Más de 70 años después de forjar una alianza a niveles presidenciales para desarrollar negocios en territorio mexicano, las familias Alemán y Rocca –de Miguel Alemán y Paolo Rocca– se abren camino en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador; los primeros como participantes del sector aeronáutico y de medios, y los segundos como constructores de los proyectos estratégicos de la Cuarta Transformación.
Las empresas del Grupo Alemán, Interjet y Corporativo Coral, navegan en aguas tranquilas y de la mano de empresarios cercanos a la actual administración morenista, como los polémicos Carlos Cabal Peniche y Alejandro Del Valle, mientras que el Grupo Techint, de Paolo Rocca, socio de la brasileña Odebrecht durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, se mantiene como responsable de construir una parte de la Refinería Dos Bocas.
Son bien conocidas las atenciones que el presidente López Obrador tiene para Miguel Alemán Velasco, pues como gobernantes contemporáneos del entonces Distrito Federal y Veracruz, forjaron una sólida amistad. Pero muy pocos han percibido que esas deferencias se han extendido a sus grupos empresariales aliados y específicamente a la dinastía de los Rocca.
Fue en 1947 cuando el criador de caballos y fundador del Hipódromo de las Américas, Bruno Pagliai, presentó a Agostino Rocca con su amigo el presidente Miguel Alemán Valdés. El empresario buscaba una oportunidad para trasladar una planta siderúrgica desde Italia, mientras que el mandatario pretendía dar movilidad económica a Veracruz, su estado natal.
Rocca se había encargado de la industria pesada en la Italia fascista, con la producción incluso de armamento e insumos para los tiempos de la Guerra Mundial, pero la nueva realidad geopolítica lo obligaba a buscar nuevos horizontes para sus negocios, los cuales encontraron en tierras veracruzanas las mejores condiciones para prosperar.
Veracruz se encontraba justo en el centro de la zona petrolera y la industria requería de grandes cantidades de tubos de acero, que en la mayoría de los casos se tenían que conseguir en el extranjero. Fue así que nació TAMSA o Tubos de Acero México S.A., aunque la prensa local de aquellos tiempos la bautizó con el nombre de “También Alemán Metió ahí sus Ahorros”.
Aquellos fueron los primeros pasos en México del grupo empresarial italo-argentino hoy conocido como Techint. De hecho, la abreviatura viene precisamente del nombre de Compagnia Tecnica Internazionale, S. p. A, la empresa que don Agostino, abuelo del actual presidente del grupo, Paolo Rocca, fundó en la ciudad de Milán en la década de los 40.
Techint tiene una historia próspera en la industria mexicana desde aquellos tiempos. A diferencia de Odebrecht y OHL, no puede considerarse como una empresa de un solo sexenio. Basta con revisar sus operaciones en los gobiernos anteriores, ya sea priístas o panistas, para descubrir que tienen décadas gozando de la gracia presidencial.
En tiempos de administraciones panistas se hicieron prácticamente del control de la industria acerera, primero con la compra de Hylsa y, tiempo después, con la absorción de la emblemática Industrias Monterrey S. A., mejor conocida como IMSA, una operación que sólo pudo haberse concretado con apoyo gubernamental.
Ya en el en el sexenio de Peña se asoció con Arendal y Odebrecht, hoy bajo la lupa de las autoridades mexicanas, con quienes formó el consorcio AOT –Arendal, Odebrecht y Techint– para desarrollar el gasoducto Los Ramones II, una obra por la que recibieron casi mil millones de dólares como pago de Petróleos Mexicanos.
El grupo de Paolo Rocca participa actualmente en la construcción del Paquete 4 de la refinería Dos Bocas, correspondiente a la construcción de las plantas de tratamiento de aguas residuales. Lo anterior vendría a confirmar que la alianza con los Alemán se mantiene intacta y que ésta podría haberse extendido hasta el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Rotoplas, acción en picada
Algo malo ha pasado con Rotoplas, la empresa de Carlos Rojas Mota Velasco que desde que comenzó a cotizar en la Bolsa Mexicana de Valores, en agosto de 2015, a la fecha registra una minusvalía de 37% en el precio de sus acciones.
El declive de la acción de la fabricante de tinacos y sistemas de recolección de agua pluvial comenzó a finales de 2016, cuando le sobrevinieron acusaciones en contratos por más de mil 500 millones de pesos para el proyecto denominado “Zonas Prioritarias de la Secretaría de Desarrollo Social”, en tiempos de Luis Miranda y su compadre Enrique Peña Nieto.
En octubre de 2016 se documentó que la empresa que dirige Carlos Roberto Rojas Aboumrad intentó frenar una investigación de la Auditoría Superior de la Federación que escudriñaba los contratos para instalar 19 mil sistemas de recolección de agua pluvial y baño ecológico. La irregularidad, además de la forma presuntamente ventajosa en la que hizo de los contratos, radicaba en que vendió los productos a sobreprecio.
La segunda mala racha para la acción de Rotoplas vino a partir de 2018, y no se ha podido recuperar. Ese año sus títulos se devaluaron 28% y, en lo que va del gobierno de Andrés Manuel López Obrador han caído otro 16%.
Algo no huele bien en la empresa.
¿Violencia y corrupción en la 4T?
Al interior de la 4T sonaron alertas de emergencia debido a una serie de publicaciones realizadas en redes sociales por la influencer Melissa Suárez Velázquez, quien adelantó que revelará una red de corrupción y sobornos relacionados con la actual gestión. De acuerdo con las publicaciones, la mujer decidió mostrar fotos con fajos y fajos de dinero junto con la advertencia, luego de que su marido la golpeara y se generaran hashtags como “#justiciaparamell” y “#todassomosmell”.
La situación pone el ojo en la administración de Andrés Manuel López Obrador, ya que el agresor está íntimamente relacionado con proveedoras gubernamentales del servicio de limpieza. Se trata de José Juan Reyes Domínguez, cuyo hijo es representante legal en Gerlim S.A. de C.V., firma en la que figuran como accionistas Santiago Reyes López y Raúl Reyes Domínguez. Mientras que en Grupo Relissa Servicios Corporativos S.A. de C.V. ha aparecido como representante legal Francisco Javier Rodríguez Mote, a quien se ubica como su sobrino.
Este año, Gerlim se ha anotado por lo menos 10 contratos por un total de 53 millones 700 mil pesos, a los que se suman otros 35 convenios en 2019 por 268 millones de pesos. De acuerdo con Compranet, entre las contratistas se encuentra la Fiscalía General de la República (FGR), de Alejandro Gertz Manero; Comunicaciones y Transportes, ahora al mando de Jorge Arganis Díaz, y el Centro Nacional de Control de Energía, por mencionar algunos. Por su parte, Grupo Relissa se quedó con el aseo del ISSSTE, de Luis Antonio Ramírez Pineda, a cambio de 385 millones de pesos que se embolsaría al término de 2020.
@MarioMal
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