Ricardo Rocha

Refundar México

06/02/2019 |11:49
EL UNIVERSAL San Luis Potosí
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“Es un imperativo. Es absolutamente indispensable. Si queremos dejar de ser el país de las matanzas. Si aspiramos a darnos una opción de futuro. Si realmente deseamos preservar la nación.

No es exagerado. La refundación es primordial. Hoy estamos viviendo una lección histórica que no podemos soslayar. A menos que el cinismo nos haga trascender como ciegos, sordos y mudos.

El crimen horrendo de Iguala-Ayotzinapa debe ser un punto de inflexión. A partir del dolor y la muerte, plantearnos la posibilidad de la justicia y la vida. Si no implementamos ahora mismo cambios radicales, van a seguirse produciendo masacres como las de Tlatelolco, El Bosque, El Charco, Aguas Blancas, Acteal, San Fernando y ahora Iguala. Porque estos asesinatos, que ahora nos exhiben hacia dentro y hacia afuera como un México bárbaro, no son hechos aislados ni obras de la casualidad. Son manifestaciones sistemáticas de un México pobre, desigual, injusto y profundo que emerge de tanto en tanto a la superficie.

Yo les diría a todos, presidente, partidos y empresarios, que la única vía para que el oprobio no se suceda una y otra vez es la implementación, con carácter urgente, de un nuevo modelo económico en el que se inserte un auténtico pacto social: detener la inercia suicida de que cada año haya más pobres; cambiar la tendencia fatal de cada mes: menos que tienen más y cada vez más que tienen menos; frenar la voracidad de las ganancias monstruosas frente a los salarios de hambre; dejar de ver a la pobreza con lástima, para mirarla como oportunidad de generar riqueza a partir de ella; reactivar el mercado interno; crear empleos productivos en zonas marginadas; implementar una gran revolución educativa para evitar que siga habiendo escuelas normales rurales que sobreviven gracias a la caridad pública. En pocas palabras, entender de una vez por todas que los estallidos sociales, la represión y las matanzas son originadas en un México brutalmente injusto, corrupto y políticamente convenenciero y antidemocrático”.

La mala, es que esto lo escribí y lo dije en noviembre de 2014. Hace más de cuatro años. Y no ha pasado nada. Incluso ahora Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos de Gobernación, ha reconocido que “México es una gran fosa clandestina” que enfrenta una “problemática lacerante”. Se tienen documentados al menos 40 mil casos de desaparecidos y la existencia de mil 100 fosas encubiertas en el territorio nacional. Además, hay 26 mil cuerpos sin identificar.

La buena, es que el nuevo gobierno se ocupa de esta herida abierta. Para ello, ha anunciado la operación de un Sistema Nacional de Búsqueda, una Comisión Nacional de Búsqueda, comisiones locales, la creación de un Instituto Nacional de Identificación Forense; la implementación de protocolos de búsqueda e investigación, así como el establecimiento de un Sistema Único de Información Tecnológica e Informática.

La duda es si instaurar nuevos organismos sea la solución a este doloroso desafío. Como decía Montesquieu: “si quieres dar la impresión de que pretendes arreglar algo, pero no sabes cómo hacerlo, forma un comité”. Por eso la exigencia es que se pongan a trabajar las instituciones que ya existen y que ofrezcan los resultados que nos rescaten de la barbarie y nos reinstalen en la civilización.

Periodista.