La semana pasada se dio a conocer la existencia de una red de tráfico de imágenes íntimas. Lo que parecía ser simplemente un grupo de Telegram, era en realidad un espacio para exhibir a estudiantes universitarias de Yucatán. Con el nombre de “Zorritas de la UAM” tenía casi 1,300 integrantes que compartían fotos y videos sexuales de sus compañeras.
Fue el colectivo Sororidad Anáhuac el que hizo la denuncia en redes sociales. Se trata de la red de tráfico de material íntimo más grande detectada hasta ahora en México. Pero seguramente no es la única. Y es que crear un grupo con estas características es fácil y la impunidad está prácticamente garantizada. Quienes están detrás se escudan en el anonimato, y si algo se filtra, simplemente cierran ese espacio y abren otro al que muy pronto se unen los integrantes del anterior.
Llama la atención el nivel de mezquindad de quienes lo hacen posible. Desde luego la de los organizadores, pero también la de todos los participantes. Estamos hablando de estudiantes universitarios que no tuvieron ningún reparo en difundir imágenes íntimas de sus amigas y compañeras. En muchos de los casos las víctimas son sus parejas o exparejas. Es un acto de violencia y una traición muy cobarde. Lo terrible es que, desde esa misma cobardía, disfrutan burlándose masivamente de quienes confiaron en ellos y compartieron su intimidad.
Para evitar que el caso quede impune es crucial que existan denuncias formales. Sin embargo, muchas deciden no hacerlo por el temor a ser revictimizadas. Hay funcionarios que ven a las mujeres en esa circunstancia con desprecio. Hay también una sociedad que las señala y nadie quiere exponerse a algo así.
Es por eso que las universidades involucradas pusieron a disposición de la comunidad estudiantil un espacio adecuado para que se hagan esas denuncias sin exhibir a las víctimas. Han dicho también que les darán apoyo psicológico y se han comprometido a investigar a los responsables. Ahí es donde tiene que entrar la autoridad. La Fiscalía de Yucatán ya abrió una carpeta de investigación y colabora con la policía cibernética.
Es muy importante que de verdad lleguen al fondo y existan sanciones. Es un caso que ha alcanzado notoriedad a nivel nacional. Si se hace justicia inhibirá que grupos así sean replicados en otros lugares. Si queda impune, será una invitación a que estos tan despreciables intercambios se multipliquen. Si no llegan a los responsables, serán las autoridades las que quedarán exhibidas como incapaces, negligentes o hasta cómplices. Hagan bien su trabajo. Somos muchas las que estamos atentas.