultraderecha como Steve Bannon, el estratega de la campaña política de Donald Trump, quien ya tiene reservado un vuelo privado que aterrizará al medio día en el Aeropuerto de Toluca, donde lo esperará un convoy de seguridad. 

El evento, convocado por el actor y también publirrelacionista de la derecha mexicana, Eduardo Verástegui, reunirá a unos 50 oradores señalados de representar los ideales de la derecha radical o de pertenecer a grupos caracterizados por imponer agendas violatorias de los derechos humanos o incluso antisemitas.

Entre los asistentes están el senador republicano Ted Cruz; el hijo del todavía presidente de Brasil, Eduardo Bolsonaro; al también excolaborador de Trump y exembajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau, y al excandidato presidencial chileno José Antonio Kast, abierto defensor del nazismo y de la dictadura de Pinochet.

Se suman a la lista de oradores perfiles como el ultraderechista argentino Javier Milei; el expresidente de Polonia, Lech Walesa; la exdirectora de Planned Parenthood –y férrea opositora al aborto–, Abby Johnson; la conspiracionista de extrema derecha, Marjorie Taylor Greene, y el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, entre otros.

Sin duda todos son opositores a las izquierdas liberales y contrarios a la ideología que dice defender el presidente López Obrador, aunque los estilos de estos coinciden en cierta medida con lo que ha dejado ver la 4T en sus cuatro años de administración: autoritarios, religiosos, radicales, enemigos de las libertades, opresores de los derechos y de sus respectivas oposiciones.

No fue una casualidad que AMLO llegara a la presidencia con el apoyo de un movimiento de ultraderecha: el Partido Encuentro Social de Hugo Éric Flores, representante de las iglesias evangelistas del país. Los militantes de este organismo nunca se cansaron de decir que el tabasqueño había llegado a conseguir su objetivo porque “contó con el favor de Dios”.

En el PES, López Obrador coincidió con Verástegui. Se hablaba en su momento que, de no lograr una alianza los partidos guinda y morado, el PES se iba a inclinar en el 2018 por un candidato propio y fue ahí cuando sonó fuerte el nombre del excantante y actor. Otro tirador a esa candidatura era el ex árbitro de fútbol Marco Rodríguez, conocido como Chiquidrácula.
Por supuesto que también hay cosas en las que Andrés Manuel López Obrador no es nada parecido a los ultraderechistas, y es que el evento del siguiente fin de semana será lo que él califica de “fifí”. Los boletos de ingreso tienen van de los 700 hasta los 20 mil pesos e incluyen comidas y cenas de gala con los personajes más relevantes del programa.

En suma, son los polos opuestos en el tablero, y AMLO tendrá que soportar su presencia, en su mismo territorio, justo en el momento en que enfrenta la batalla a la que le ha otorgado la mayor prioridad en la última parte de su gobierno: la reforma electoral. 

Posdata

El pasado 29 de octubre se realizó un concierto en la Ciudad de México que reunió a más de 300 ultras en la colonia Santa María la Ribera. Los denominados neofascistas o neonazis corearon consignas de odio y cantaron al ritmo de bandas españolas y mexicanas. La concatenación de eventos no parece ser una coincidencia.

@MarioMal

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