El Congreso aprobó la semana pasada las leyes secundarias, para garantizar una paridad de género sustantiva y una vida libre de violencia para las mujeres. Si bien los legisladores han aprobado muchas cosas en las semanas recientes, este caso es distinto. No se trata de pendientes heredados de la administración anterior, si no que fue la presidenta Claudia Sheinbaum quien propuso estas reformas.

Con estas leyes, el Estado impulsará las políticas públicas necesarias para terminar con las desigualdades que históricamente han afectado a las mujeres. Con ellas también ampliará sus facultades para prevenir la violencia de género y tratar de erradicarla.

La titular de la recién creada Secretaría de las Mujeres, Citlalli Hernández, me dijo en entrevista que estas reformas “plantean que el Estado asuma un doble compromiso con las mujeres. Por un lado, fomentar la igualdad para que en toda la política pública exista perspectiva de género y, por otro lado, fortalecer el sistema de procuración de justicia de seguridad pública.”

Uno de los objetivos de estos cambios legislativos es eliminar la brecha salarial. Si una mujer gana menos que un hombre por hacer el mismo trabajo en las mismas condiciones, podrá acudir a las autoridades para denunciar esta disparidad. La ley sancionará al empleador y lo obligará a corregir.

Para los casos de violencia intrafamiliar, la reforma plantea que será el agresor quien tendrá que salir de casa. Casi siempre es la mujer víctima de violencia quien huye junto con los hijos. Ahora tendrá por ley el derecho a permanecer en el hogar y será obligación del Estado encargarse de que se vaya quien ejerce violencia.

Mucho de lo planteado en estas reformas será difícil de ejecutar en la realidad. Construir una sociedad más paritaria y armónica requiere de cambios culturales, educativos, familiares y sociales muy profundos. Empujar esas modificaciones requiere de mucho tiempo. Pero los procesos se aceleran con reformas como ésta, de la mano de una verdadera voluntad política de hacer una diferencia.

Un gran paso en este sentido es la creación del Sistema Nacional de Cuidados. Las madres trabajadoras, que resultaron tan afectadas con la desaparición de las Estancias Infantiles, ahora contarán con los CECI (Centros de Educación y Cuidado Infantil). Se trata de la nueva etapa de guarderías del IMSS, que pueden llamarse como sea, pero lo importante es que le devuelven ese derecho a las mujeres que lo habían perdido.

Su creación se dará de forma progresiva. Las primeras beneficiarias serán las jornaleras agrícolas y las trabajadoras de las maquilas en Ciudad Juárez, Chihuahua. Para esas mujeres será un apoyo crucial. La mayoría son jefas de familia, y solas tienen que ser tanto cuidadoras como proveedoras económicas.

Estos cambios son alentadores. Nos permiten ver que tenemos a una mujer en la presidencia del país con la intención de gobernar con perspectiva de género. Toca alinear a todos los actores políticos, a la sociedad civil organizada y a la iniciativa privada con esa misma intención. Hay una deuda histórica con las mujeres mexicanas. Es tiempo de empezar a saldarla.

@PaolaRojas

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